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No podemos saber si es posible recrear con total fidelidad la sonoridad del pasado, algo que buscan los intérpretes historicistas, pero es probable que se ... acerque a la que ayer transmitió la Orquesta de los Campos Elíseos. La utilización de réplicas de instrumentos de la época -muy visibles en el viento madera, así como en las trompas y las trompetas naturales- dio un color especial a sus lecturas de las sinfonías de Beethoven, pero además, la manera de articular el discurso ayudó a trasladarnos a principios del XIX.
Orquesta de los Campos Elíseos
Intérpretes: Orquesta de los Campos Elíseos.
Director: Philippe Herreweghe.
Programa: 'Sinfonía nº 4' y 'Sinfonía nº 7' de Beethoven.
Fecha: 7-5-25.
Lugar: Auditorio Kursaal.
Asistencia: 1.000 personas
Con un conjunto de poco más de cuarenta componentes, Herreweghe dirigió la segunda entrega de la integral de las sinfonías del alemán, que en el caso de ayer, fueron la Cuarta y la Séptima, menos conocidas que otras de su catálogo. Esta vez, quizá fruto de la edad del maestro, recibimos un Beethoven maduro, calmado, muy claro en los planos sonoros y en la articulación, pero sin asperezas -tampoco en la afinación, a pesar de la dificultad que esta entraña en este tipo de instrumentos-, ni dinámicas excesivamente contrastadas. Como resultado, el delicioso concierto fue una especie de clase magistral de cómo podría sonar la música del gran compositor cuando fue creada de mano de músicos magníficos.
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