No se tardará en llegar al 50%
Elena Silvestre
Sábado, 8 de noviembre 2025, 01:00
Este año no correré la Behobia-San Sebastián. Prometo volver a intentar pelear por la txapela. Tengo un segundo puesto, un tercero y un cuarto. ... Y me encantaría subir a lo más alto del podio en esta carrera tan especial. Hace medio año que fui madre y, aunque ya haya competido en el 3 Playas y en la 15K, sorprendiéndome a mí misma por lo bien que me encontré en ambas, lo cierto es que me gustaría poder preparar con mayor mimo la Behobia. Cuando tenga garantías de que podré ser competitiva, volveré. No estoy mal para haber sido madre hace medio año, pero cada día es un mundo y no sé qué me deparará la noche previa a la carrera. La he corrido en ocho ocasiones; la primera en 2010 y la última, en 2022. E, insisto, es especial, es única. Muy diferente a cualquier otra carrera. Este año me tocará ver la Behobia de este año desde la barrera, animando. La disfrutaré, aunque seguro que ese gusanillo de querer estar en la línea de salida acaba apareciendo, sobre todo según se vaya acercando la hora del pistoletazo. Esos nervios, esas sensaciones previas son únicas. Me encanta ver cómo cada año somos más las mujeres que nos inscribimos tanto en esta multitudinaria popular como en otras. Es sinónimo del empoderamiento femenino. Nos vemos cada vez más capaces, incluso en este tipo de carreras que tienen un grado de dureza mayor que otras pruebas. Porque la Behobia no es sencilla. Son veinte kilómetros más o menos duros, con subidas y bajadas. Ya se está viendo cómo en Gipuzkoa se está llegando al 50% de participación femenino en distancias más cortas. Y la evolución en la Behobia también es imparable. Un 34% este año. Y subiendo. Estoy convencida de que más pronto que tarde se alcanzará el 50% también en la Behobia. No se tardará en llegar, porque basta con mirar alredor para ver cómo cada vez son más los grupos de running femeninos que entrenan incluso varias veces por semana. Miles de mujeres que están probando y que se acaban enganchando. Es una alegría tremenda.
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