«Lo que recuerdo del Dylan de 2006 es su absoluto desapego»
– ¿Ha ido a ver a Bob Dylan?
– No.
– ¿Por qué?
– Porque no me atraía. Leyendo las páginas que ha publicado DV ... he visto lo bien que se lo ha pasado el público porque son dylanianos absolutos. Iban entregados. Perfecto. Yo no voy entregado a Dylan. Le he visto bastantes veces y ya está.
– ¿Qué recuerdo guarda del de 2006 en La Zurriola, que usted mismo organizó?
– Para mí un tema fundamental para entender la personalidad de Dylan y ver cómo funciona de cara a los conciertos. Tenía reservados tres días en el Hotel María Cristina. Pues bien: llegó con el autobús, lo estacionó delante del hotel y no bajó. Estuvo tres días dentro del autobús. Y antes del concierto, el autobús salió, entró al espigón, lo paró y no pisó San Sebastián. Pasó del último peldaño del autobús al primero de la subida al escenario. Lo que recuerdo es el absoluto y total desapego.
– ...
– Sí es cierto que en aquella ocasión por voluntad política ajena a nosotros pasó de ser un concierto en la playa a un concierto por la paz. A partir de ese momento, el trato con el equipo de Dylan fue de culo y cuesta abajo.
– Eso envenenó las relaciones...
– Sí, fue ya a malas por parte de todos. De hecho, nosotros teníamos preparada la sonorización con unos delays – un sistema de sonido que da cobertura a las zonas más alejadas del escenario–, pero el técnico de Dylan los desfasó. Los que estaban entre la mesa de sonido y el escenario lo escucharon bien, pero todos los delays para los que estaban detrás o en las gradas estaban desfasados y no se oía en buenas condiciones.
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