Sección oficial | In-I In Motion
Improvisar y exponerseAdvertencia: esta no es una película de las de Juliette Binoche, aunque paradójicamente sea la más de Binoche de todas, porque es la primera que ... dirige y está prácticamente sus 156 minutos en la pantalla. Nuestro Premio Donostia 2022 se divierte, sufre, se expone, suda la camiseta y reina durante más de dos horas y media.
Decimos que no es una película de las de la Binoche porque acaso parte del público fuera despistado y esperase uno de sus dramas habituales. Algunos fueron abandonando la sala, que resulta duro enfrentarte a 156 minutos cuando no te dan lo que esperas.
Yendo advertidos, y mentalizados, 'In-I in Motion' da mucho. Sobre todo, algo diferente. En 2007, el bailarín Akram Kahn propuso a la estrella francesa hacer un trabajo juntos. La Binoche aceptó el reto de adentrarse «en lo desconocido», confiando en que ella le apoyaría a él en su aprendizaje de la interpretación y él le ayudaría a entrar en el baile.
El resultado fue un espectáculo conjunto, 'In-I'. Pero lo interesante, lo que muestra de cerca 'In-I in Motion', es todo el trabajo previo, las improvisaciones, los análisis conjuntos de ellas, los miedos de ambos, los caminos perdidos y encontrados en busca de la expresividad y la verdad.
Estamos ante un documental que hay que tomarse con calma y sólo si apetece asistir a un largo proceso creativo y sacar cada cual sus propias conclusiones. A uno, por ejemplo, le sorprende que, cuando al final se muestra el montaje en escena, los tramos teatrales funcionen peor que los bailados y luzcan más superficiales y tópicos que las reflexiones surgidas por el camino.
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