
El teatro vasco, ¿una crisis sin fin?
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Vaivén ha anunciado que abandona por la difícil situación del sector. Distintos agentes culturales valoran el momento que viven las artes escénicas en EuskadiSecciones
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Vaivén ha anunciado que abandona por la difícil situación del sector. Distintos agentes culturales valoran el momento que viven las artes escénicas en EuskadiEl anuncio del abandono de los escenarios teatrales de la compañía donostiarra Vaivén ha causado tristeza en el ámbito de las artes escénicas vascas. Ana ... Pimenta, una de las artífices del grupo, apunta a que «ya no salen las cuentas ni llenando los teatros. La situación es crítica para las compañías». Por otro lado, en los Premios Max que se entregarán en junio quince espectáculos vascos optan a un galardón, termómetro que demuestra que hay calidad. ¿Están las artes escénicas vascas inmersas en una crisis más allá de la que siempre acompaña a este sector?
Según datos del Observatorio Vasco de la Cultura, facilitados por el Departamento de Cultura de el Gobierno Vasco, el año pasado en Euskadi se contabilizaron 4.408 funciones, un 2,8% más que en 2024. Las cifras aportadas por Donostia Kultura indican que en la capital guipuzcoana se realizaron 45 funciones de teatro profesional en castellano, con 17.113 entradas vendidas, y 33 en euskera, que atrajeron a 6.817 espectadores.
En la Comunidad Autónoma Vasca las compañías profesionales son privadas y cuentan con apoyos institucionales, fundamentalmente a través de distintos tipos de subvenciones, principalmente procedentes del Ejecutivo vasco, que el año pasado aportó 3,4 millones de euros. Además, se ha implantado en los tres territorios una nueva normativa fiscal diseñada para fomentar la producción de espectáculos en vivo, y que en Gipuzkoa ofrece una rentabilidad financiero-fiscal del 20%.
4.408 funciones se contabilizaron el año pasado en Euskadi, un 2,8% más que en 2023.
Donostia Kultura programó 45 funciones de teatro profesional en castellano y 33 en euskera, con un total de 43.930 entradas vendidas
El Gobierno Vasco destinó 3,4 millones de euros a ayudas al sector.
La programación escénica se ha reducido un 30% desde 2010, según datos de Eskena.
La Hacienda foral ha implantado una nueva norma para fomentar la producción de espectáculos en vivo que en Gipuzkoa ofrece una rentabilidad financiero fiscal del 20%.
Amaia Ibáñez, gerente de Eskena, la asociación que agrupa a las empresas vascas de producción escénica y que en estos momentos cuenta con 25 miembros –11 de Gipuzkoa, 12 de Bizkaia y 2 de Araba–, reconoce que «los datos generales no son positivos», pero incide en la necesidad de trasladar un mensaje de esperanza. «La cultura está muy mercantilizada, todo se mide con datos económicos y no se hace una medición del valor simbólico que aportan las artes escénicas a la sociedad. El teatro y la danza ayudan a hacer individuos más libres y críticos».
En opinión de esta conocedora de la trastienda económica y laboral de las artes escénicas vascas, a la hora de hablar de la situación actual, que no tiene una única causa, hay que retrotraerse a la crisis financiera de 2008 y a la provocada por la pandemia en 2020. «Todavía no se han recuperado los niveles de gasto público en actividad escénica de 2010. Entonces, en el País Vasco se destinaban 16 euros por habitante, en 2020 se redujo un 25%, para situarse en unos 12 euros».
Amaia Ibáñez
Gerente de Eskena
Desde Eskena reclaman a las administraciones que «hagan una apuesta solida por considerar la cultura en general, y por tanto las artes escénicas, como un sector estratégico por todos los intangibles que aportamos y volver a los niveles de 2010», que con la aplicación de las subidas del IPC sería de 21 euros por habitante.
Las dos crisis han llevado a la reducción en un 30% de la programación escénica. Lo mismo sucede con el público que «se ha reducido casi hasta la mitad». Por eso «como ha bajado la contratación las empresas se han hecho más pequeñas, con menos trabajadores, que conlleva la precarización del empleo y que los espectáculo sean más pequeños».
Fernando Bernués, fundador de la compañía donostiarra Tanttaka hace cuarenta años, lamenta la desaparición de la vertiente de las artes escénicas de Vaivén. «Es una situación a la que nos podemos ver abocadas muchas compañías». Varias son las causas que a su entender han llevado a ese estado de incertidumbre. Una de las principales es el complicado relevo generacional «y no porque no hay ganas sino porque las compañías estamos sometidas a una presión burocrática y administrativa insufrible. Las nuevas formaciones lo sufren más y por eso es muy difícil que salgan adelante. Cuando alguien decide dedicarse a las artes escénicas es porque quiere dedicarse el mayor tiempo posible a la parte creativa y no a la burocracia».
Fernando Bernués
Tanttaka Teatroa
Además, los presupuestos municipales «por lo general están descendiendo o se encuentran estancados. Cuando un presupuesto se mantiene, que puede parecer una buena noticia, quiere decir que hay gastos que se van a incrementar, como los salarios, la limpieza, la electricidad, mantenimiento, los hoteles, los traslados… porque todo es cada vez más caro. Si el gasto ordinario aumenta un 5%, esa cantidad se quita del dinero de contratación y exhibición. Los programadores trasladan esa presión a las producciones, a los cachés, estancados o tirando a la baja. El día a día es muy complicado».
A su entender las diputaciones forales podrían tener una de las claves para mejorar la situación «sentándose con los ayuntamientos y viendo cómo se puede garantizar unas programaciones escénicas tratadas con igualdad y dignidad».
El Departamento vasco de Cultura considera que para fortalecer el sistema cultural vasco y «para crear un sentido de orgullo y pertenencia ligados a la cultura», solo hay una manera de hacerlo, «a través de la colaboración entre los diferentes agentes públicos y privados del sector». Concretamente, en el ámbito de las artes escénicas señala que «estamos trabajando para poner en valor la figura del artista, generando oportunidades a jóvenes que hayan finalizado sus estudios a través de incubadoras para asesorar y acompañar a estos jóvenes o impulsando festivales que promueven la industria cultural de las artes escénicas».
Desde el departamento de Ibone Bengoetxea, que cuenta con subvenciones para el fomento, la producción, la creación y la promoción de las artes escénicas, recuerdan que en la actualidad están los incentivos fiscales impulsados por las diputaciones forales que «en algunos territorios han pasado del 10 al 40%».
Xabier Agirre
Txalo Produkzioak
En referencia a esa nueva norma fiscal se pronuncia con optimismo Xabier Agirre de la compañía donostiarra Txalo, «porque va a animar a invertir en teatro a empresas que no son del sector». Ahora se pueden aplicar deducciones en la cuota del Impuesto de Sociedades hasta un importe equivalente a 1,2 veces la financiación concedida. Esta iniciativa de la Hacienda foral está especialmente dirigida a empresas de Gipuzkoa con alta carga fiscal que deseen apoyar la creación cultural local, a la vez que diversifican su estrategia de inversión. El modelo establece que al menos el 50% de los beneficios obtenidos por los productores durante el ejercicio fiscal en el que se haya generado la deducción deberán destinarse a actividades de producción y exhibición escénica en los cuatro años siguientes.
La Diputación Foral de Gipuzkoa, a través del Departamento de Cultura, también dispone de diversas líneas de subvenciones «destinadas a apoyar el desarrollo de las artes escénicas en el territorio» que ascienden en total a 1,5 millones de euros en ayudas directas. Para facilitar la exhibición, los programas Sarea y Kale Kultura están dirigidos a ayuntamientos para colaborar en la financiación de sus programaciones, tanto en espacios escénicos convencionales como en otros alternativas. La dotación conjunta alcanza los 449.800 euros. Otra forma de apoyo foral es el destinado a la promoción y venta de espectáculos escénicos. En este caso la cuantía total de la ayuda es de 330.00 euros. También concede subvenciones nominativas a iniciativas concretas y a espacios culturales reconociendo su contribución al tejido cultural de Gipuzkoa».
María Goiricelaya
La Dramática Errante
Para Xabier Agirre sería deseable que se trasladara a Euskadi el logro de otras comunidades autónomas donde «el 2% de los presupuestos se destinan a la cultura». Pero más allá del apoyo institucional, uno de los factores clave son «las decisiones de cada uno. Unas funcionan y con otras te estrellas. Nosotros no nos podemos quejar, con muchas producciones en colaboración con empresas estatales. Nuestra fórmula ha sido ser distribuidores, lo que nos permite amarrar gastos, y externalizar la contabilidad, las redes sociales e incluso los equipos técnicos».
Puede parecer un contrasentido, pero una de las quejas de todas compañías está en el exceso de oferta: hay más producciones que demanda. ¿La razón? Hace unos años, cuando una obra funcionaba podía alcanzar sin problemas los 150 bolos, ahora si llega a cincuenta están contentos. Hay que seguir pagando las nóminas de los empleados, y para ello es necesario tener ingresos a través de las representaciones y por tanto tienen que aumentar los montajes que resultan más endebles porque tampoco hay recursos. La autoexplotación es una palabra común entre los grupos. «A mí, esta situación me recuerda al hámster que da vueltas sin parar a una rueda en la jaula», comenta María Goiricelaya, de la compañía bilbaína La dramática errante. Por eso reclama que «los teatros cuenten con más presupuesto para poder contratar y eliminar el embudo que existe. A esto hay que añadir la tiranía de lo comercial, donde se llenan los teatros con grandes nombres, en detrimento de compañías más arriesgadas».
Norka Chiapusso
Donostia Kultura
Contempla con tristeza que en Euskadi, «donde siempre ha habido compañías, oficio, colectivo y riesgo», el relevo generacional «es muy complicado» porque «ahora se apuesta por un perfil más individualista, impulsado por un capitalismo que tiene que ver con el consumo y con las redes sociales». Para Goiricelaya «es muy triste ver que compañías como Vaivén, con unos trabajos tan relevantes e integrada por personas a las que queremos, se descuelga de la profesión. Pierde el sector y pierde el público».
Gobierno Vasco
Otra cuestión planteada por varios agentes culturales es la pérdida de peso de Gipuzkoa, donde han surgido compañías como Kulunka, Ados, Hika, Txalo, Tanttaka, Ur o la propia Vaivén, frente a Bizkaia en las artes escénicas. Una de las claves se encuentra en la apuesta por dotar al Teatro Arriaga, de carácter municipal, de presupuesto para realizar montajes de envergadura. También influye la aparición del proyecto Pabellón 6, muy vinculado a jóvenes con propuestas más alternativas. Además, tras muchos años sin un centro de formación después de la desaparición de Antzerti, surgió hace una década Dantzerti, la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Euskadi, asentada en Bilbao.
Aquí difiere Agirre, quien considera que «las compañías guipuzcoanas son bastante estables y tienen mucha presencia en el mercado español, con coproducciones en el Centro Dramático Nacional o el María Guerrero. La estructura de las vizcaínas me parece que es más pequeña».
a
Diputación Foral de Gipuzkoa
Para Norka Chiapusso, –responsable de las artes escénicas en Donostia Kultura y que recuerda que han programado todas las producciones de Vaivén, además de darles en dos ocasiones el Donostia Antzerki Saria–, hablar de crisis «es un tema recurrente» y reconoce que «es evidente que hace falta más dinero público para el sector». Comenta que «si el público llena los teatro, el dinero público pierde fuerza. Los ingresos de la exhibición, salvo la que es muy comercial, no cubre el gasto de las funciones y ahí sí entra el dinero público. Hay muchos prismas para leer las cosas».
Chiapusso, como responsable de la programación de artes escénicas del Teatro Victoria Eugenia, reconoce que para que esta entidad ejerciera como productora, al igual que lo hace el Arriaga «tendríamos que dar la vuelta a toda la organización y en estos momentos eso resulta imposible». Sí participan en varias coproducciones anuales con una inversión de 100.000 euros en total.
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