«Nos sentimos actores queridos por el público»

- ¿Cómo se enteraron que iban a ser pareja escénica?

- Iker Galartza. Cuando el productor, Xabier Agirre, me habló de la obra vi que tenía buena pinta, pero no quise saber con quién iba a actuar hasta que estuviera todo atado. Y cuando me lo dijeron la verdad es que no me lo esperaba, pero bueno, pues ya está. Muy bien, para adelante.

- Zuhaitz Gurrutxaga. Cuando me lo comunicaron Iker ya era titular. No me lo pensé dos veces, nunca había trabajado con él y era un honor.

- ¿Cómo se sienten en la piel de sus personajes?

- Z.G. La salud mental es algo que me interesa mucho. Me ha tocado en mi vida estar no tanto con psiquiatras, pero sí con psicólogos. Al personaje llegué con información propia, la que he tenido desde el lado del paciente. Quizás al principio hacía un personaje muy realista, olvidándome de que es teatro y comedia. ¡Es que todos los psicólogos que he tenido han sido muy serio!.

- I.G. No se me ha hecho difícil mi papel. He estado cómodo, lo tenía claro, me he dejado llevar por el texto que nos presenta a un tipo muy seguro, pero al final es un ser humano y un pobre hombre.

- Tengo la sensación de que son de ese tipo de actores que además caen bien al público.

- Z.G. Yo siento el cariño que la gente le tiene a Iker. Cualquiera que vea la función acabaría votando a ese lehendakari sea del partido que sea porque Iker logra que su personaje sea entrañable para todos. En mi caso llevo ocho años ya en ETB1 con un programa muy amable, sobre todo con la gente mayor. Hay mucho respeto y creo que tanto mi compañero como yo somos simpáticos. Por ahí creo que me llega al cariño del público.

- I.G. Sí, siento que les caemos bien. También los personajes que he hecho me han favorecido. Mira, acabo de grabar una serie donde hago de entrenador de un equipo de fútbol femenino. Y lo primero que pregunté es si era un personaje turbio, si tenía que hacer algo grosero con alguna de las chicas. Estoy en una fase de mi vida que no quiero hacer cosas feas, cuido un poco esas cosas y supongo que también por eso la gente me sigue queriendo. Para hacer de un violador me tendrían que pagar mucho, mucho.

- Creo que hay algo que les une. Iker en 2017, siendo un actor muy conocido, se echa la manta a la cabeza y monta un circo itinerante. Zuhaitz, pasa de ser futbolista profesional a intentar ser actor. ¿No parecen personas que huyan de los desafíos?

- I.G. La vida es una y no solo hay que disfrutarla, también aprovecharla y no quedarse con la pena de lo que no se ha intentado. Tengo una familia, en la tele y en el teatro no me faltaba trabajo. Estaba bien, pero es el momento de decir me quedo así o es el momento de vamos a saltar un doble mortal.

- Z.G. ¡Y te ha salido bien!

- A usted también le ha ido bien, ¿no?

- Z.G. Lo mío es menos romántico. Como futbolista empecé arriba para luego bajar y bajar. Y necesité los focos, el cariño. Y de eso habla también esta obra, por eso me gusta, porque me veo identificado en cada respuesta que da el personaje de Iker. En ese descenso vertiginoso desde el fútbol necesité el aplauso y me metí en este mundo casi como un juego y por suerte se ha convertido en mi oficio, Y soy más feliz que cuando era futbolista.

- ¿Es un deseo que alguna vez lo entrevistemos sin tocar el tema del fútbol?

- Z.G. No, porque he sido quien lo ha alimentado. Supe que me podía ayudar hablar de mi pasado como futbolista para tener más público. De hecho el primer monólogo que hice fueron 600 personas a verme. Y fue porque la noticia salió en la sección de deportes del DV, justo debajo de una noticia sobra la lesión de Xabi Prieto. Es triste para la cultura, pero a mí me ayudó mucho. ¿Tú has sido futbolista, Iker?

- I.G. ¡Sí!, del Danena. Los buenos se quedaban en el Tolosa y los demás pues al Danena.

- ¿Vio jugar a Zuhaitz?

- I.G. Claro. He sido socio de la Real.

-Z.G. Y ahora comenta los partidos de la Real en Euskadi Irratia.

- ¿Y recuerda a nuestro defensa en acción?

- I.G. Mi hija mayor justo hoy me ha preguntado si era verdad que Zuhaitz jugó en la Real. Y le he dicho, ven para acá, y le he puesto la famosa patada que le dio a Hasselbaink, el jugador del Atlético de Madrid.