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Al repasar el listado de las residencias artísticas que se organizan en la CAV se observa que, como en otros ámbitos, los grandes centros ejercen de tractores. Es el caso de Azkuna Zentroa o BilbaoArte en Bizkaia. En Gipuzkoa, en el ámbito de las artes visuales la referencia es Tabakalera. De hecho, las residencias son una de las principales líneas de actuación del Centro Internacional de Cultura Contemporánea, así como una de las razones de ser de un centro orientado a la creación que, en lo que respecta a las residencias, no solo gestiona las propias sino que colabora con otras iniciativas.
En el ámbito de las artes escénicas, concretamente en el de la danza, Dantzagunea, un servicio vinculado a la Diputación, es otro referente importante, así como Dantzaz, la compañía residente en Dantzagunea y promotora inicial de Atalak 2.0, un ambicioso programa de con dimensión transfronteriza. En lo que respecta al teatro, la práctica totalidad de los espacios escénicos dependientes de Donostia Kultura, así como teatros municipales de Andoain (Bastero), Urnieta (Sarobe) y Azpeitia (San Agustin) están abiertos a las residencias artísticas.
Junto con las iniciativas institucionales, también hay en Gipuzkoa proyectos vinculados a agentes privados, como la fábrica de creación Bitamine Faktoria, de Irun, o Undermout, en San Sebastián. Uno de los hechos que destacaba el informe del Observatorio Vasco de la Cultura sobre las residencias de creación era, justamente, la importante presencia del sector privado.
Aunque unos pocos actores, los más grandes, vinculados generalmente a entornos urbanos, sean los que más peso tengan en el mapa de las residencias artísticas de Euskadi, no es necesario ni ser grande ni disponer de grandes infraestructuras para organizar residencias y responder a las necesidades de los creadores.
Lo entendieron muy bien hace más de veinte años en Nekatoenea, un pequeñp caserío ubicado en el idílico parque de Abbadia, en Hendaia, que acoge artistas desde 1997 y, desde 2011, también reserva unas semanas al año a escritores en euskera. El plazo para presentar propuestas para 'Euskal idazle egonaldia' de 2019 finaliza, justamente, el próximo día 27.
Nekatoenea, en cualquier caso, no es la única oportunidad de crear en plena naturaleza. En 2018, Alkiza, que lleva años reflexionando sobre el mejor modelo de desarrollo para una pequeña localidad de carácter rural cuyos modos de vida están cambiando de manera acelerada, creó Sormenaren Kabia, cuya segunda edición se presentó ayer en un acto que contó con la colaboración del enólogo Mikel Garaizabal y el ilustrador Iñaki Martiarena, 'Mattin'.
La peculiaridad de la residencia artística de Alkiza, para cuya primera edición fueron seleccionados de entre 23 proyectos los de Kimia Kamvari y Txiki Keixeta, es que la propuesta del artista tiene que estar vinculada a la naturaleza. Al igual que en la primera, en esta segunda edición los seleccionados contarán con una beca de 1.000 euros y la posibilidad de trabajar durante dos semanas en los espacios que pondrán a su disposición el Agroturismo Lete, el museo Ur Mara de Koldobika Jauregi y la bodega Inazio Urruzola Txakolindegia, que junto con el Ayuntamiento son los principales promotores de la iniciativa. El plazo de inscripción permanecerá abierto desde mañana hasta el 30 de junio y la resolución de la convocatoria se notificará en la página web de Fagus Alkiza (www.fagus-alkiza.com).
Alkiza, sin embargo, no es la única localidad pequeña que se ha sumado al auge de las residencias. Este año se estrena, dentro del programa transfronterizo de residencias Patrim+, en el que participa la Diputación, el caserío museo Igartubeiti, de Ezkio. También Arantzazu tiene su residencia, Argi Arantzazu, vinculada a la fotografía.
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