«No puedes ser un buen músico si no eres humanista»
La virtuosa violinista alemana actúa este sábado en el Kursaal como solista y líder de la agrupación Mutter's Virtuosi
Una de las grandes estrellas de esta edición de la Quincena, Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, Alemania, 1963) llega esta tarde al Kursaal como solista y líder de la agrupación que fundó en 2011, Mutter's Virtuosi.
- Ofrece en San Sebastián un repertorio que viaja del Barroco al siglo XXI. ¿En qué medida es un recorrido por diferentes estilos, algo que ha caracterizado su carrera?
- Siempre me han interesado todo tipo de estilos diferentes y la contemporánea realmente juega un papel muy importante en mi vida desde 1986, cuando presenté mi primer estreno mundial de una pieza del famoso compositor polaco Witold Lutosławski. Desde entonces he encargado muchas obras diferentes y he llevado música contemporánea al escenario. Es una experiencia aterradora, pero también extremadamente inspiradora. Pero retroceder en la historia hasta la música barroca es también importante, y en mi opinión la programación que presentamos en San Sebastián supondrá un viaje maravilloso para el público, que viajará desde 1800 hasta 2014.
- ¿Considera que una intérprete debe mostrar un compromiso con todas las épocas y no especializarse?
- ¿Quién está especializado? Lo que quiero decir es que todo el mundo toca un repertorio muy amplio. No creo que tengamos gente especializada en Bach, salvo Glenn Gould, por ejemplo. Pero hablamos en este caso de personalidades muy singulares. Normalmente los músicos tocamos un repertorio bastante amplio.
«Mi instrumento en realidad tiene una personalidad muy fuerte porque mejora mi forma de tocar»
- ¿Cuáles son las virtudes que debe tener una violinista?
- La principal virtud es ante todo ser un ser humano. Ser muy consciente de la situación en el mundo y de los lugares en los que los conciertos benéficos pueden arrojar luz sobre la oscuridad de la vidas, particularmente ahora en un momento en que la guerra contra Ucrania continúa. Es necesario que hagamos conciertos benéficos para Save the Children o la Cruz Roja Internacional, por ejemplo. Ser músico significa ser humanista. No puedes ser un buen músico si no eres humanista, porque se supone que la música es un vínculo entre culturas, religiones, estilos de vida...
- Además de la obra de Previn que ha citado, interpretará a Vivaldi y Bach. ¿En qué aspectos ha evolucionado su visión sobre compositores del Barroco?
- Pienso que es como en la vida cotidiana, cuando vuelves a un tema durante décadas y los puntos de vista desde los que abordas ese tema van cambiando porque intentas mirarlo desde todos los ángulos diferentes. Y acumulas más información sobre el periodo y sobre cómo se tocaría Vivaldi o Bach en el siglo XVIII.
- En Donostia interpretarán también el 'Concierto para violín en la mayor' de Joseph Bologne (Chevalier de Saint-Gerofes). ¿Qué destacaría de él?
- Es uno de los muchos artistas, olvidados en la historia de la música porque no era blanco. En el siglo XIX Joseph Bologne fue reconocido como un gran artista de su tiempo. Pero la historia de la música lo ha olvidado, a pesar de que sus piezas son extremadamente virtuosas y conmovedoras
- Actúa junto a Mutter's Virtuosi, un conjunto que usted fundó con jóvenes talentos. ¿Qué destacaría de esta agrupación?
- En realidad no sé por dónde empezar. Mi fundación trabaja en todo el mundo desde hace 26 años. Muchos de ellos tocan instrumentos que les compramos, hacemos encargos a compositores… Todos ellos son músicos extraordinariamente talentosos. De hecho, tenemos dos españoles entre nosotros. Una es Carla Marrero y la otra es Sara Ferrández, hermana del más conocido Pablo Fernández, el violonchelista. Así que estoy muy orgullosa de que tengamos un grupo tan internacional de excelentes intérpretes muy, muy jóvenes.
- ¿Qué le aporta trabajar con jóvenes?
- En realidad no me interesa la edad de una persona, sino la persona en sí, su curiosidad, su corazón, su filosofía de vida. Así que no me importa si la persona tiene 70 o 7 años. Pero, por supuesto, siento una fuerte necesidad de ser mentora para una futura generación de músicos, quiero compartir lo que he aprendido de ellos.
- ¿Qué opinión tiene sobre la educación musical en la actualidad?
- Si hablamos de educación en las escuelas, eso es, por supuesto, terrible en todas partes. Para mí el arte es una hermosa isla en cualquiera de sus facetas: esculpir, pintar, componer… hay islas preciosas con las que puedes soñar desde niño y la sensación de tocar un instrumento es un trampolín muy necesario en el desarrollo de todo ser humano. Me entristece ver que se priva a los niños del placer de hacer música como hobby, como por ejemplo cuando hacen deporte.
- ¿En qué aspectos un músico puede ayudar a que el mundo sea un poco mejor?
- Mis conciertos benéficos, además de recaudar dinero, ofrecen un momento en el que hacemos una pausa y nos damos cuenta de la comunidad en la que vivimos. En España o Alemania no vivimos en una zona de guerra, por lo que tenemos que estar muy agradecidos y proteger nuestra forma de vida libre, con democracia, libertad de expresión o de prensa. Tenemos que proteger eso y tratar siempre de estar ahí para las personas necesitadas. Puedes hacer del mundo un lugar mejor, aunque sea con un esfuerzo muy pequeño. Cada pequeño esfuerzo cuenta.
- Ha sido crítica con el culto a la imagen que domina todo el panorama musical actual.
- Opino que con el tiempo la gente tendrá una idea del contenido, la calidad y la pasión que hay dentro del músico, y creo firmemente en la supervivencia del verdadero músico que se dedica a su arte más que a ser portavoz de una determinada etiqueta o lo que sea.
- ¿Tocará este sábado con su Stradivarius?
- Sí. Mi instrumento en realidad tiene una personalidad muy fuerte porque mejora mi forma de tocar. Ahora depende de mí tocarlo de una manera que realmente resalte todo su esplendor. Por lo tanto, siempre seré la estudiante y el instrumento el maestro.