España, camisa de fuerza blanca de mi esperanza
1Cuando con cierta ligereza se dice: «Con la violencia no se consigue nada», se omite la segunda parte: «... pero se impiden muchas cosas». En el primer pase –el segundo será hoy– del documental de DV 'Gregorio Ordóñez, el asesinato que despertó la rebelión contra ETA', se evidenció que el atentado contra el líder del PP interrumpió un proceso y lo fragmentado que aún está el 'relato compartido', también entre quienes tienen más que asumido que «matar estuvo mal». Como enseñanza a transmitir a las nuevas generaciones, resulta poco edificante, pero suya es o será la palabra.
2Si hay dos Españas, en al menos un punto convergen: hay temas de los que o no se puede hablar o es inoportuno hablar o es de mal gusto hablar. Agustín Gómez Arcos se llevó por delante los tres preceptos y como resultado, se le envió al rincón de pensar. Ahí ha permanecido hasta que la editorial Cabaret Voltaire empezó a traducir sus obras hace unos años. Y digo «traducir» porque escribió toda su obra narrativa en francés tras marcharse a París. Aquí cabe apuntar que Francia es ese país que coge a Kundera y lo pone a escribir en francés, coge a Semprún y lo pone a escribir en francés, coge a Picasso y lo pone a pintar en francés. Gómez Arcos también se pasó a esa lengua y eso le permitió convertirse en otro, aún más libre.
3Nadie ha escrito con tanto odio hacia la España del siglo XX y, por lo tanto, con tanto amor hacia lo que podía haber sido. Muerto Franco, el futuro tampoco estaba ahí y el que hablaba de la miseria de la que veníamos fue ignorado por la festiva Transición. La realizadora Laura Hojman cuenta la historia de Gómez Arcos en 'Un hombre libre', un documental canónico en el que ni la directora se pone por encima de su personaje, ni su película pretende otra cosa que colocarse al servicio de su obra.
4En 'Historias del buen valle', José Luis Guerin retorna a Barcelona, con producción de Jonás Trueba, para capturar con su cámara las vidas grandes y pequeñas de los 1.200 vecinos del barrio de Vallbona, un enclave que la gran ciudad se apresta ya a masticar y deglutir porque aún ofrece lo que a ella le falta. Ya hay quien la sitúa en el palmarés, algo que por otra parte, ya se ha hecho con la mitad de los títulos a competición.
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