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La Euskadiko Orkestra cerró ayer su temporada de conciertos de abono a lo grande. Lo hizo con una partitura inmensa como es la 'Sinfonía nº ... 7' de Mahler, larga en duración y extensa en la lista de instrumentistas que requiere, que en el caso de ayer superaba el centenar. El hecho de programar una obra tan infrecuente en los escenarios como esta y hacerlo integrando diecisiete estudiantes de Musikene en sus filas supuso, además, una especie de declaración de intenciones: se es grande cuando se unen fuerzas.

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