Iñaki Errazkin: «Nunca he perdido la afición, el ciclismo es mi gran pasión»

– ¿Cómo van los entrenamientos para las próximas marchas?

Bien, dentro de lo que cabe. Vamos poco a poco. Cada vez hacemos entrenamientos más largos. Salimos todos los fines de semana.

– ¿Cuál es la salida más dura que han hecho con el grupo?

– El año pasado, por ejemplo, subimos el Stelvio, en los Alpes. Hicimos unos 160 kilómetros. Luego hemos hecho alguna más larga, de unos 200 kilómetros.

– ¿Cuándo comenzó a andar en bici?

– En casa no había más que bicis para moverse de un lado a otro. Vivía a tres kilómetros de Hernani y nos movíamos siempre en bici. En casa siempre ha habido afición al ciclismo. Tengo otro hermano que también andaba en bici.

– ¿Cómo empezó la afición en la familia?

– Mi padre trabajaba en una papelera y tenía un primo que corría en profesionales. El mayor de mis tíos corrió con Rafa Carrasco, que fue profesional en la década de los 60 y luego director de varios equipos profesionales. En un Campeonato de España, en Reus, quedaron primero y segundo. Carrasco le ganó al sprint. El hermano de mi padre se cuidaba mucho, yo era un poco la oveja negra. Andaba en bici, pero de cuidarme nada. Ahora sí me cuido.

– ¿Pensó alguna vez que podría llegar a profesionales?

– Estuve un año en aficionados y en categoría máster otros cuatro. Gané alguna carrera. Ahora, entre semana ando unos tres días y luego sábado y domingo. En total, cinco días a la semana.

– ¿Cuántos kilómetros hace al año?

– Unos 15.000 o 16.000. Algún año he llegado a los 20.000 kilómetros.

– ¿Cómo conoció la Musara Reus?

– Después de la pandemia. Habíamos salido muy poco y alguno de los amigos de la grupeta nos comentó que por fechas nos iba bien y la carrera tenía buena fama. Fue el 30 de octubre, creo. Nos animamos cuatro o cinco.

– ¿Les gustó?

– Fue una experiencia muy chula. Un recorrido muy bonito, nos encantó. La afición, la organización, el ambiente que había... Todo estuvo muy bien.

– ¿Se les hicieron cortos los 135 kilómetros de la prueba?

– No, no, no (risas). Ya vale, ya vale. Dándole un poco fuerte ya son bastantes. Los años no perdonan...

– ¿Le sigue gustando la bicicleta tanto como cuando era joven?

– Sí, nunca he perdido la afición. Me preparo ahora mejor que antes, eso sí. Me gusta todo el deporte, pero es que con la bici voy ciego. Mi pasión es el ciclismo.

– En la grupeta le llaman aitona. ¿Le respetan dentro del grupo?

– No, no mucho. Los recorridos de los sábados los elijo yo. Alguna trampa ya les he metido para calentar un poco el ambiente. Hay un par de jóvenes que andan muy bien, pero yo no me quedo nunca. Y aunque lo haga, como conozco los caminos voy recuperando.

– ¿Hay algún ciclista que le haya impresionado especialmente?

– De chaval, el que más me impresionó fue (Jacques) Anquetil. Le vi en una contrarreloj entre Baiona y San Sebastián en La Vuelta a España y me quedé sorprendido. Le vi subiendo de Irun a Oiartzun, una cuesta bastante empinada, y parecía que venía parado, es que ni se movía. Le veías y parecía que iba despacio. Otros corredores iban moviéndose mucho y pensaba que venían más rápido. Pero luego veías los tiempos y les había metido una minutada a todos.

– ¿Y de los vascos de ahora?

– Quizás, Pello Bilbao. No se le reconoce todo lo que debería, pero es un tío que da callo y trabaja. Donde sale, siempre está arriba, entre los 10 primeros. Es un chaval que siempre va bien y da resultados.

– Sus compañeros dicen que tiene mucha capacidad de sufrimiento, que aguanta siempre bien sobre la bicicleta.

– No todas las personas somos iguales. Yo, por ejemplo, sé coger un ritmo y aguantar. A mi edad, si alguno pega un tirón, pues se va. Pero yo sigo a mi ritmo y de allí a poco tiempo, ya estoy encima.

– ¿Cómo se definiría como corredor?

– Siempre he subido bastante bien. Si hay que llanear, me defiendo. Y si llega un sprint de un grupito pequeño, también salgo. Bueno, o salía. He corrido alguna contrarreloj como aficionado y no andaba mal. Soy un corredor completo.