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Zaz, en una imagen de archivo durante una actuación. AFP

Zaz, un recorrido de adicciones que vuelve a ver la luz: «Al dejarlo, me respeté»

La artista francesa regresa a los escenarios con nuevo album y discográfica y liberada de sus adicciones

J.M.

Martes, 22 de julio 2025

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Quince años después de convertirse en un fenómeno de la chanson française con 'Je veux', Zaz vuelve a los escenarios con un nuevo disco, 'Sains et saufs', que saldrá a la luz el próximo 19 de septiembre. La artista francesa, que alcanzó fama internacional con su voz rota y comparaciones inevitables con Edith Piaf, reaparece ahora reconciliada consigo misma, libre de adicciones y decidida a mostrar una versión más luminosa y serena de su mundo interior. Este jueves actúa en Prineos Sur, en el escenario flotante de Lanuza (Huesca).

En una entrevista publicada por AFP, Zaz reveló detalles íntimos de su transformación personal y profesional. Tras dejar la discográfica Warner, la cantante ha escogido el sello independiente parisino Tôt ou Tard para lanzar su sexto álbum. Según explicó, esta nueva etapa ha estado guiada por el placer de crear sin presiones. A lo largo de su carrera, ha reconocido que siempre le resultó complicado hacer discos por su perfeccionismo. «Me ponía muchísima presión. No se notaba, pero también porque bebía bastante y fumaba; tenía un montón de muletas por todas partes». Esa exigencia constante la ha dejó insatisfecha y temerosa de equivocarse.

No obstante, el punto de inflexión llegó durante el primer confinamiento. Zaz contrajo Covid-19 y, tras realizar un ayuno de tres días, dejó el alcohol y el tabaco. Ese cambio, explica ahora, tuvo un impacto decisivo en su vida. «Tenía un consumo festivo, pero muchas veces terminaba estrellándome. Al dejar todo eso, me respeté, me reconocí, me valoré».

El álbum, cuyo título puede traducirse como «sanos y salvos», aborda este temas y otros profundamente personales. La primera canción, Je pardonne, habla directamente de su pasado. Tras una infancia difícil, estuvo en un hogar de acogida y fue expulsada del colegio. «Todo estaba construido sobre bases muy inestables y destructivas», ha relatado. En la adolescencia estalló y, a los 20 años, inició un proceso autodidacta. «¡Devoraba libros! Tenía hambre de comprender, de saber».

La artista también ha admitido que hablar públicamente de sus heridas requiere tiempo y madurez, especialmente en una época dominada por las redes sociales. «Antes estaba desconectada de mí misma. He pasado de la teoría a la práctica, y eso es un camino. Estamos llenos de contradicciones».

Una de esas contradicciones la vivió al volverse famosa. Según relató, muchos le reprocharon que no podía cantar una canción como Je veux —donde afirma que el dinero no trae la felicidad— mientras ganaba grandes sumas. «Yo no dije que no quisiera dinero, dije que no era lo que me motivaba».

Esa motivación se expresó en su compromiso con causas sociales, especialmente a través de su asociación Zazimut. «Puse mi dinero, para mí era lógico, había que dar», dijo. Sin embargo, admitió que durante mucho tiempo no supo poner límites. «Siempre he sido excesiva, soy intensa y absoluta. Me di cuenta de que quería ser un superhéroe y que eso no funcionaba. Me agotaba.»

Pese a su fragilidad, el disco también transmite dulzura y esperanza. «La base es volver a aprender a quererse. No vivo en un mundo de color de rosa, en absoluto, pero casi es una elección política estar en la alegría», aseguró. Consciente de la dureza del mundo y de su propia sensibilidad, la cantante recalcó que es necesario elegir una actitud vitalista. «Si te hundes en la angustia y el miedo, no vas a ayudar», advirtió.

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