San Telmo recibe la donación de la serie 'Teatro Principal' del pintor Amable Arias
Maru Rizo, que mantieneel legado del artista del grupo Gaur, considera que el museo es el mejor lugar para que los donostiarras disfruten de las acuarelas y dibujos
El Museo San Telmo ha recibido la donación de la serie 'Teatro Principal' que Amable Arias realizó entre los años 1954 y 1959. Son 61 acuarelas y 43 dibujos que el artista pintó cuando ayudaba a su madre en la guardarropía del teatro donostiarra. A ellos se añade un conjunto de fotografías, en muchos casos con dedicatoria, de los intérpretes que actuaban allí.
Maru Rizo, pareja de Arias hasta que este falleció en 1984 y encargada de mantener su legado artístico, considera que el museo es el lugar apropiado para albergar estas obras porque «Amable era marxista y su arte pertenece a la ciudadanía, que en este caso está representada por San Telmo». Fue el alcalde Eneko Goia, en nombre de todos los donostiarras, quien aceptó simbólicamente la donación que «enriquece el patrimonio de la ciudad y ahora tenemos el reto de ponerlo en valor». La recepción de las obras tuvo lugar ayer en el estudio que Rizo tiene en el barrio de Egia que abre a todo aquel que quiera conocer el trabajo de Amable Arias.
La serie será expuesta en la sala Laboratorio del museo en marzo del año que viene, coincidiendo con la celebración de Dferia. La fecha ha sido elegida por la relación con el teatro. Estará acompañada por una publicación con la historia del Teatro Principal escrita por Mikel G. Gurpegui.
Su vida y su obra
Como explica Rizo, «para entender la obra de Amable Arias hay que conocer su vida». La biografía de este leonés que a los 14 años llegó a San Sebastián es muy dura. De pequeño sufrió un grave accidente en su pueblo natal, Bembibre del Bierzo, –un tren que estaba en una vía muerta se movió y le aplastó medio cuerpo–, que le dejó una gran discapacidad. Después, la familia se trasladó a Donostia por motivos laborales del padre, un maltratador al que un juez ordenó que abandonara el hogar y la ciudad. Fue entonces cuando su madre entró a trabajar en el Principal.
«No tuvo estudios», aunque siempre se formó de manera autodidacta, «y en el teatro vio que había muchas cosas más allá de su pobre vida intelectual y económica. Se entusiasmó ante ese mundo que se le abría con los actores y actrices, cantantes, cómicos, chicas de revista...», recuerda la pareja del artista. Desde la tramoya comenzó a pintar esos personajes.
Amable Arias nunca estudió pintura, solo recibió unas clases de acuarela de la mano de Ascensio Martiarena. La serie que ha pasado a formar parte de los fondos del museo donostiarra es de las primeras que realizó cuando decidió encauzar sus pasos hacia el arte –posteriormente desarrolló una carrera artística cada vez más respetada y fue uno de los fundadores del grupo Gaur-, y de ahí el valor no solo material sino también simbólico.
El historiador de arte Mikel Lertxundi, que comisariará la exposición del año que viene, califica la donación de «excepcional» porque «reúne su acercamiento a un mundo particular y heterogéneo como es el teatro español y la revista de variedades de mediados del siglo XX, y sirve de testimonio tanto de las figuras concretas que actuaron en el edificio municipal (Queta Claver, María Teresa García Gaytán de Ayala, Antonio Bernabé, Marisol Reyes, Lina Morgan...), como de actitudes genéricas que el pintor recoge con espontaneidad y precisión. A la objetiva calidad de las obras, ejecutadas con una personal seguridad en el toque y la línea, hay que sumar su subjetiva belleza. Son piezas de indudable atractivo, pero que relatan igualmente historias diversas. Casi cada una conlleva la evocación de un sentimiento».
La directora de San Telmo, Susana Soto, recuerda que el museo dedicó una antológica al artista en 1985, un año después de su muerte, pero también señala que con la puesta en valor ahora de la obra de Amable Arias se salda una especie de deuda que la ciudad tenía desde 1963, cuando su exposición 'Espacios vacíos', que se instaló en las Salas Municipales de Arte situadas en los bajos del Ayuntamiento, fue censurada e incluso alguna obra, en concreto un desnudo, resultó dañada.