La vuelta al mundo en ocho piezas

Una talla flamenca de un joven Carlos I recibe al visitante. «Me parece un busto bastante espectacular», resalta Susana Soto que también llama la atención sobre un primer libro manuscrito de los muchos que se encuentran en la muestra. «Este documento que suele pasar desapercibido es uno de los tomos que escribió Bartolomé de las Casas sobre la conquista de América. Dentro de la exposición no es una pieza clave, pero hay que recordar que fue un dominico que recogió en tres tomos las vicisitudes de esa conquista. En las primeras negociaciones para la expedición que acabó en la circunnavegación formó parte de la cámara que rodeó al rey. Fue el gran defensor de los pueblos indígenas».

Casi al lado se encuentran 'Las capitulaciones', el acuerdo que se firma cuando Magallanes propone al rey que la corona asuma el coste de la expedición y donde se fijan las condiciones. Carlos I se compromete a financiar las naos y establece que la expedición no fuera ni de conquista ni religiosa sino comercial. «Contextualiza el objetivo de la muestra».

También hay muchas armas, pero no son las mismas que se expusieron en Sevilla sino que forman parte de la colección de San Telmo. Cascos, ballestas, arcabuces, lanzas o picas componen parte del amplio armamento que se embarcó. Cuando se comienza a preparar la expedición se firma un nuevo documento, 'Las instrucciones 'con 74 capítulos que detallas cómo tiene que transcurrir la navegación e incluye una detallada descripción de las armas, la despensa, el número de tripulantes de cada embarcación. «Me parece uno de los documentos fundamentales de la exposición porque marca las reglas en asuntos militares, religiosos y comerciales y la relación entre los capitanes de las cinco naves».

La expedición parte de Sanlúcar de Barrameda el 10 de agosto de 1519 y cruza el Atlántico hasta llegar a Brasil. Han pasado de una época de calma a otra muchos más movida. Los ánimos comienzan a caldearse, sospechando unos de otros. Magallanes es portugués, su corona está enfrentada a la española, y el resto castellanos que no se fían de sus intenciones.

Entre otros elementos que representan esta etapa de la primera vuelta al mundo está un tocado de la cultura tapirapé. «La historia es preciosa. La pieza es del Museo de América, de una tribu con lenguaje guaraní de la que a finales del siglo XX solo quedaban 200 indígenas, herederos directos de los que se encontraron entonces en esa zona de Brasil».

A diferencia de otros viajes de la época, de este quedó constancia de los sucesos de la singladura gracias a los escritos de varias personas de las tripulaciones de las naos que se han conservado como 'Diario de un piloto genovés' o las crónicas de Ginés de Mafra, Transilvano... y, sobre todo, la de Pigaffeta, la más importante por el detalle de sus escritos. Pero su versión tiene un problema, era tan devoto de Magallanes que no menciona a Elcano hasta el punto que parece que es el portugués quien da la vuelta al mundo. «En la exposición están todas estas crónicas».

La nao Santiago encalla. La expedición pierde su primera embarcación. Quedan cuatro. Llegan al estrecho de Todos los Santos (el de Magallanes) y envían a la San Antonio de avanzadilla para comprobar si pueden pasar por los canales. Esperan semanas, pero no regresa. Piensan que se ha hundido, pero no. El capitán, convencido de que es una locura la expedición, ha decidido regresar a España. Tardan seis meses y a su llegada surge la duda de si tratarlos como desertores o hacerlo con quienes continúan con el viaje.

La expedición tarda tres meses en atravesar el Pacífico, que se les hace eterno. El líder de la expedición es asesinado en Filipinas en la batalla de Mactán. Un escudo de los indígenas del archipiélago, también propiedad del museo como la mayoría, representa el de deceso porque le mataron con lanzas. Un convite de desagravio por parte del jefe de una tribu de Cebú se convierte en una trampa en la que asesinan a 37 mandos, y se quedan deja sin tripulantes suficientes para gobernar las tres naos, de forma que deciden quemar una, la Concepción. Una representación del 'Santo Niño' que Magallanes llevó a Filipinas es parada obligatoria en la exposición.

Cuando llegan a las Molucas, las islas de las especias, ya con Elcano al frente, solo quedan dos embarcaciones: la Trinidad y la Victoria. La primera se ve afectada por la broma, un molusco que deshace la madera y de la que hay un resto en la exposición. Después de repararla, la tripulación opta por regresar a España. No lo consiguen por los vientos. muchos mueren de hambre y retornan a las islas donde son apresados por los portugueses. De esa fase del viaje se encuentra otro documento fundamental es el de 'Las paces del Maluco', firmado 'in situ' con los acuerdos comerciales con los distintos pueblos para llenar las despensas de clavo.

Están seis meses recorrieron las distintas islas del Índico y ya solo queda la nao Victoria que emprende una ruta casi desconocida, hacia España porque los portugueses solo navegan siguiendo el litoral. «Hay historiadores que comentan que en esa época Elcano ya intuye que va a dar la vuelta al mundo», explica Soto. Chocan con el cabo de Buena Esperanza y no pueden cargar. Con un mástil roto siguen hacia el Atlántico. A la altura de Cabo Verde, en la isla Santiago –dos mapas del museo muestran la zona–, intentan engañar a los portugueses haciéndoles creer que venían de América, pero son descubiertos y tienen que huir con una tripulación insuficiente.

El 6 de septiembre de 1522 llegan al puerto de Sanlúcar de Barrameda y allí Elcano escribe una carta al rey, también cierra la exposición junto a su testamento, donde, además de darle cuenta de la travesía y pedirle algunos privilegios por la hazaña, señala que «lo más importante es dar la vuelta a la redondez del mundo».