Toreo del grande que cerró una interesante feria

Dos conceptos de Morante en sus dos toros. Artista y pinturero en el primero. Lo recibió con tres recortes, chicuelinas casi al paso y otro abanico de recortes antes de llevarlo al caballo. Ya con la muleta unos ayudados por bajo en el estribo, fueron el inicio de una lección de torería, pero con un poso de profundidad y mucho conocimiento del toro y de sus terrenos. Cada tanda de naturales se principiaba con un par de pases por alto que servían para marcar la distancia y acompasar el tiempo. Inmensos los tres pases ayudados en redondo sueltos, únicos para cuadrar al toro. Otro Morante compareció en el cuarto: el maestro de 25 años de alternativa. Quién domina la suavidad y el temple. Quien consiente al toro a que vaya a su uerencia natural para torearlo a placer. Primero por el pitón derecho y finalmente al natural como colofón a su labor. No acertó con los aceros, pero hubiera sido ya demasiado….

Daniel Luque recogió el premio al triunfador de la Feria 2019, y buscó revalidarlo. El comienzo de la faena de su primero tuvo un empaque y un saber hacer de enorme categoría. Sacó al toro desde el tercio a los medios a base de una pausada serie semigenuflexa de ayudados en redondo que dejaba entrever un concepto diferente pero igualmente arrebatador. Luego, los ayudados fueron mandones, largos y poderosos y los naturales limpios, templados y sabiendo perder un paso cuando el toro lo requería. Luquecinas auténticas sirvieron para rematar una faena que estropeó el acero. El quinto toro fue desde un principio muy exigente. La faena de

Luque fue de menos a más. Trabajada, seria, de dominio, de poder. Y cuando el toro estuvo listo, unos pases ayudados por el pitón derecho inmensos, de torero grande. Toreo a placer finalmente, por ambos pitones, con espectaculares pases de pecho largos y profundos. El clásico remate de efectivas luquecinas y una estocada en todo lo alto propiciaron el triunfo.

Difícil papeleta la de Diego Carretero, compartir cartel con dos figurones del toreo tiene que tener 'su guasa'. Los nervios y la responsabilidad le pudieron en el complicado tercero. Se la jugó en el sexto: ajustadas chicuelinas y una faena muy voluntariosa. Pases sueltos de mucha calidad sobre todo en redondo dentro de tandas un tanto alborotadas. Ceñidos ayudados por alto finiquitaron su faena y como acertó con el acero cortó una merecida oreja. Digno papel.