Ainara LeGardon | Artista e investigadora
«Los contenidos musicales se están aplanando y estandarizando cada vez más»La Inteligencia Arficial ha conseguido replicar la creatividad humana en el ámbito de la música, con el consiguiente perjuicio para los artistas
Según recoge la Real Academia Española, la Inteligencia Artificial es la «disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana». Este campo aplicado a la creación musical está generando una «inmensísima cantidad de pistas de audio artificiales que se están compartiendo en plataformas de streaming» que compiten con las canciones creadas por seres humanos, tal y como explica Ainara LeGardon (Bilbao, 1976), artista y compositora, pero también investigadora y divulgadora en el campo de la gestión cultural y la propiedad intelectual. En 2020 creó LeGardon.net, una plataforma de asesoría integral para proyectos creativos que sirve como punto de formación y capacitación para artistas y agentes culturales. Esta semana ha participado en la jornada organizada por Musikari en la que se analizó el impacto de la IA en la música.
– ¿Cuál es el impacto que está teniendo la IA en la música?
– El impacto que está provocando la IA generativa en la música es amplísimo y profundo, al igual que el que provoca en sectores como el del libro, la ilustración o el audiovisual. En realidad, se está viendo afectado todo ámbito artístico que presente una forma de expresión capturable y replicable por medios digitales. En la música, el impacto más relevante son las consecuencias de la inmensísima cantidad de pistas de audio artificiales que se están compartiendo en plataformas de streaming. Por darte un dato concreto, el 12 de julio de 2023 el número de canciones existentes en el mundo se duplicó. Una empresa de IA llamada Mubert generó en un solo día 100 millones de pistas de audio artificiales, todo lo que la humanidad había creado hasta entonces, y las subió a Spotify. Estos son tracks que compiten en los repartos con las canciones creadas por seres humanos. La disrupción es tan profunda que se están cambiando las reglas de reparto y, por ejemplo, Spotify ha decidido desmonetizar toda canción que tenga menos de 1.000 escuchas. Para los grupos y artistas independientes cada vez será más difícil hacerse un hueco en esa inmensidad.
– ¿Somos conscientes de los cambios que va a generar la IA en el mundo de la música y de la cultura?
– No. Se van vislumbrando cuestiones como que los contenidos –no se le puede llamar obras a ciertas creaciones– se están aplanando y estandarizando cada vez más. Hay un libro interesantísimo sobre el tema que se llama 'Mundofiltro. Cómo los algoritmos han aplanado la cultura' de Kyle Chayka. También hay voces expertas, como la de la profesora Melanie Mitchell, que alerta de que, como sociedad, estamos desarrollando cada vez más tolerancia hacia la mediocridad.
– Entiendo que la irrupción de la IA tiene su lado negativo, pero, también aportará algo positivo a la creatividad, ¿o, no?
– Si nos referimos a la IA generativa en el sector artístico, hay gente que habla de sus bondades como herramienta para solventar bloqueos a la hora de enfrentarse a una hoja en blanco, y lo hacen bajo la premisa de conseguir una mayor velocidad y, por tanto, una mayor productividad. Pero yo no comparto esa visión. Cuando me preguntan por qué no uso IA en mis procesos creativos contesto que porque mi trabajo es el proceso y amo mi trabajo. Para mí es básico incluso sentir el sufrimiento de no saber qué hacer en algunos momentos. Las formas de encontrar salida a esas crisis siempre suponen un punto de inflexión y una lección vital. No hay atajos posibles porque lo que importa es el camino que se recorre pensando, buscando, encontrando y creciendo. Al arte nunca le han venido bien las prisas ni los atajos, pero al entretenimiento sí. El problema es que el arte hace tiempo que fue devorado por el entretenimiento, pero es ahora cuando hay nuevos depredadores que incluso están devorando al propio entretenimiento. En palabras del musicólogo e investigador Ted Giogia, la distracción se ha acabado comiendo al entretenimiento y la adicción a la distracción.
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–La IA, ¿llegará a replicar la creatividad y la emoción humana en la música?
– Ya lo está haciendo. Pensemos que desde hace años la forma que tenemos de escuchar música tiende a ser un acto pasivo e irreflexivo. La gran mayoría de la gente pone música de fondo desde una plataforma de streaming mientras realiza otras tareas, sin siquiera saber ya no qué artista está escuchando, sino incluso si eso que está oyendo es una pista de audio artificial o no. La cuestión de si una persona es capaz de sentir la magia de la música tiene que ver con cómo se enfrenta a la escucha de esa obra. Es decir, la emoción humana de la persona autora y/o intérprete no se transmite simplemente porque esté plasmada en una grabación o en un concierto en directo, sino que quien escucha tiene que tener la capacidad de dejarse emocionar. Si perdemos la capacidad de la escucha activa y atenta, perdemos la magia. Me da más miedo el adormecimiento de la escucha que el aplanamiento de la creación musical.
«Una empresa de IA generó en un solo día 100 millones de pistas de audio artificiales, todo lo que la humanidad había creado hasta entonces»
«Hay voces expertas que alertan de que, como sociedad, estamos desarrollando cada vez más tolerancia hacia la mediocridad»
– ¿Y cree que la IA puede incluso minar la creatividad de los artistas?
–Sí, por varios motivos. Hay determinadas carreras profesionales que van a desaparecer. Empleos creativos que se convertirán en hobbies de quien pueda permitírselo –nada nuevo, por cierto–. Llevamos varios años luchando por la aprobación de las medidas del Estatuto del Artista, y ahora nos enfrentamos a otra capa de precariedad que viene desde otro ángulo que no fuimos capaces de prever. La directora de Tecnología de OpenAI, Mira Murati, dijo el otro día que algunos trabajos creativos tal vez desaparecerán, pero quizás no deberían haber existido nunca. Y lo dijo así, sin despeinarse. Al igual que el uso de ciertas tecnologías han provocado que hayamos perdido la capacidad para orientarnos de forma natural, el uso de la IA en los procesos artísticos es posible que repercuta en la pérdida de nuestra capacidad de resolver cuestiones creativas e imaginar soluciones que sobrepasen las constricciones de antiguos modelos.
–Un usuario, sea artista o no, ¿cómo puede llegar a percibir que una obra está creada por IA?
–No podemos, no tenemos esas herramientas. Y, en realidad, estamos yendo hacia un escenario en el que va a dar completamente igual.
«Esta es la primera vez en la historia que una supuesta herramienta creativa no obedece a la persona autora»
– ¿Cree que llegará el momento en el que será indistinguible del realizado por humanos?
– Ya lo es en muchos casos.
–Durante siglos, las artes se han ido adaptando al progreso tecnológico. La proliferación de los samplers, en los 90 también supuso una revolución. ¿También se adaptará la música a los cambios que llegarán con la IA?
– Creo que no es comparable. Esta es la primera vez en la historia que una supuesta herramienta creativa no obedece a la persona autora. Nunca un instrumento se ha negado a que algunas de sus teclas o cuerdas suenen en determinado orden si alguien las pulsa, pero ahora la realidad es que esa 'herramienta' se puede negar a obedecer tus órdenes, y eso es porque no eres su verdadero dueño. Lo es la empresa tecnológica, que variará los parámetros de esa máquina y tu relación con ella a su antojo, según lo que considere apropiado y lo que no en cada momento. La técnica del sampleo sirve como procedimiento para realizar tu trabajo como artista. Tienes que contar con una destreza importante para componer con el sampleo. Una IA generativa directamente elimina la acción de componer.
–¿Cree que llegará el día en que la industria musical apueste por la IA para crear canciones, dejando a los músicos aparte?
–Ya ha llegado ese día.