Visitar Chillida-Leku costará un 50% más que cuando cerró
El museo, que busca fidelizar a más visitantes locales, cobrará 12 euros la entrada, frente a los 8 de 2010
martin zubelet
SAN SEBASTIÁN
Martes, 2 de abril 2019, 06:51
Chillida-Leku cerró sus puertas al público en 2010, hipotecado por su falta de viabilidad económica derivada de la drástica caída en el número de visitantes. El museo veía frustradas sus esperanzas al no poder fidelizar al público local, que una vez visitado ya el caserío de Zabalaga no encontraba estímulos para volver a hacerlo. En sus últimos días, el visitante local apenas representaba ya el 15% del total , lo que había menguado el total de visitas de las 80.000 de su arranque a 60.000. Entonces, el precio de la entrada costaba 8 euros, situándose entre los más altos del Estado. A partir del día 17, la entrada del nuevo Chillida-Leku ascenderá a 12 euros, un 50% más.
A dos semanas de su reapertura, los responsables del museo creen que la segunda vida de las campas de Zabalaga merece un trampolín internacional, en un momento en el que el territorio registra récords en la llegada de turistas, sobre todo, extranjeros. En el otro lado de la balanza pretenden seducir desde el arranque al visitante local, con dos días de jornadas de puertas abiertas antes de su reapertura el día 17.
Para garantizar su viabilidad, que pasa por sostener en torno a 80.000 visitantes al año, el nuevo Chillida-Leku ha optado por moldear la idea original del genial escultor donostiarra, y abrir las instalaciones de Hernani a otros artistas contemporáneos. El museo pretende volver así a ser una de las grandes referencias culturales en Euskadi, junto al Guggenheim. Ahora bien, el museo bilbaíno superó los 1,2 millones de visitantes en 2018. En Gipuzkoa el museo más demandado es el Aquarium, con cerca de 340.000 visitas anuales. El precio actual de la entrada general es de 13 euros.
Una galería suiza, detrás
Casi nueve años después de cerrar sus puertas, Chillida-Leku renace de la mano de la galería suiza Hauser & Wirth tras varios infructuosos intentos por parte de la familia del escultor de alcanzar un acuerdo con las instituciones. El último y definitivo se frustró en julio de 2016, tras desmarcarse la Diputación de Gipuzkoa de un preacuerdo alcanzado entre la familia y el Gobierno Vasco que obligaba a ambas instituciones a sufragar a partes igual cien millones de euros.
El acuerdo con la familia Chillida contemplaba la creación de una fundación mixta público-privada con un capital de unos 186 millones de euros, de los que cien corrían a cargo del Ejecutivo autonómico y la Diputación, a razón de cincuenta millones de euros por institución a abonar en veinte años –unos 2,5 millones anuales– y los otros 86 millones, por cuenta de la familia. El acuerdo contemplaba la adquisición de las obras, los terrenos y el caserío de Zabalaga, la villa familiar, la zona privada en la que se encuentra la tumba de Eduardo Chillida y alguna otra infraestructura que posee el museo. También estaba consensuada la composición del patronato de la fundación.
La Diputación foral entendió que ese coste hipotecaba el Presupuesto de la institución foral en un momento de incertidumbre económica y cuando los efectos de la crisis aún engordaban la deuda foral. La duda, entonces y ahora, volvía a ser la misma: ¿Pero será viable?