Premio Gure Zinema
Ramón Barea: «He pasado de ser un actor analógico a un actor digital»El actor recibe el premio Gure Zinema en el Festival de Cine de San Sebastián y anuncia un tercer largo como director sobre la vejez feliz: «Seguiré hasta que se me olvide el texto y tropiece con los muebles»
Oskar Belategui
Miércoles, 24 de septiembre 2025, 13:22
Ramón Barea tiene 76 años y la energía de un chaval de 20. Cuando no rueda películas ni series es fácil dónde encontrarle: en Pabellón ... 6, el Off Broadway bilbaíno que levantó de la nada en Zorrozaurre. Cosa rara, Barea no tiene este año ninguna película en el Festival de Cine de San Sebastián. Pero allí estaba este miércoles a una hora tan extraña para recibir un premio como las nueve y media de la mañana.
La plataforma Gure Zinema, formada por las asociaciones de productores y guionistas vascos, salas de Euskadi y ETB, entre otros, le concedía el galardón que lleva su nombre y que recayó en años anteriores en Ane Gabarain y la película 'Cinco lobitos'. Un vídeo recopilaba la monumental contribución de Barea al cine vasco, desde los tiempos pioneros de 'La fuga de Segovia' en 1981 –la primera vez que se puso delante de una cámara, ya treintañero–, 'La conquista de Albania' y 'La muerte de Mikel', a trabajos recientes como 'Abuelos, '¡Vaya vacaciones' y 'Una ballena'.
Nadie mejor que Borja Cobeaga para entregarle el premio. Barea está presente en cuatro de los cinco largometrajes que ha dirigido –'No controles', 'Negociador', 'Fe de etarras' y 'Los aitas'–, así como en la serie 'Su majestad'. La primera vez que trabajaron juntos fue hace veinte años en el corto 'Éramos pocos', que estuvo nominado al Oscar. Barea no viajó a Los Ángeles, recordó Cobeaga, porque por entonces le daba miedo volar.
«Ambos cumplimos años el mismo día, el 13 de julio, creo que eso nos ha unido», ironiza el director, que recordó el rodaje de 'Éramos pocos' en un piso de Usera con Barea y Mariví Bilbao fumando Ducados sin parar. «Aquella vez fue la primera que vi una profesionalidad brutal, un actor que repetía la toma exactamente igual que la anterior», observa. De Barea también aprendió a eliminar los diálogos superfluos, «el menos es más», fruto de su doble condición de actor y director: Barea ha dirigido dos largos, 'Pecata minuta' y 'El coche de pedales', y prepara un tercero «sobre la vejez feliz».
«Si será un actor versátil que conmigo ha hecho del padre del prota, de negociador con ETA, de jefe etarra y de jefe de la Casa Real», enumera Cobeaga. En la lista de directores que han contado con Barea se cuenta la plana mayor del cine español: Pablo Berger, Alauda Ruiz de Azúa, Álex de la Iglesia, Víctor García León, Montxo Armendáriz, Paula Ortiz, Daniel Calparsoro, Juanma Bajo Ulloa, Icíar Bollaín, Fernando Trueba, Enrique Urbizu...
«Cuando un director piensa a qué actor llamar, Ramón siempre está ahí, porque es una garantía de calidad», alaba Borja Cobeaga, que también recuerda su faceta de director: ha sido el primer cortometrajista español en ser seleccionado en la Semana de la Crítica en Cannes con 'Muerto de amor' en 1997, «que era como una película de Azcona en Bilbao».
Ramón Barea se confesó abrumado por tanto elogio. Lleva casi medio siglo entre cámaras: «He pasado de ser un actor analógico a un actor digital». Se considera parte de una generación de cineastas vascos «que ha crecido de la nada». En 'La fuga de Segovia', recuerda, temblaba al rodar y no podía dejar de parpadear. «No sabíamos hacer cine, tengo que agradecer a Imanol Uribe y Javier Aguirresarobe que confiaran en mí».
En aquellas primeras películas ni siquiera se escuchaba su voz. «Estábamos doblados por otros. Entonces asumíamos que los actores eran los otros, los que venían de Madrid. Nosotros éramos los que teníamos cara de vascos», rememora. «Siempre pensé que esa era la última película que hacía, y llevo más de 200».
Ramón Barea se reconoce en «un momento dulce». «Me siento querido y celebran mi trayectoria. Cuando empecé, se suponía que el euskera era anticomercial y ahora veo en este festival las películas de los Moriarti o de Asier Altuna... Se ha ganado una oscura batalla». El actor confiesa que no actúa en euskera porque es una lengua que no domina. «Soy muy vergonzoso con ese asunto. Soy un bilbaíno imperfecto, porque no soy devoto del Athletic, y un vasco imperfecto, porque no soy capaz de actuar en euskera».
El Premio Gure Zinema se lo concede, entre otros, la unión de actores vascos, EAB (Euskal Aktoreen Batasuna), a quien Barea dio un pequeño tirón de orejas al recordar que no le había apoyado en su día, cuando recriminó al Centro Dramático Nacional que no pagara las dietas de los actores que llegan desde fuera de Madrid. «Ya no trabajo en el CDN, me inmolé para defender la periferia». Su tercer largometraje como director, adelanta, tratará «de las ganas de vivir de un anciano». «Seguramente tenga que ver con mi padre y con mi actitud en la vida; pudiendo estar jubilado, no se me ocurre otra actividad mejor que trabajar en cine y teatro. Seguiré hasta que se me olvide el texto y tropiece con los muebles».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión