
Luz Casal | Cantante
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Luz Casal | Cantante
«Lo más triste es ver cómo sufre gente que en muchos casos no tiene culpa de nada»Luz Casal regresa este domingo a San Sebastián (Kursaal, 19.00 horas) para presentar su último disco 'Las ventanas de mi alma'. Un trabajo ... que se ha hecho esperar, donde la artista gallega explora nuevos sonidos y aborda asuntos de actualidad. Tras casi cincuenta años sobre el escenario, reconoce que vive en un «momento de armonía vital maravilloso», y a la vez en un estado de «inconformismo constante», lo que le ha valido para triunfar y seguir siendo todo un referente en el panorama musical nacional e internacional.
– 'Las ventanas de mi alma' es su decimosexto álbum. ¿Es el más personal de todos?
– No sabría decirte. Si eso significa que he trabajado más a nivel de composición, de autorías... a lo mejor sí. Pero personales han sido todos mis discos, porque reflejan el momento en el que han sido creados y grabados. En ese sentido no creo que haya una gran diferencia. Quizá sí hay una diferencia sobre el resto porque esta vez he tratado aspectos que tienen que ver con mi persona. Pero luego hay canciones que no son yo, que son el pálpito de un momento dado o unos personajes que se convierten en canción. Al final un disco para mí es la expresión del tiempo que me lleva, que vivo en la preparación, el desarrollo y posterior grabación.
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– Hay canciones en las que aborda cuestiones íntimas como el éxito, la pérdida...
– Sí, pero cuando perdí a mi padre hice 'Entre mis recuerdos', y algo más íntimo no puede haber. Hay cantidad de canciones que son reflejo de mi vivencia personal, pero también está la influencia de lo que me rodea, que al final se convierte en letras de canciones o motivo de una melodía determinada. En ese sentido creo que todos mis discos reflejan mi estado de animo, mis preocupaciones, mis deseos, mis frustraciones ... incluso las canciones ajenas que canto, porque las interpreto porque en ese momento son importantes para mi, reflejan algo o tienen un componente estético que me apetece abordar. Ojalá fuera sencillo hablar de un álbum que te lleva mucho tiempo, como es mi caso, de forma sencilla, pero es bastante más complejo, tiene muchos ingredientes.
– El último tema del disco, 'Un poco más de amor', una canción compuesta por Carmen Santonja hace treinta años, se puede entender como canción antibelicista, donde canta 'Que callen esos fusiles'. ¿Por qué ha decidido incluirlo en este último trabajo?
– Coincidió con el momento en el que empezó el conflicto entre Rusia y Ucrania. Tengo un grupo de amigos ucranianos y sentí que esa canción, que en su momento había descartado, ahora encajaba con el resto de canciones y era el momento de que estuviera presente. Por otro lado, después de expresar cosas más íntimas en los temas anteriores, cerrar el disco con este tema es una expresión del presente, de una realidad que afecta a mucha gente de manera dramática. Para mí, como persona que intenta comunicarse con los demás, lo más triste, doloroso, es ver cómo la gente sufre, gente que en muchos casos no tiene culpa de nada.
– El ser humano no aprende de las guerras...
– Hay personas que intentamos aprender de los errores, intentamos tener armonía en la vida y no provocar dolor en los demás, pero parece que la tendencia siempre es a magnificar los conflictos y eso casi siempre trae como consecuencia dramas personales.
– Lo vivido en la pandemia también tiene su reflejo, con 'Hola, Qué tal', resultado de las más de dos mil llamadas que hizo durante el confinamiento a quienes se lo pedían... ¿Cómo recuerda ese momento tres años después?
– Esas llamadas supusieron lecciones importantísimas de aprendizaje, sobre la fortaleza de la gente, de la necesidad de una palabra de consuelo. Con una simple llamada podías provocar que la gente dejara apartada la ansiedad durante algunos minutos. Vi a través de la voz de las personas con las que hablaba cuáles eran sus realidades exactas, sin impostura. La gente hablaba de manera clara de sus miedos, angustias, deseos... A mí me sirvió para palpar la realidad de esas personas, y sobre todo, sentir que servía para algo, que yo era algo más que una cantante, era una persona como cualquier otra que en un momento dado decide echar una mano a gente desconocida. Hablé con todo el espectro social posible. Fue una experiencia vital enorme.
– El resultado final es un trabajo con temas muy variados y una gran mezcla de estilos.
– Creo que esa es una marca mía. Todos mis álbumes tienen canciones muy dispares, unos tienen un componente más tosco, otros más fluido, pero todos son muy variados. Y son variados porque para mí la vida es variada, no siento igual cuando me despierto que cuando me voy a dormir, y lo manifiesto así, por eso hay esa variedad. Por otro lado, manejar distintos estilos musicales es un regalo para mí, y me imagino que también para los seguidores de mi trabajo. Por lo tanto, no tengo ningún reparo en expresar tal cosa con un tipo de canción determinado.
– Asegura que cada disco refleja el momento que vive el artista. ¿En qué momento vital se encuentra ahora?
– Creo que probablemente en el mejor, porque soy más consciente de lo que tengo, de lo que soy, y sé cuáles son mis expectativas a muy corto plazo, con lo cual, creo que estoy en un momento de armonía vital maravilloso.
– Ha tardado cinco años en volver a editar material inédito. ¿Por qué tanto tiempo?
– Porque me lleva mucho tiempo... además, cuando llevas una gran cantidad de canciones editadas no es fácil sorprenderte. No todo lo que se te ocurre es válido, en lo estrictamente musical o en lo que respecta a las letras. Si eres una persona que quiere reflejar de la manera más directa y pura lo que quiere, tienes que ofrecerlo bien pulido. Eso no quiere decir que no haya habido canciones que han surgido de manera muy rápida, como es el caso de 'Dame tu mano' o 'Suave es la noche'. Pero luego hay otras que me ha costado años crearlas, pero no por eso son las más importantes o impactantes del repertorio. Al final, lleva tiempo ejecutar algunas ideas determinadas, porque al escucharlas uno se da cuenta que no producen ese sentimiento que los provocó. Entonces las aparto.
– Lleva más de 40 años sobre el escenario y sigue mostrando la misma vitalidad e ilusión. ¿Cuál es el secreto?
– Amar lo que haces y darte cuenta que tienes mucho que mejorar, mucho que aprender y mucho que mostrar todavía. Por mucho que tengas experiencia, no se extinguen tus ilusiones. Yo cuando subo al escenario me doy cuenta que hay muchísimas cosas que tengo que mejorar y que hay muchas cosas que tengo que hacer en relación con el público. Eso me tiene como en un estado de alerta, de inconformismo constante. Lo que hice ayer estuvo bien pero hoy y mañana lo tengo que hacer mejor. Lo de hace cinco años no fue la fuente de lo que puedo hacer hoy.
– ¿En qué ha cambiado esa Luz Casal que se subió al escenario por primera a finales de la década de los 70, y la Luz Casal que se subirá al escenario del Kursaal el domingo?
– En mucho. Ahora tengo una idea más amplia de lo que significa cantar, una idea más concreta de la importancia del público y una certeza de que eso que estoy diciendo no puedo decirlo de una manera mejor. En ese tipo de cosas siento que he cambiado.
– Y el público, ¿cree que también ha cambiado en todos estos años?
– Todo cambia afortunadamente, nada es permanente. La reacción de la gente, incluso de los seguidores, varía, y varía de una gira a otra, y de repente una canción que no les interesaba ahora es una de sus preferidas, porque les afecta, porque les ayuda o es un reflejo de su propio sentir en ese momento. El público cambia, también crece contigo. Luego están los que aparecen por primera vez, o los que tienen una idea muy sucinta de lo que eres y has hecho... el público es inasible.
– Sin embargo, lo que no cambia es que muchas de sus canciones, años después, el público las sigue pidiendo y cantando.
– Eso es quizá el mayor de las compensaciones, el mayor de los regalos. Saber que hay determinadas canciones que pertenecen a la gente porque tienen un significado en su vida personal. Creo que el éxito podría definirse con eso.
– Si no se hubiera dedicado a la música, ¿qué le hubiera gustado ser?
– Nunca me he planteado otra cosa. Siempre tuve claro que mi vocación era la música.
– ¿Para cuándo su siguiente trabajo?
– Es verdad que llevo trabajando en ideas desde hace varios meses, entre concierto y concierto, pero hasta que no me ponga a trabajar sobre ellas de manera disciplinada, no sabré si son puro apasionamiento por una determinada frase o idea, o pueden convertirse en canción. No lo sé.
– ¿Sigue disfrutando sobre el escenario?
– Sí, y espero seguir haciéndolo. Si no hay disfrute, bastante dificultades hay en este trabajo para no tener un momento de alegría y comunión con los colaboradores o el público.
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