Las pesadillas de Edgar Allan Poe, en los lápices de Alberto Breccia
Astiberri publica en un volumen cinco relatos del maestro americano del terror adaptados por el artista uruguayo a lo largo de los años
«Cada novela, cada relato, tiene su propio ambiente. Mi problema fundamental consiste en tratar de recrear este ambiente lo mejor posible para que el ... lector pueda apreciarlo de la manera más completa posible». Palabras de Alberto Breccia, sin duda uno de los autores más importantes de la historia del cómic centradas en la adaptación, un arte del que fue maestro indiscutible.
Alberto Breccia (Montevideo, Uruguay, 15 de abril de 1919 - Buenos Aires, Argentina, 10 de noviembre de 1993) no comenzó su andadura profesional en el arte de las viñetas sino en la industria cárnica, un inicio que en nada hacía pensar que hoy se le recordaría como uno de los más grandes de todos los tiempos. En cualquier caso, aprovechaba cada uno de sus ratos libres para dibujar y, así, consiguió su primer trabajo importante con 'Sherlock Time', obra de los años cincuenta guionizada por Oesterheld, otro nombre de referencia del cómic latinoamericano. No será su última colaboración con el escritor porque, de hecho, en 1962 presentan 'Mort Cinder', tal vez su legado más notable, también recientemente reeditada y momento en que, Breccia, alcanza la cima artística según su propio punto de vista. Tras su paso por 'El Eternauta', título en época ya muy famoso, fija su atención en Lovecraft, luego de desechar la idea de versionar a Sábato. Al fin, en noviembre de 1973 se publica el primer relato corto, 'El ceremonial' en la revista italiana Il Mago. Tal y como Breccia entiende su acercamiento a Lovecraft , debe ser él quien moldee su estilo a fin de que la obra no vea alterada su misma esencia.
Ese planteamiento tan sorprendente entonces (y aún hoy, en el mundo del cómic solo al alcance de los más grandes artistas), llega hasta sus últimas consecuencias con su incursión en la obra de su admirado E. A. Poe. El primer relato adaptado será 'El corazón delator', de 1974; un estilo cinematográfico en la planificación puesto a prueba por un blanco y negro radical, esto es, ausencia total de grises, que le supondrá el aplauso del público y de la crítica, con la excepción de la francesa, absolutamente enmarcada en los preceptos de la bande déssinée a los que Breccia ignoraba por completo. Años después, sin embargo, dos editores de Humanoides Asociados, empresa durante tiempo responsable de la línea más arriesgada e innovadora gala, descubrieron su obra y la presentaron en aquel país con gran éxito.
El desconcierto inicial con 'El corazón delator' no carecía de lógica. Para el lector, comparar el trazo extremadamente preciosista de 'Mort Cinder' con esta propuesta era todo un choque estético. La obra de Edgar Allan Poe ya ha sido y será en el futuro llevada al cómic por muchos artistas, la mayoría de las veces de forma muy discreta, pero los grandes que lo hacen, como Bernie Wrightson o Richard Corben, sobre todo el primero, mantienen su estilo absolutamente, son reconocibles en todas y cada una de sus viñetas, lo cual no significa que incurran en error alguno, sino que no comparten en absoluto con Breccia su concepto; él debe moldearse frente a la obra, no al revés. Tal regla sagrada no hace sino agrandarse en 'William Wilson' (1975), 'La máscara de la Muerte Roja' (1982), 'El gato negro' (1983) y 'La verdad sobre el caso del señor Valdemar' (1992), los cinco relatos que ahora presenta Astiberri en un magnífico volumen que, además, incluye bocetos y estudios del autor hasta el momento inéditos con los que el lector disfrutará, especialmente con la inclusión del guion original del caso Valdemar y que se recoge reproduciendo las hojas auténticas en las que trabajó el artista uruguayo al que muchas veces se le identifica como argentino porque toda su carrera la desarrolló en aquel país.
Además, y aunque Breccia tiene una importante obra en color que comenzó con las adaptaciones de los cuentos de los hermanos Grimm, aquí destaca no solo entre el blanco y negro que cabría esperar, más si cabe cuando se habla de uno de sus mayores exponentes, sino por una utilización cromática, llena de matices. Desde el trazo 'sucio' y experimental de 'William Wilson' en el que se reconocerán diferentes técnicas, al comedido de 'El gato negro', tanto en su precisión como en la paleta utilizada.
'El corazón delator y otros relatos extraordinarios de E. A. Poe' es, en consecuencia, un libro exquisito e ineludible, ciertamente para un público adulto no porque a estas alturas sus imágenes vayan a impresionar a los jóvenes, sino porque muchos de ellos, aún, no llegarán a descubrir el genio de Alberto Breccia.
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