«Treviño no ve esto como un trampolín, tiene una vinculación»
El director titular Robert Treviño prorrogó su contrato el pasado mes de mayo «sin un fin determinado» y «sin revisión constante»
Antes de coger la batuta de Euskadiko Orkestra, Robert Treviño (Texas, 1984) nunca había sido director titular de un orquesta. Fue una apuesta personal de Oriol Roch para cubrir la vacante que había dejado Jun Märkl, y ambos reconocen el acierto. El norteamericano firmó un contrato por cinco años que concluyeron el pasado mes de junio y, en el momento de presentar esta nueva temporada, ejemplificaron en un apretón de manos la ampliación de su vínculo de forma indefinida o, como prefieren denominarlo, «sin la losa de ver qué pasa dentro de tres años».
– ¿Cómo se abre una orquesta al mercado internacional?
– Muy a menudo viene ligado a la figura artística de la orquesta y al director titular. Difícilmente una orquesta sin director titular consigue una gira internacional, porque quiere decir que no tiene capitanía. El hecho de que Robert Treviño esté con nosotros ha sido la puerta de entrada para que muchos festivales se fijen en nosotros.
– Habla de Treviño, ¿le preocupa su éxito? ¿Podrán mantenerle?
– No nos preocupa, al contrario. Nosotros ponemos los elementos para que la orquesta sea cada vez mejor y él pone su parte y, en esa sinergia de interés común, no hay espacio para ninguna preocupación. En el momento en que Robert tenga una propuesta de dirigir la Filarmónica de Berlín eso será también una muy buena noticia para nosotros, porque será el aval de que realmente habíamos tomado una buena decisión con una persona que nos ha ayudado a crecer durante todos estos años. Por supuesto que Robert Treviño también ha crecido con la orquesta y no es el mismo director que cuando llegó.
– Habrá quien compre una entrada tan solo con ver su nombre en el programa.
– Lo importante de Robert Treviño no es solo su calidad sino que comparte nuestra misión. No tiene nada que ver el hecho de que ya no tenga casa en Michigan, de hecho, la vació y la tiene alquilada. Ahora vive en Andoain y es un vecino vasco más. Su vinculación aquí no es especulativa, es decir, no ve esto como un trampolín para luego salir a otro sitio, si no que tiene un compromiso. Yo mismo soy catalán y estuve muchos años en Galicia, pero mi trabajo no se podría hacer sin querer a este país ni querer formar parte de él. Mi actitud tampoco es especulativa.
– ¿Es habitual ofrecer un contrato indefinido a un director?
– Con la palabra 'indefinido' hay que ir con cuidado, porque la gente tiene una idea muy 'de administración pública'. Este es un contrato de renovación anual, digamos, sin revisión constante, que es un mecanismo en el que no se pone un fin determinado pero no se está sometido a la losa de que al cabo de tres años se tenga que ver qué pasa entonces.