Rescatan una escultura de Basterretxea desaparecida hace 20 años en los montes de Asparrena
Un vecino de Araia encontró el pasado sábado la pieza 'Araba', fundida en bronce, cerca de la cima del Aratz donde se ubicó hacia 1995
natxo artundo
Jueves, 3 de junio 2021, 06:48
Después de dos décadas desaparecida, la obra 'Araba' de Nestor Basterretxea ha sido hallada y rescatada cerca de la cima del Aratz, donde se ... colocó hacia 1995, en el límite entre Álava, Gipuzkoa y Navarra. «Parece que la sacaron de su sitio y la tiraron por una especie de cortado», indicaba el galerista Gorka Basterretxea, hijo del autor, que acudió ayer a la localidad de Asparrena para examinar la escultura y comprobar su estado.
Un montañero vecino de la cercana localidad de Araia halló el pasado fin de semana en una oquedad entre rocas la pìeza, fundida en bronce, y la fotografió sin saber qué era. Su mujer la reconoció como la escultura que se hallaba en paredero desconocido desde unos cuatro años después de que se instalara en el monte. Y acudieron a su vecina, la alcaldesa Txelo Auzmendi, para comentar el hallazgo. Era el sábado por la noche, así que despues de preparar un equipo con Aritz, un guarda forestal y un antiguo alguacil, entre otros, el lunes fueron a buscar la escultura perdida de Nestor Basterretxea.
El problema es que Aritz no tenía perfectamente claro dónde encontró el objeto metálico. Eso sí, la autoridad local recuerda que le pidió que hiciera un esfuerzo y hasta le comentó a Albisu «has ido a por setas y te has encontrado el Rolex», no en vano la obra tridimensional fue creada por uno de los grandes artistas de la potente escuela escultórica vasca.
Gorka Basterretxea detalló que la obra fue arrancada de su ubicación, «lo que no tuvo que ser fácil», ya que estaba fijada a la roca con tres anclajes. «Además de esos bulones, está el peso -en torno a unos 40 kilos- porque estaba fundida en bronce», apuntó el galerista.
Y precisó que, cuando le solicitaron una obra para el proyecto, su padre disponía de tres obras en madera, realizadas en 1962, con los nombres de las tres provincias vascongadas. Y 'Araba' fue, en buena lógica, la elegida para ese emplazamiento. Pero en vista de las condiciones de altura humedad y temperaturas en el Aratz, se hizo una copia en bronce, con «una pátina de color verde oscuro, tostado, que le gustaba a mi padre».
Después de un trayecto en todoterreno hasta el área más próxima, el grupo de rescatadores subió a por zona rocosa donde había aparecido la escultura, cuya falta se relacionó en su momento con muy diversas causas, desde el robo al vandalismo. Con un par de barras tipo pértiga y unas cuerdas se sujetó la pieza que previamente se había envuelto en un saco de patatas, casi haciendo honor al nombre de la obra y a la tradición agrícola del territorio.
Después de un trayecto, realizado con las complejidades del peso de la pieza y de áreas donde hubo que portarla sólo entre dos personas, el objeto con la firma de Nestor Basterretxea puedo ser cargado en el vehículo. Así, se trasladó la obra a un almacén en Araia, perteneciente al Ayuntamiento de Asparrena, cuya alcaldesa avisó al especialista en arte.
Gorka Batsterretxea, hijo del autor, señaló que la obra está en un estado bastante bueno y solo presenta algunas pequeñas marcas. Entre ellas, el reastro de algún tipo de pegatina, una letra 'M' y unas cifras, '2002', marcadas con algún tipo de punzón. «El bronce aguanta. Tiene los ángulos dañados, pero está muy bien y puede verse la firma en un lateral», aclaró.
Tras ser consultado sobre la mejor manera de eliminar esos elementos grabados ajenos a la escultura, Gorka Basterretxea razonó que el color de la pátina se consigue erosionando la superficie con un soplete. Si se lija, igual se perjudica más al color original. Lo ideal sería consultar con un especialista en fundición como Piris, que trabajó en Alsasua y más tarde en Irun, con el que contaron tanto mi padre como Oteiza», recomienda.
Tanto él como la alcaldesa de Asparrena celebraron la recuperación de la pieza, que la autoridad local quiere ubicar en el pueblo «para que todos puedan disfrutar de ella», una vez se revisen los términos de la cesión original de Nestor Basterretxea.
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