Más que el oro de Cannes
Nobleza obliga y es signo de gallardía que en Perlak encontremos 'Un simple accidente' de Jafar Panahi, Palma de Oro en Cannes, pero siendo como ... fue un premio muy político y desmedido, concedido para celebrar una vez más la valentía de otro de esos cineastas iraníes que ruedan burlando todas las prohibiciones, mayor ha de ser el regocijo de los cinéfagos al encontrar en la sección que concede el poder del voto a los espectadores maravillas del calibre de 'Nouvelle Vague', la lindísima revisitación de Linklater del 'À bout de souffle' de Godard, regocijo que se agranda al saber que seguiremos adentrándonos en el universo de Hynur Pálmason, el artista visual presente en las salas de exposición de Tabakalera cuyas anteriores obras, asombrosas todas, pueden contemplarse (un término más acertado que 'verse') en la plataforma Filmin. Festín pantagruélico el de Perlak porque no falta una obra bella y atristada como 'Sentimental Value', de Joachim Trier, cubierta de una capa de melancólico amor por el cine, las casas y los secretos familiares. Placer dorado el conseguir entradas para 'La tarta del presidente', que ya se hiciese acreedora al premio del público en la Quincena y cuyo estreno en salas comerciales queda lejos, febrero de 2026.
Perlak roza el atrevimiento más exquisito programando el último Assayas, declarando su incombustible amor hacia el Sorrentino de 'Parthenope' que llega con 'Grazia' y reafirmando su inquebrantable adhesión a François Ozon del que muchos amamos (casi) todo.
Sin embargo Perlak no deja de ser apuesta sobre seguro, con películas ya testadas en otros festivales y por otros devoradores de celuloide. Quien ame el riesgo, el funambulismo cinematográfico sin red, arriesgue en Zabaltegi. No habrá película más sugerente en el Zinemaldia 2025 que 'La tour de glace' ni más hechizada que 'Duas veces Joao Liberada'.
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