El Kutxa Kultur se hace mayor de golpe
El mal tiempo desluce la arriesgada transición del festival desde Igeldo hasta el Hipódromo
Nadie dijo que crecer fuera fácil. Tampoco lo es para un festival de música que decide abandonar el nido que le proporcionaba un parque de ... atracciones urbano para dar el salto a un espacio más abierto e imprevisible como el Hipódromo. El Kutxa Kultur Festibala ha entrado este fin de semana en la edad adulta de golpe al comprobar que los deseos de crecer a veces chocan con factores que se escapan del control de la mejor organización. En este caso, las malas condiciones meteorológicas han lastrado el estreno de esta nueva etapa de cinco años que el festival afronta en el Hipódromo, después del exitoso lustro que había vivido en Igeldo.
Los 8.000 espectadores que la organización calcula que acudieron al Hipódromo entre el viernes y el sábado son prácticamente los mismos que permitía el aforo del parque de atracciones donostiarra, y que llevaron al festival a pensar en nuevos emplazamientos. Desde ese punto de vista, el principal objetivo de crecer en asistentes no ha podido cumplirse. Sin embargo, gracias a las nuevas posibilidades que ofrece el Hipódromo, el Kutxa Kultur ha sido capaz de montar un festival que se acerca bastante a otros grandes eventos musicales que se organizan durante en verano en Euskadi, como el BBK Live de Bilbao o el Azkena Rock de Vitoria. Solo el tiempo dirá si los cinco exitosos años del Kutxa Kultur en Igeldo se debieron a la existencia de una demanda real para organizar un festival de este tipo en San Sebastián o se explican mejor por la conjunción de factores como la posibilidad de regresar a un parque de la infancia en un ambiente más adulto y festivo, unas vistas alucinantes, la comodidad en los accesos o la sensación de que, con buen tiempo, aquel plan era inmejorable.
A la hora de hacer un balance de esta nueva edición del Kutxa Kultur en el Hipódromo, cabe destacar como aciertos la composición de un cartel con indudable calidad artística (aunque pudo faltar uno de esos grupos capaz de arrastrar multitudes incluso en tardes lluviosas), la elección de un espacio que es mucho más abierto que el constreñido parque de atracciones o la inclusión de elementos que han ganado peso en festivales de este tipo, como el escenario de música electrónica que en el Hipódromo se ha bautizado como ‘Paddock’. También el sistema de pago mediante pulsera recargable y sin dinero en metálico funcionó sin problemas durante todo el festival. Es cierto que los intensos chaparrones del viernes dejaron gran parte de la zona central del Hipódromo convertida en un barrizal, en el que a última hora se hundían los pies literalmente, pero no es menos cierto que, si el tiempo llega a respetar, la valoración general del espacio elegido para sustituir a Igeldo (con la dificultad que eso entrañaba) podía haber recibido aplausos unánimes.
También hubo cuestiones que los organizadores deberán mejorar si pretenden conseguir el objetivo de crecer en asistentes en las ediciones venideras. Una de ellas es la supresión de los autobuses lanzadera que sí existían en Igeldo y que, en esta ocasión, se han cubierto con el transporte público que llega hasta Lasarte-Oria, que deja a diez minutos andando del Hipódromo. Por muy buenas que sean los conexiones del Topo y de los autobuses de Lurraldebus, nada se puede comparar con unos autobuses lanzadera organizados por el propio festival que dejen en la misma puerta del Hipódromo y devuelvan al público a San Sebastián durante toda la noche. La ausencia de este pequeño detalle, sin ir más lejos, es lo que pudo retraer a muchos potenciales asistentes de acudir al festival al ver que las previsiones meteorológicas no iban a acompañar durante todo el fin de semana.
Otro inconveniente con el que puede encontrarse el Kutxa Kultur para crecer es que mediados de septiembre es una época un tanto tardía para organizar un festival eminentemente nocturno en un espacio tan húmedo como el Hipódromo, donde al anochecer este fin de semana hacía auténtico frío. De madrugada en el BBK Live de Kobetamendi también puede llegar a hacer frío, pero a mediados de julio ese fresco nocturno se sobrelleva mejor... En cualquier caso, hay que reconocer que este fin de semana ha sido especialmente desapacible en Gipuzkoa, por lo que tampoco sería justo exagerar la valoración negativa del Kutxa Kultur por una circunstancia que escapa totalmente al control de los organizadores.
El festival haría bien en tomarse esta primera edición en el Hipódromo como una prueba de vida. La primera vez que decides sacar a un niño de cinco años del confort del parque de atracciones para llevarlo de excursión al monte, corres el riesgo de que un mal día te fastidie el plan. Pero si perseveras, es probable que ese mismo niño, cuando se haga mayor y las condiciones acompañen, acabe disfrutando sobre la hierba (o incluso el barro) tanto o más que en el parque de atracciones. El Kutxa Kultur se merece nuevas oportunidades en el Hipódromo.
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