José Luis Sanz | Organizador de la Clásica de Ordizia

«Gimondi pinchó cinco veces, pero verle rodar era una maravilla»

– Cien ediciones, cuesta hacerse una idea de la dificultad de llegar hasta aquí.

– Es la fecha más especial y al final se ha llegado. Hace quince años tuve dudas de si sería posible, atravesamos una época muy difícil. Los años 80 también fueron otra época muy complicada, siempre por motivos económicos. Tuvimos la idea de crear la figura del socio protector, que ayuda a la carrera a través de una cuota anual. Ahora está en 35 euros. Además de eso, hacemos un sorteo de un viaje valorado en mil euros para dos personas y todo eso ayuda.Queríamos mil socios, pero a lo máximo que llegamos fue a 400. Es una figura, además, que no se renueva. Se da de alta poca gente aunque, casualidad, la semana pasada hicimos alguno.

– ¿Es verdad que José Luis Sanz lo deja?

– Sí. Me quiero retirar.Llevo 60 años en la carrera, empecé a los 15 ayudando a mi padre. Era delineante y le ayudaba a hacer el plano de la carrera y los perfiles. Se organizaba toda la carrera en el mes de julio, ahora son meses de trabajo, y se podía contratar a corredores sueltos. Recuerdo que en las bodas de oro tuvimos en Ordizia a Gimondi y a Motta, que eran el no va más. Ahora hay que traer equipos completos.

– ¿Cuánto ha cambiado la manera de hacer las cosas?

– Todo es distinto. Para hacer las placas de los coches de los equipos íbamos a la carpintería a por una chapas y a la imprenta a por el papel para pegarlo encima. Tenía jornada intensiva en el trabajo en julio y aprovechaba las tardes para hacer las cosas de la carrera. La salida era a las ocho de la mañana y a las siete había misa. El cura no se andaba con rodeos y en un cuarto de hora había terminado.Había corredores que iban a misa y luego el cura seguía la carrera en un coche que llevaba la placa de capellán.

– ¿Es la carrera más antigua del calendario?

– Es la segunda que se disputa de forma ininterrumpida desde hace más tiempo, después del Tour de Flandes.

– ¿Ha peligrado esa continuidad alguna vez?

– Ha habido años de bajar la persiana, pero yo tenía en mente hacer la prueba cien y al final se ha conseguido.Que coincida con mi año 60 en la organización es buen momento para dejarlo (se hará cargo de la organización su hermano Ketxus). Necesito descansar. Me ha afectado a la salud. He tenido problemas de tensión, una vasculitis y he sufrido tres ictus, en los que he tenido suerte porque me atendieron muy rápido y he podido seguir adelante. En 1996 me miró un amigo médico en el hospital Puerta de Hierro de Madrid y le pregunté si podía seguir en el ciclismo. Me dijo que no lo dejara, que mi cabeza tiene que seguir trabajando y fui al Giro de Italia, al Mundial deZolder y mi última carrera fue la Vuelta a San Juan, en Argentina.

– Todo esto, ¿en su faceta de árbitro internacional?

– Así es. Mi mujer ha venido conmigo a carreras dos veces.La primera, un Intervelódromos en Salamanca.En cuanto salió me dijo que nunca más me acompañaría.La otra, esa última de Argentina. Aprovechamos para quedarnos diez días en el país.

– ¿La Clásica del centenario va a ser la mejor deportivamente?

– El año pasado y este han sido buenos. Recuerdo con cariño las bodas de oro en 1973 con Gimondi y Motta. Ganó Santi Lazkano y Gimondi sufrió cinco pinchazos, increíble. Pero verle rodar era una maravilla. También a Bahamontes en 1961. ¡Cómo pasaba coredores en Mandubia! Ganó Roberto Morales, que llegó con San Emeterio, que era compañero de Bahamontes. Cuando le dijo a Fede 'me ha ganado', Bahamontes le respondió: '¿Qué?'. No daba crédito, pero Morales era un ciclista muy rápido.

– Sesenta años darán para un sinfín de anécdotas...

– La segunda vez que ganó Pérez Francés, en 1964, el Kas se enteró de que cobraba por correr, 10.000 pesetas donadas por un mecenas del pueblo, e hizo boicot.Salieron con dos corredores y se retiraron enseguida. Solo participaron 32 corredores. Como este año, 23 equipos, no ha habido nunca. Habrá ciclistas de los cinco continentes. Las instituciones se han portado bien, también los socios protectores y el pueblo ha colaborado comprando la rifa.

– ¿Cuánto cuesta organizar la Clásica de Ordizia?

– 133.551 euros (lo dice sin pensar ni mirar un papel).

– Es dinero...

– Creo que nos va a subir un poco más el precio, de todas formas. Hemos diseñado un polo del centenario y habrá una comida oficial. Quiero terminar dejando a la gente con buen sabor de boca. He tenido claro que la prueba cien era el momento de dejarlo y ya ha llegado.

– ¿Una de las claves de la Clásica de Ordizia es el recorrido, con los pasos por Larraitz y Altzo?

– 2013 fue mi último año de árbitro y vinieron dos altos cargos de la UCI. Me hicieron un homenaje y al final de la carrera me dijeron que tenemos un recorrido para hacer el Mundial. ¡Para organizarlo habría que vender el pueblo! Estuve 40 años de asesor técnico de la Vuelta al País Vasco con Jaime Ugarte, 35 en la Clásica de San Sebastián, 25 en Andalucia, más de diez en Murcia y Almería...

– ¿Quién ha sido su ciclista favorito?'

– Siempre fui más de Bahamontes que de Loroño.