Magüi Mira: «El teatro es sobre todo goce, nos abre caminos insospechados y es sanador»
Cuarenta y tres años después vuelve al personaje de Molly Bloom en lo que ella reconoce como un atrevimiento brutal
Magüi Mira se subirá este domingo a las siete de la tarde al escenario del teatro Principal para encarnar a la mujer que James ... Joyce le dio las páginas finales de 'Ulises'. El público escuchará 7.400 palabras de las 24.000 que el autor irlandés puso en su boca de manera torrencial. La falta de signos de puntuación complica un texto que ahora llega de forma más cercana a través de la magia del teatro y de «la verdad, de esa verdad que yo quiero transmitir», como afirma la actriz nada más comenzar la conversación.
– ¿Y cuál es esa verdad?
– En el texto está el germen de toda la acción y todo el pensamiento, pero solo es el germen, es un texto para ser leído. Luego hay que hacer un viaje para llegar a la vida y ahí es donde empiezas a buscar esa verdad.
– ¿En qué se concreta?
– Jamás me lo han preguntado... Se concreta en la verdad de las emociones, la del pensamiento, la de las acciones. Al final acaba siendo también la verdad del espectador, que acepta la convención del propio teatro. Porque la verdad de la vida no es la del teatro. La que se tiene que crear en el escenario ha de ser también arte. Como actriz para crear esa verdad juego con mis emociones, bebo en el pozo de toda mi memoria histórica, que es mucha porque cumplo en dos meses 79 años. Es también mi pensamiento, mi físico, la verdad de mi físico, y a todo eso hay que sumar la inspiración porque estamos hablando de arte.
– ¿Y con Molly Bloom adónde le ha llevado todo eso?
– ¡Ay! Me lleva al gran momento del teatro, que es la comunicación. Porque creo que eso es lo que puede conmover, mover y crear emociones en el público. Y eso nos lleva a otro momento único y mágico en la escena: la complicidad. Durante la representación en el Principal el público y yo estaremos en la misma habitación, respiraremos, reiremos a la vez. Yo transmito un texto que Joyce crea para ser leído. Si él levantara la cabeza y lo viera encarnado por una mujer con verdad, con la máxima verdad, y recibido por un público que está ahí físicamente sentado... Creo que nunca hubiera imaginado el encuentro de su texto con el público. Lo escribió con su verdad, pero ahora es la mía.
– El texto de Molly Bloom, como 'Ulises' en general, es muy complicado. ¿Es el teatro una buena herramienta para que lo pueda disfrutar mucha más gente?
– Esto es muy importante. El teatro sobre todo es espectáculo, es goce, es sanador y nos abre caminos insospechados como este porque, efectivamente, 'Ulises' es un texto que se surfea y que está escrito para eso, no se puede leer de forma habitual, con un té en la mano, una página y otra. Es imposible. Y que yo lo haga con esta edad es un plus de atrevimiento porque la primera vez tenía 35 años. Está escrito para una mujer joven, pero no importa, es tan potente que traspasa ese viaje. Un viaje tan fuerte que puede ser esencia de cualquier mujer y así lo toma al público.
– La versión la han hecho Marta Torres y usted.
– Las 7.400 palabras que digo esta vez no son las mismas que dije entonces. La dramaturgia creada con Marta está hecha con mucho fervor y mucho respeto. Habría sido feliz si hubiera podido decir el texto entero, pero tendríamos que llamar a una ambulancia y repartir bebida entre los espectadores
– Joyce lo escribió hace 102 años y usted dice que hoy «tiene una capacidad de provocación todavía más impactante».
– Y creo que así lo recibe el público. Tener que reconocer hoy que todavía las mujeres en la cama somos objetos y no sujetos me parece mucho más escandaloso que hacerlo hace cien años. Entonces entraba en una cierta normalidad porque en la sociedad patriarcal en la que vivían coincidía la teoría con la práctica. Ahora la teoría es que todos somos iguales y libres, pero la práctica... Lo que cuenta Molly Bloom sigue ocurriendo igual, lo que me parece mucho más brutal, más duro y más vergonzoso. En muchas camas de hoy sigue pasando lo mismo que digo durante la función. Molly también expresa su deseo de acceder al conocimiento y en 2023 miremos la cantidad de mujeres que todavía no pueden hacerlo por muchas razones, algunas por conciliación, otras por vivir en lugares donde les está vedado directamente. Eso me parece mucho más escandaloso.
– ¿Cómo ha incidido en esta interpretación su experiencia de vida desde que la hizo por primera vez?
– Ahora soy una mujer mucho más cercana a la que Joyce escribió. La entiendo mejor, entiendo que Molly sabe igual que yo que en este mundo tenemos que seguir trabajando hombres y mujeres para que lleguemos algo mucho más justo. Que tenemos que seguir trabajando de la mano. Esto no es una guerra de sexos, es una suma de sexos, de todos los colores, de todos los cócteles hormonales, para conseguir algo respetuoso y que seamos mejores seres humanos. Lo pienso de corazón y por eso me levanto cada día. Ahora también entiendo su generosidad. Las mujeres tenemos un pacto especial con la vida: somos madres, damos la vida. Y eso creo que nos hace ver con más generosidad todos los errores que los seres humanos cometemos.
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