La Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig regaló este jueves un soberbio concierto hecho de emoción. La mostró desde la obra de Pärt, aparentemente sencilla, ... pero de una profunda musicalidad, y la reafirmó en la 'Sinfonía nº 2' de Sibelius, tan dramática como lírica. Entre ellas ofreció, junto a Isabelle Faust, el 'Concierto para violín' de Dvorak, un ejemplo de inspirada combinación de virtuosismo romántico y folclore. Y en las tres obras la agrupación demostró que los más grandes superan la técnica, la precisión, el equilibrio y el empaste: son emoción.
Es difícil de entender que la música de Pärt no se programe más a menudo por estas tierras cuando es de enorme calidad y muy cautivadora. En la pieza que escuchamos ayer, solo para cuerda y campana, la orquesta, absolutamente disciplinada en afinación, fue un ejemplo de conjunción a las órdenes de un director, Andris Nelsons, que, tal y como requiere la obra, mostró un pulso inquebrantable y casi metronómico.
Gewandhausorchester Leipzig
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Intérpretes: Isabelle Faust, violín.
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Director: Andris Nelsons.
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Programa: 'Cantus in memoriam Benjamin Britten', de Pärt; 'Concierto para violín y orquesta en la menor, op. 53' de Dvorak y 'Sinfonía n2 en re mayor, op. 43' de Sibelius.
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Fecha: 28-8-25
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Lugar: Kursaal.
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Asistencia: 1,650 personas.
El desafío que propone el 'Concierto para violín' de Dvorak fue solventado también con emoción por Isabelle Faust, de arco interminable, y perfecta evocadora de esa melancolía y belleza de la música checa sin caer en el sentimentalismo. La orquesta cumplió su papel, con presencia, pero respeto a la solista, y Nelsons fue un hábil mediador, resaltando con justicia la riqueza orquestal propia del compositor checo. Faust, justamente aplaudida, regaló como propina 'Caprice' de Guillemain. En Sibelius orquesta y director volvieron a dar una lección de música, con un control dinámico eficiente y una fascinante creación de atmósferas. Equilibrada en todas su secciones, la orquesta interpretó no solo las notas, sino también las emociones escondidas en la partitura, completando un encuentro excepcional.
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