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El director donostiarra Félix Ardanaz resume la experiencia en una frase: «Los días en Kiev han sido durísimos pero profesionalmente inolvidables: esta 'Carmen' en la ... capital de Ucrania la llevaré en mi cabeza y en mi corazón mientas viva». Ardanaz habla a través del teléfono desde Varsovia, ciudad a la que acaba de llegar tras un complicado viaje de casi 24 horas desde Kiev. «Aún trato de asimilar las experiencias vividas, pero sobre todo quiero destacar la entrega y compromiso de los músicos y los artistas de la ópera, auténticos héroes que se vuelcan en el arte aunque trabajan en unas condiciones terribles, en un país en guerra y con una media de cinco bajadas diarias a los refugios».
Es la crónica de una ópera en una ciudad atacada por drones y misiles, pero Ardanaz (San Sebastián, 1988) subraya que es, sobre todo, «la crónica de una 'Carmen' artísticamente excepcional, con una producción mítica y un público que, pese a todo, llenó el impresionante teatro».
Ardanaz, pianista y director de orquesta donostiarra, vive ahora entre San Sebastián, donde es profesor en Musikene, centro en el que realizó sus estudios superiores de piano y dirección de orquesta, y Londres, donde también imparte clases. Habituado a la dirección de conciertos por toda Europa, aceptó encantado cuando surgió la posibilidad de dirigir en Kiev una 'Carmen' especial para conmemorar los 150 años de la obra de Bizet, una de las óperas más populares del repertorio. «Es una de las propuestas más estimulantes que he recibido, porque además del reto artístico en sí mismo suponía un ejercicio de solidaridad con una gente que está sufriendo desde hace tres años», explica. Pocos artistas de fuera del país visitan en este tiempo Ucrania, por razones evidentes, «pero yo acepté con la idea de aportar en todos los sentidos».
La primera dificultad era llegar: la única forma de acceso a Kiev era en tren, desde Polonia, «con continuos controles de seguridad». Y ya en Kiev, la esquizofrenia de una ciudad en guerra que quiere mantener la vida cotidiana en la medida de sus posibilidades.
«Es lo primero que choca», revela el director donostiarra. «Cada día suenan las alarmas una media de cinco veces, en muchas ocasiones de madrugada. Hay que bajar al refugio y pasar ahí un tiempo. Eso puede romper los nervios de cualquiera. Pero a la vez la ciudad está viva, con los restaurantes, los teatros y los cines abiertos, como una militancia por mantener la normalidad pese a los misiles».
Porque lo habitual son los ataques de drones, pero los misiles también caen. «Por desgracia mientras estuve en Kiev se produjo uno de los ataques rusos más duros, con varias víctimas mortales. Hay guerra en los frentes de batalla pero los efectos también llegan a Kiev», agrega Ardanaz.
En ese extraño ambiente se fueron desarrollando los ensayos para esta función única y especial que conmemora el aniversario de 'Carmen'. «Se trata de una producción histórica de la Ópera Nacional que se rescataba en esta ocasión», dice el músico guipuzcoano, «con un reparto de artistas ucranianos de primer nivel y unos músicos excepcionales, verdaderos héroes que mantienen su calidad pese a tantas adversidades».
Así llegó el día de la función, «con el teatro lleno». Ardanaz confiesa que hasta el inicio de la representación seguía tenso por el clima bélico. «Existe un protocolo de seguridad que deja claro que, en caso de que suenen las alarmas por un ataque, hay que suspender inmediatamente y todos, artistas y público, bajar al refugio». Pero todo eso se olvidó cuando accedió al foso y la música empezó a vibrar. Y las alarmas no sonaron.
«Al contrario, lo que sonó con enorme fuerza al final de la representación fueron los aplausos del público, entusiasmado con una obra tan popular y un montaje tan cercano». Félix Ardanaz aún se emociona el recordar esas ovaciones, el saludo al público desde el escenario, las conversaciones posteriores a la caída del telón, la sensación de haber superado un reto difícil.
«Mientras volvía hacia Varsovia, en otro largo viaje lleno de controles, iba pensando en todos esos artistas que se quedaban ahí», admite el director, que insiste en que «jamás olvidará» esos días y esa 'Carmen'.
Ardanaz está acostumbrado a los trabajos internacionales. Ahora está en París para regresar a Donostia el fin de semana. Antes de su viaje a Ucrania el maestro pasó unas semanas en Viena, donde ha grabado un álbum al frente de la Vienna Radio Symphony Orchestra (ORF) con obras vinculadas al paisaje vasco, que se publicará a finales de año, de los compositores contemporáneos Isabel Urrutia, María Eugenia Luc y Gabriel Erkoreka y de Maurice Ravel, compositor de Ziburu del que se cumplen 150 años de su nacimiento.
Antes Ardanaz presentará otro trabajo discográfico, en el que ha dirigido a la BBC National Orchestra.
Durante su inmersión en Kiev Félix Ardanaz ha tenido la oportunidad de charlar con numerosos ciudadanos y vivir desde dentro el clima que se respira en el país. «Aunque los medios internacionales especulan con el final de la guerra la gente de a pie se muestra muy pesimista, y piensan que el conflicto va para largo». «La postura mayoritaria es que Ucrania no debe renunciar a sus territorios para lograr la paz, así que no se atisba un horizonte tranquilo», añade Ardanaz. Pero a la vez «la gente está agotada tras tres años de guerra, con las alertas diarias, las horas en los refugios... Es una sensación extraña ver cómo conviven en el día a día esos efectos de la guerra con la lucha por mantener la vida de siempre, con los cines y restaurantes abiertos, y la propia ópera en funcionamiento».
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