Asier Cuevas: «Esta Behobia-San Sebastián va a ser más emotiva que nunca»

– ¿Qué tal va de la lesión?

– Bien, voy mejorando, gracias.

– ¿Qué le pasó?

– Me hice una rotura de fibras en el isquiotibial de la pierna izquierda, mientras entrenaba. Se suponía que iba a necesitar 15 días para poder recuperarme del todo, pero al final han sido dos meses. Ahora parece que ya está más o menos bien y estoy volviendo poco a poco a entrenar con normalidad. No fue una lesión importante, pero la rotura estaba en mal sitio... me ha dado guerra.

– La Behobia-San Sebastián vuelve a inundar las calles de pasión y color. ¿Es esta la edición más especial que ha conocido?

– Puede ser, sí. Pero lo pienso también del resto de carreras populares que se han podido celebrar ya en este 2021. El calendario este año ha sido alterado por la pandemia... Si antes ya había un cúmulo de carreras, sobre todo populares, ahora se están juntando las populares con las de los federados, porque la temporada de cross se ha compactado mucho y se están haciendo pruebas ahora que antes no solían hacer por estas fechas.

– (...)

– La sensación que tengo es que esta Behobia va a tener una mayor carga emotiva que en otros años, seguro. Esta carrera es la 'reina' de las populares, se nota en las calles que ya llega, porque hay mucha gente entrenando, aunque otros años he llegado a ver a más personas corriendo. Lo que pasa es que hay algo que me sigue sorprendiendo...

– ¿Y qué es?

– La cantidad de gente en bicicleta que se ve estos meses. Es una barbaridad la de gente que tras la pandemia se ha subido a la bicicleta y se ha puesto a darle a los pedales.

– ¿Ha corrido usted muchas veces la Behobia?

– Alguna que otra vez. Me gusta, pero me suele pillar preparando la maratón de otoño. Recuerdo una que corrí siendo un chaval, y que me apunté porque me había picado con un amigo. Él me decía que a ver si era capaz de bajar de la hora y diez minutos. ¡La hice en hora y ocho! (risas)

– ¡Menudo tiempazo!

– No estuvo mal, no. Después, ya en serio, la he corrido creo que un par de veces, y una de ellas lesionado. En las dos salí satisfecho con el resultado.

– Una de las particularidades de la prueba es que no suele haber dominio africano.

– Eso es. La Behobia no tiene premios importantes de dinero, y los africanos no suelen correr por amor al arte, por así decirlo. Suelen ir a carreras en las que hay premios fijos por salida, y esas cosas. Con todo, la Behobia tiene siempre competidores de mucho nivel.

– ¿Cuándo surgió la chispa de su pasión por correr?

– (Se lo piensa) Eh... Bueno, yo empecé a correr con seis años, en las típicas carreras entre colegios. Me gustó desde siempre, y lo compaginé hasta los 14 años con otros deportes como la pelota o el fútbol. Vamos, como cualquier otro niño.

– ¿Y cuándo se dio cuenta de que se le daba mejor que al resto?

– Puede ser que el maratón que hice en 2001 fuese un antes y un después para mí. Hice una marca muy potente siendo un debutante, llamé mucho la atención en el mundo del atletismo. En ese momento ya me metí de lleno a preparar las largas distancias.

– ¿Tuvo referentes a los que seguir o imitar?

– No he sido de ídolos y esas cosas, pero reconozco que el portugués Carlos Lopes me llamaba mucho la atención. Fue campeón del mundo y también olímpico, y sus grandes éxitos llegaron cuando rondaba los 40 años. Después he seguido a grandes como Gebrselassie o Bekele.

– Para el común de los mortales correr 20 kilómetros es toda una hazaña. ¿Qué tienen las carreras de larga distancia?

– Supongo que se trata de un desafío contra ti mismo. No sé muy bien cómo explicarlo... Es cierto que es más sencillo de explicar el auge de las carreras de montaña porque en ellas no luchas contra el reloj. Para llegar a un maratón o a una 100K (100 kilómetros) tienes que haber seguido una evolución lógica. Al final, acabas llegando a las ultras.

– ¿Cuál es la distancia que más le emociona?

– La maratón, y con diferencia. No tiene comparación con ninguna otra, al menos para mí. Es una satisfacción de la leche, sobre todo si te sale bien. Las ultras son más un reto contigo mismo, no tienen la carga emocional de una maratón. Puedo decir que me he emocionado en todas en las que he ido a competir. Es la que más me llena. Llevo toda mi vida haciendo esto...

– ¿Y va a seguir más años?

– Ya veremos. Tengo ya una edad (48 años). Competir con casi 50 años contra chavales de 25 no es nada sencillo. Estoy bajando poco a poco el pistón, la edad ya se va notando. Es un proceso vital que entra dentro de la lógica.

– Si le hubieran dicho con 20 años que iba a cosechar tantos éxitos en su carrera...

– No me lo hubiera creído. Para nada. ¡Pero es que ni siquiera pensé nunca que iba a ser campeón de Gipuzkoa! Solo puedo decir que estoy muy satisfecho con todo lo que he conseguido, y que si me tuviera que retirar hoy, lo haría feliz, porque he vivido muchas cosas gracias al atletismo.

– ¿Goza de buena salud el atletismo vasco?

– Sí. Solo hay que ver los casos de Teresa Errandonea y Odei Jainaga. Hay cantera.