Lo que todos los festivales quisieran
1
Ariel Dorfman escribió la obra de teatro 'La muerte y la doncella' –llevada luego al cine por Roman Polanski–, en la que un supuesto torturador ... cae en manos de una de sus víctimas y su pareja. A partir de ahí, el escritor chileno desarrollaba toda una trama de roles cambiantes. Con una premisa similar y un desarrollo diferente, el director Jafar Panahi disecciona en 'Un simple accident' la sociedad iraní que sobrevive bajo la infame dictadura teocrática. Una disección de arriba abajo de la sociedad iraní a través del retrato del rigorista régimen clerical, con sus devotos del martirio y los peatones que les soportan. La película se llevó la Palma de Oro y no extraña porque es todo con lo que sueñan los festivales de cine y pocas veces consiguen.
2
Si en 'Breaking Bad', la droga era la solución económica para que el protagonista se tratara sus problemas de salud, en 'Los Tigres' pasa un poco lo mismo, aunque Walter White se fabricaba en la serie su 'mercancía' y en la película de Alberto Rodríguez, el personaje de Antonio de la Torre tiene que robársela a los traficantes. Aquí todos tenemos nuestro papel y el de esta película es darle lo que necesita al masivo público generalista del primer sábado festivalero. Luego, ya sabemos la suerte que corren los thrillers, las comedias y el cine de género a manos de los jurados.
3
De Cannes llega a Perlak 'Affeksjonverdi', de Joachim Trier, a la que llamaremos 'Valor sentimental' por razones prácticas. En parte, entraría en el subgénero de 'cine dentro del cine', con un vetusto director y padre ausente durante la infancia de sus hijas, ahora adultas, disfuncional la una, más o menos recuperada la otra. Aquí hay heridas sin curar a manta, con un narcisista que ni siquiera es consciente de haberlas causado y que también arrastra las suyas. 'Valor sentimental' da otra vuelta a eso de que para pasar página, hay que leerla antes. En este caso, en voz alta.
4
Hoy llega a la Sección Oficial 'Maspalomas', de los 'moriartis' Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi. Si en 'Handia' el gigante era casi obligado a ejercer de tal, en 'La trinchera infinita' el protagonista fingía no estar, pero estaba y en 'Marco', el falso deportado se hacía pasar por quien no era, ahora le toca el turno a un señor que oculta quién es. Las expectativas están bastante altas.
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