

Secciones
Servicios
Destacamos
Iris Junio Mbulito (Las Palmas, 1999) posee un récord: fue la jugadora más joven en debutar en la Liga Femenina Endesa. Lo hizo con 14 ... años. Llegó en enero al IDK, quiere divertirse, mejorar y ganar muchos partidos. Le sobran talento y una clase descomunal, como demostró el jueves al ser la mejor ante el Valencia en los cuartos de final de la Copa con diez puntos y ocho rebotes. Aunque no todo ha sido un camino de rosas para ella. Tuvo que parar de jugar y abandonar sus hábitos porque se sentía «ahogada». Y lo cuenta con una naturalidad abrumadora, como es ella en una cancha de basket.
– Gran Canaria, Arizona, Long Island y... Donostia
– Irme de Gran Canaria a Estados Unidos fue un gran cambio para mí porque nunca había estado fuera de Europa. Me fui con 19 años, crucé el charco, no sabía mucho inglés y supuso un gran cambio. Y este ha tenido su aquel porque es la primera vez que vivo en España, pero no en Gran Canaria.
– ¿Y qué tal?
– Muy bien. Me habían dicho que la ciudad es preciosa y que llovía mucho, pero estoy contenta porque me están tratando muy bien y no me puedo quejar del cambio que he hecho.
– ¿Cuánto tiempo lleva en el IDK Euskotren?
– Llegué el 5 de enero.
– Algo más de dos meses. ¿Qué le ha gustado o qué le han dicho que tiene que ver o hacer?
– Si soy sincera, no me ha dado mucho tiempo a ver cosas. Tengo otro trabajo además de jugar en el IDK, pero prometo sacar tiempo porque me han dicho que debo ver muchas cosas.
– ¿Se puede decir qué trabajo tiene además de ser baloncestista profesional?
– Sí, sí, claro. Trabajo en una empresa que se llama 'Pick US' y reclutamos niñas y chicas jóvenes que quieren ir a Estados Unidos para compaginar los estudios y el baloncesto. Básicamente, lo que yo hice. Quien ahora es mi jefe quiso que trabajara con él y estoy haciendo eso. Así que cuando no juego, mi labor es esa, ayudar a niñas que tienen el sueño de jugar y estudiar en una universidad estadounidense.
– ¿Por qué cree que hay tantas chicas que deciden cruzar el charco?
– La universidad en Estados Unidos tiene un coste altísimo y nuestra labor es intentar que las chicas que vayan allí cubran el cien por cien de los gastos con la beca. En mi caso fue así y mis padres no tuvieron que pagar nada. Ese es el objetivo de la empresa.
– Siga.
– Hay muchas niñas que van porque quieren vivir la experiencia de estar un año fuera de casa en Estados Unidos. Otras pretenden vivir de verdad el sueño de ir a la WNBA porque tienen mucho nivel y lo pueden conseguir. Y hay quienes solo van por el tema de compatibilidad estudios-deporte.
– No hace mucho tiempo que viajó usted a Estados Unidos. ¿Nota que ha cambiado mucho?
– Pues sí, las cosas han cambiado, por lo menos para las chicas de primer año. Yo me entero casi todos los días de algo nuevo que no existía cuando estaba yo. Debo prepararme casi todos los días.
– Estaba usted en Gran Canaria. ¿Cómo se decidió a venir al IDK Euskotren?
– Mi agente me comentó varias ofertas que había y una de ellas era la del IDK. Tras jugar contra el IDK en el Gasca, estuve charlando con varias jugadoras. Creo que he acertado.
– Conocía ya a varias jugadoras.
– Sí, sí. Con Yurena jugué en Gran Canaria, Alba Prieto es de mi quinta. Conocía a María España, a Laura Westerik... Y a Azu, con la que estuve en la selección sub-20 y entablé una conexión especial.
– ¿Es cierto que el IDK es un club familiar?
– Mi experiencia no es muy grande porque solo he estado en Gran Canaria y aquí. Noto que entre todas nos llevamos muy bien, hay muy buen rollo en los entrenamientos y se palpa un buen ambiente. Carmen y Azu llevan muchos años, el club está asentado y yo particularmente estoy muy a gusto y muy contenta.
– ¿Siente que su fichaje ha sido un salto de calidad del club?
– No lo sé. Lo que puedo decir es que voy a entrenarme súper motivada, suelo tener bastante energía cuando entro en calor e intento dar el máximo todo el rato. Me pongo miniobjetivos cada entrenamiento para ir cumpliéndolos y ser mejor cada día.
– Tiene 24 años y debutó hace diez, con 14, en la Liga femenina Endesa.
– ¡Cómo pasa el tiempo, eh! (ríe).
– Eso es una pasada, ¿no cree?
– Siempre le estaré agradecida al Gran Canaria y a mi entrenador en ese momento por darme la oportunidad de debutar.
– ¿Cómo fue? Porque además fue en el Gasca.
– Y de verdad que acordarme de ese día ayudó también a que me decidiera a venir aquí, porque el Gasca es un lugar muy especial para mí. Mucho.
– Continúe.
– Pues nada. Estaba en el banquillo repartiendo el agua, las toallas, y en el segundo cuarto me llaman y digo '¿qué pasa?'. 'Pues que sales', me responden. Y nada. Al principio un poco en shock pero nada. Es algo para lo que te has entrenado y dije 'sal y hazlo lo mejor que puedas'.
– Lleva toda la vida en esto...
– Sí, de hecho creo que antes de andar ya tenía un balón en mis manos (ríe).
– ¿Qué tal su etapa en Estados Unidos?
– He hablado de mi experiencia en Estados Unidos y hay matices que han hecho a la gente pensar que he vivido una mala experiencia allí, que lo he pasado fatal. No es así, porque volvería si se me presentara la ocasión. A ver, me pasaron cosas buenas y otras no tanto, aunque fue una experiencia dura al inicio.
– ¿Por qué?
– Llegué sin un buen nivel de inglés y me relacionaba con la gente a través del traductor de Google, fíjate. Toda mi tarea la hacía en castellano y la pasaba luego al inglés. He de decir que mi tutor y mi mentor me ayudaron mucho ese año. Yo tenía 19 años y el cambio era tan grande que no estaba tan preparada para todo lo que se me venía encima.
– ¿Y en el baloncesto?
– También distinto porque yo llegaba de un juego que era ataque, ataque y ataque, y mi entrenadora en Arizona State era solo defensa. Y mi defensa, te puedes imaginar cómo era (ríe al recordarlo). Me costó mucho tanto balocestística como académicamente y la consecuencia fue que empecé a lesionarme y estuve tres años en los que sufrí problemas que requerían pasar por el quirófano. Al final, las lesiones te afectan, llevaba un cúmulo de todo y me derivó en ansiedad y más adelante en una depresión.
– ¿Cómo se sentía?
– Pues ahogada, como si estuviera en una jaula. Necesitaba coger aire y entre todos decidimos que tomarme un descanso de las canchas iba a venirme bien. Hice eso y sentía que podía respirar.
– Perdone. ¿Un año sin coger un balón?
– Sin coger un balón y sin ver baloncesto. Nada. Ni tirar a canasta ni nada. Fui una estudiante normal que no hacía deporte. Iba a clase, conseguí un trabajo en la universidad y no podía ver un partido porque me daba ansiedad.
– ¿Qué edad tenía?
– 21 años. Era mi segundo año de Universidad.
– ¿Y cómo le dio la vuelta?
– Pues mira, el 15 de marzo de 2022 me dije 'voy a volver a jugar a baloncesto'. Hablé con mi jefe de ahora, Dani Montoliu, y le dije si me podía ayudar a buscar algo. Recibí ofertas de universidades grandes pero quería algo más light, más ligerito. Decido ir a Long Island.
– ¿Cómo fue ese primer tiro a canasta?
– Ufff (se tapa la cara). Muy mal, todo 'airballs' (tiros que no tocan el aro).
– No le creo...
– Si, sí. Estuve más de un año sin tirar. Los primeros días me pesaba el balón.
– ¿Tuvo también un cambio físico?
– No, por suerte no engordé. Creo que eso son los genes de mis padres. Sí te notas distinta. De no entrenarte, los músculos ya no estaban tan marcados. Pero no observé mucha diferencia en mi cuerpo.
– Su calidad está fuera de toda duda. ¿Dónde está su techo en el baloncesto?
– ¡Vaya pregunta! No sé qué decir.
– ¿Le gustaría ir con la selección absoluta, por ejemplo?
– Pues sí, la verdad. He jugado en todas las categorías inferiores y me falta la absoluta. Al mismo tiempo, soy consciente de que hay un grupo de jugadorazas con un gran talento y va a ser muy difícil. Estaría bien. Vamos a ver si puedo llegar a ese nivel para entrar en una convocatoria de la selección.
– Todo esto que está contando presenta varias similitudes, por ejemplo, con lo que le ha sucedido a Ricky Rubio. Ambos han contado abiertamente que han sufrido problemas y se han apartado del baloncesto.
– Sí, puede ser. A ver, me encantaría tomar un café con Ricky Rubio un día y charlar un poco de todo. Hay algunas cosas que tenemos en común y podemos compartirlas. Es un referente, un ídolo y me emocioné al ver que se tomaba un tiempo de descanso. No quiero decir que yo fuera pionera en esta cuestión porque sé que ha habido gente deportista que lo ha pasado mal. Cuando lo compartí yo, me costó mucho porque no lo hice público hasta meses después. Pero reconforta sentir tanto cariño, amor y comprensión.
– El café con Ricky que sea después de firmar un temporadón con el IDK...
– Ah, sí. Ricky deberá esperar porque tengo planes aquí con el IDK (ríe).
– ¿Cuáles son sus objetivos?
– Terminar el año sin lesiones y divertirme jugando a baloncesto. Uff, me emociono al decirlo. Si ocurre eso...
– Y si pasa y el último día le ponen un papel para seguir en IDK, ¿lo firma?
– Estoy muy contenta y si estás feliz te quedas. Pero ya sabes que esto es muy largo. De todas maneras repetir en el IDK es una opción que veo muy viable.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.