Diez años son más que una década
Urkaregi primer guipuzcoano en ganar la Vuelta a Gipuzkoa desde Euken Gallego en 2015, dará el salto de júniors a profesionales con el filial del Lidl-Trek, en un movimiento que retrata el ciclismo actual
Hubo que mirar en la hemeroteca para constatar que diez años son más que una década. La semana pasada, el larrauldarra Eñaut Urkaregi (Tolosa-Danena) ... se apuntaba la Vuelta a Gipuzkoa júnior y fue necesario retroceder hasta 2015 para encontrar al anterior vencedor guipuzcoano: el donostiarra Euken Gallego.
El ciclismo es otro en este tiempo. Gallego, que corría en el Laguntasuna de Errenteria, pasó a aficionados con el Jira-Bira de Zarautz. El responsable de la formación, Ismael Etxarri, recuerda que «en aquella época, un equipo Eulen, que era la mitad de lo que somos ahora, tanto a nivel de presupuesto como de estructura, podía fichar al ganador de la Vuelta a Gipuzkoa. Hoy en día, no lo pueden fichar ni siquiera los filiales». Urkaregi no pasará a los equipos punteros del calendario Euskaldun, ni al Caja Rural ni al Finisher ni a la Fundación Euskadi, que están fuera de la puja por un ciclista que sube directamente al Lidl-Trek Continental, sin competir en aficionados.
No es la primera vez que pasa. De hecho, el ganador de la Vuelta a Gipuzkoa de 2024, el alicantino Héctor Álvarez, corre este año en ese mismo equipo satélite del Lidl-Trek, que comanda Markel Irizar, con el que firmó para cuatro temporadas. Estos conjuntos se autodenominan de formación, pero son profesionales y la exigencia es alta, con ciclistas muy competitivos de todo el mundo cobrando un sueldo. Urkaregi tiene 18 años. En el campeonato de España logró la medalla de plata tras Benjamín Noval, de 16 años, primera campaña como júnior, que ha fichado por el Ineos a partir de 2027.
Euken Gallego firmó por el Eulen con el objetivo de compatibilizar el ciclismo con los estudios de Ingeniería. Cuando cumplió los cuatro años sub-23 y dejó la bici, ya tenía la carrera terminada. Otros compañeros suyos, como los hermanos donostiarras Jokin y Mikel Sarasola o el antzuolarra Aritz Kortabarria también apostaron por combinar los libros con la bici.
Por supuesto que muchos ciclistas amateurs siguen con sus estudios, como es natural. El nuevo campeón de España sub-23, Yago Agirre, también dio el salto de juveniles al circuito Continental. Compatibilizó su estancia en el equipo alemán Rembe con la carrera de Matemáticas en la universidad neerlandesa de Groningen. Tras dos años, se ha recalificado como amateur en la Fundación Euskadi. Pero es evidente que hay una presión creciente entre los equipos más poderosos del mundo para atar al talento joven cuanto antes mejor.
Urkaregi va a ser una ausencia notable en el calendario Euskaldun, otrora referente indiscutible y aún hoy joya de la corona del ciclismo de formación. La no presencia del larrauldarra no favorece a la calidad del pelotón y le resta variedad. Irizar y su equipo prefieren que se foguee en otros escenarios.
La explosión de los talentos jovencísimos al máximo nivel en los últimos años (Pogacar, Evenepoel...) ha moldeado la perspectiva. Aunque todo el mundo sabe que se trata de casos excepcionalísimos, lo cierto es que ese fenómeno presiona al sistema. Y lo notan los chavales. Hasta el punto de que, a veces, si un júnior que destaca mucho no recibe la llamada de un equipo World Tour puede llegar incluso a sentirse frustrado. Trabajar esas situaciones, antes inimaginables, es una nueva tarea en la formación de ciclistas.
El mundo avanza y, hasta en un deporte tan amante de las tradiciones como el ciclismo, diez años son mucho más que una década. Es el tiempo que ha pasado entre los triunfos de Gallego y de Urkaregi, sea el que sea.
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