Aplazada la apertura al público de la torre del Buen Pastor por el coronavirus
Las autoridades retrasan 'sine die' las visitas por la dificultad para mantener las distancias de seguridad debido a la angostura de los accesos
La apertura al público de la torre del Buen Pastor, que estaba prevista para este verano, ha sido aplazada debido a la crisis el ... coronavirus. Las autoridades han decidido de común acuerdo retrasar 'sine die' las visitas a la nueva atalaya del centro de San Sebastián como medida cautelar ante la angostura de sus accesos. Habrá que esperar por lo tanto a que la situación sanitaria se normalice para otear el horizonte de la ciudad desde los 50 metros de altura a los que se eleva la base del pináculo de uno de los hitos del 'skyline' de la capital donostiarra.
La apertura a las visitas era uno de los alicientes que planteaba el proyecto de restauración de la torre del Buen Pastor que se ha acometido a lo largo de los dos últimos años. Las cuatro instituciones que han sufragado la intervención -Gobierno central, Diputación, Obispado y Ayuntamiento- acordaron habilitar unos nuevos accesos para que el público pudiese tener acceso hasta la plataforma. Se trataba de aprovechar el saneamiento de la estructura interna de la torre, muy deteriorada por el paso del tiempo, para sumar un nuevo atractivo a la oferta turística de San Sebastián. El Buen Pastor, como todas las catedrales, ejerce un efecto magnético sobre los visitantes y pasa por ser el edificio más fotografiado de la ciudad.
La apertura al público se iba a producir al término de las obras de restauración. El Ayuntamiento y el Obispado habían llegado a un acuerdo para que fuesen los propios servicios municipales los encargados de gestionar las visitas y se había alcanzado también un pacto para que comenzasen durante la recién estrenada temporada estival. La crisis sanitaria, sin embargo, ha dado al traste con todas las previsiones. Las autoridades han decidido de común acuerdo aplazar la apertura al público de la torre hasta que la situación sanitaria se normalice. La estrechez de los accesos, con un primer tramo de escaleras de caracol que hace muy difícil que se mantengan las distancias de seguridad, desaconsejaba abrir la plataforma a las visitas en las circunstancias actuales.
Los datos
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130 toneladas pesaba la estructura de andamios que colocó a finales de 2018 la empresa Ulma para restaurar la torre cuando el peso del andamiaje de un edificio normal no suele sobrepasar de las 20 toneladas. Los brazos y los pies que conformaban la estructura sumaban más de diez kilómetros y los pasillos que se sostenían sobre ellos alcanzaban los 3.000 metros.
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223 nuevos focos led se han instalado como parte de la nueva iluminación que ha sustituido a los antiguos focos convencionales. El nuevo sistema lumínico, con un coste de 400.000 euros, será regulado a lo largo de esta misma semana para que la silueta de la torre de la catedral luzca todo su esplendor en las horas nocturnas.
Sin andamios
La retirada en las últimas semanas de los andamios que desde finales de 2018 han mantenido oculta la fachada principal del Buen Pastor ha puesto fin a la intervención, que ha sido ejecutada por la empresa donostiarra Teusa a partir de un proyecto redactado por los arquitectos Aitor Zubia, Xabier Zabala y Uzuri Larrañaga, del estudio Zetabi Arkitektura de Bergara. «La intervención -precisa Aitor Zubia- ha tenido dos partes bien diferenciadas: el saneamiento y recuperación de la piedra y la ordenación y consolidación de los forjados interiores de la torre». La obra, que ha tenido un coste de 1,7 millones, ha sido sufragada con aportaciones del Gobierno central (50%), Diputación de Gipuzkoa (25%), Ayuntamiento de San Sebastián (12,5%) y Obispado (12,5%).
La arenisca de la torre del Buen Pastor, que se construyó hace más de 120 años, presentaba un acusado deterioro. Se trata de una superficie muy expuesta a la lluvia, al aire e incluso a la sal que viene del mar cuando sopla el noroeste, que es el viento predominante en San Sebastián. El revoco que se aplicó en la anterior rehabilitación, que se hizo en 1972, impidió además la transpiración de la piedra y aceleró su degradación. La restauración y recuperación de la arenisca, que procede de las canteras de Igeldo, ha sido un proceso lento y sobre todo muy laborioso. Retirada la suciedad y restañadas las principales heridas causadas por la rehabilitación anterior, la piedra luce ahora un aspecto impecable. «Incluso se le ha aplicado un recubrimiento hidrofugante para que el agua resbale y no penetre en la arenisca», puntualiza el arquitecto Zubia.
El meollo de la restauración, no obstante, ha sido la sustitución de los forjados que sostienen la estructura de la torre. «De los ocho que hay -indica el técnico- se han sustituido los cinco que estaban en lo más alto, que eran los más deteriorados por su exposición al agua, y se han conservado los tres de la parte inferior, que se conservaban mejor porque están más resguardados». Las nuevas estructuras combinan la madera y el metal y equipan un sistema para canalizar el agua de la lluvia que entra en la torre, algo que hasta ahora no existía.
Bajo el campanario
El elemento estelar es la nueva escalera de caracol que traslada al visitante de la planta tercera de la torre, a 25 metros de altura, a la octava, que está a 50 metros y que acoge las campanas de la catedral. Esta escalinata, que suma 125 peldaños de madera sujetos por una estructura de metal, ha sido construida por la empresa Eima de Urretxu y es la que hará posible que la torre pueda recibir visitas en el futuro. «La escalinata anterior era muy estrecha y no reunía las condiciones mínimas de seguridad para el acceso del público», apunta el arquitecto Zubia.
Aunque la torre del Buen Pastor se levanta hasta los 75 metros de altura, el punto más elevado de la ciudad junto a la torre de Atotxa, los visitantes solo tendrán acceso a la base de su pináculo, que está a 50 metros. Se trata de una plataforma situada bajo los nuevos bastidores de madera construidos para sujetar las diez campanas desde la que se domina una perspectiva inédita de la ciudad, unos veinte metros por encima de los edificios que rodean a la catedral.
La nueva iluminación de la catedral se pondrá a punto esta semana
El ajuste de la intensidad de la nueva iluminación pondrá punto final esta misma semana a la restauración de la torre del Buen Pastor. Consolidada la intervención en la estructura interna de la torre y la limpieza de la piedra de la fachada, la regulación de los 223 nuevos focos led que iluminarán la catedral será el colofón de una obra que se inició a finales de 2018. Aunque en las últimas semanas se han realizado varios ensayos preliminares, será esta misma semana cuando los técnicos realicen el ajuste fino para que la silueta de la estructura, inspirada en las torres de la catedral de Colonia, luzca todo su esplendor durante las horas nocturnas.
La instalación lumínica ha costado 400.000 euros y ha sido sufragada por el Ayuntamiento de San Sebastián dada la condición de hito turístico del Buen Pastor, que pasa por ser el edificio más fotografiado de la capital donostiarra. Se trata de uno de los acuerdos que alcanzó el Obispado con las autoridades municipales cuando se decidió que el servicio de visitas a la torre de la catedral fuese gestionado por el consistorio. La iluminación será controlada mediante un sistema informático que ofrece diferentes posibilidades.
También está controlado por ordenador el sonido de las diez campanas de la catedral que se colocaron a principios de año en unos nuevos bastidores de madera después de su restauración. Las diez piezas de bronce, con pesos que oscilan entre los 1.734 y los 160 kilos, fueron limpiadas y afinadas en un taller de la localidad cacereña de Montehermoso. Gabriel Rivera, el maestro campanero que se encargó del trabajo, apuntó que las campanas estaban en buen estado aunque tenían una buena costra de suciedad, sobre todo salitre procedente del mar, debido a la falta de mantenimiento.
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