Georgina Amorós: «Soy muy feliz en Donostia, me encantaría vivir aquí»
La actriz, con raíces guipuzcoanas, firma en el libro de autógrafos de DV y presenta en el Festival la ficción sonora de 'Orgullo y prejuicio'
Acaba de descubrir que no tenía una firma como tal. «Nunca sé qué poner», confiesa entre risas. Pero gracias a esta sección, dice haber encontrado « ... mi autógrafo ideal». Georgina Amorós (Barcelona, 1998) presenta estos días la ficción sonora de 'Orgullo y prejuicio', una adaptación moderna del clásico de Jane Austen. No es nueva en el Festival ni en la ciudad: tiene raíces guipuzcoanas, lleva viniendo desde pequeña y sueña con vivir algún día en Donostia.
–Ahora se entera, gracias a esta sección, de que no tiene una firma como tal...
– Es que nunca sé qué poner (risas). He ido probando, pero creo que ya tengo la definitiva.
– ¿Firma muchos o es más de fotos?
– Sí, es verdad que lo del autógrafo ya no se da tanto, pero me hace ilusión. Lo de la firma me emociona más que cuando me piden una foto.
– Tengo entendido que al Festival ya ha venido alguna vez...
– Sí, he venido muchas veces. Estuve en la presentación de 'Rifkin's Festival', la peli de Woody Allen, pero tenía un cameo muy pequeñito, y era una inauguración. Me encanta venir. Tengo familia aquí, llevo viniendo toda la vida. Soy feliz en Donostia, me encantaría vivir aquí.
– Díganos entonces su plan perfecto por Donostia.
– Pasear por la Parte Vieja, comer bien, ir de pintxopote...
– ¿Su favorito?
– El de tortilla de bacalao. Sigo eh (risas). Me iría de restaurantes, a una sidrería tal vez y si puedo acabaría en una sociedad. Mi padrino forma parte de la Unión Artesana, así que siempre que vengo intento ir.
– Presenta 'Orgullo y prejuicio' como ficción sonora. ¿Cómo ha sido?
– Un reto precioso. Normalmente tienes la cámara, los gestos..., pero esta vez no. Fue como aprender a tocar un instrumento. Además, aunque la obra sea del siglo XVIII, sigue siendo súper actual.
– ¿En qué lo nota?
– En que habla de prejuicios, de rebelarse contra lo que se espera de ti... Son temas que hoy nos siguen tocando.
– Teniendo en cuenta que usted pertenece a la era visual, ¿le ha costado trabajar solo con la voz?
– Fue totalmente distinto. Como aprender a contar desde la sutileza y la naturalidad, y solo con la voz. Teníamos claro que no queríamos caer en algo teatral ni en el tono del doblaje, que pareciera que te has dejado una peli puesta y solo escuchas.
– ¿Medita mucho lo que hace o se lanza al vacío?
– Me gusta pensar bien todo lo que hago, pero también soy bastante lanzada. Me encanta trabajar y, si hay algo que me motiva me lanzo. Es una profesión compleja. De verdad, me siento afortunada por poder dedicarme a esto.
– ¿Lo de la inestabilidad, qué tal?
– Es un riesgo. Como me dice mi terapeuta, casi todo está fuera de mi control. Pero he aprendido a no poner todos los huevos en la misma cesta. Me encanta actuar, pero también hay muchas otras cosas que me llenan, y eso me equilibra.
– ¿Con qué formato se queda? ¿Cine, teatro o tele?
– Me encanta mezclar. Me considero una actriz técnica, porque estoy muy pendiente de la cámara. Pero el teatro tiene algo liberador, sobre todo en los ensayos. Porque no se trata tanto del resultado sino del proceso. Y ese proceso de búsqueda es algo que disfruto muchísimo.
– ¿Algo que le quede por hacer?
– ¡Mil cosas! Espero que mucha carrera. Me apetece hacer personajes con muchas capas, con humor, con rarezas… Me gusta el vértigo de decir: «¡Qué miedo me da esto, pero qué ganas!». Aunque me estrelle, seguro que aprendo.
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