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La 'primera' rumba en euskera se gestó en Hernani hace ya 7 años. «Como quien no quiere la cosa y desde la casualidad más absoluta», Agus Garmendia, en una reunión en el bar y con amigos, empezó a tocar la guitarra y tuvo la ocurrencia ... de lanzarse a tocar una rumba, y además, en euskera. «Fue algo pionero, casi inédito». Aquello se convirtió en un éxito que, pese a las iniciales reticencias porque el público no sabía cómo responder ni cómo aplaudir «¿una rumba?, ¿y en euskera?», desembocó en una gran cosecha de temas propios y el germen de una agrupación que se fraguó oficialmente en 2018.
Género: Merengue-pop.
Discográfica: Baba Biga Produkzioak.
Precio: 9,95 euros.
Canciones: 8.
A Kilimak, que así se llaman porque –de nuevo la casualidad entra en juego– lo 'bautizó' un amigo de la universidad de Garmendia que le dijo «con vuestra música hacéis cosquillas», rápidamente se unió Ione Zozaya. Venía de Zugarramurdi, llegó a Hernani a estudiar y asegura que no tuvo «ninguna duda» en dar el paso y convertirse en vocalista del grupo en cuanto se propuso la idea de formalizar esta banda «loca de la 'jaia', la fiesta, el baile y la algarabía», según se definen.
Así nació la formación que, tras más de 150 conciertos por toda Euskadi, presenta ahora su segundo disco 'Irrikitan' (Baga Biga, 2025). Un trabajo con el que pretenden «dar un paso más en la música, innovar y experimentar en cuanto a géneros musicales y demostrar nuestra madurez y evolución profesional». En total, un disco vivo, rítmico, compuesto por ocho temas originales que se unifican «a través de un hilo conductor muy propio» y mezclan estilos tan diversos como el merengue; el urban; la electrónica; los ritmos caribeños, teniendo en cuenta que las nuevas incorporaciones Yosmel Lazo (teclados) y Fabián Reyes (percusiones) son cubanos; y el reggaeton, «también en euskera», apuntan los miembros del conjunto.
«Nuestro primer disco, 'Euskal Herriko runba', nos autodefinía. Digamos que representaba el género por el que empezamos a tener una trayectoria. Era lo que la gente quería escuchar de nosotros», cuentan. «De hecho, lo publicamos casi por clamor popular: la gente que venía a nuestros directos nos quería escuchar también en casa, en el coche, etc.», añade Garmendia sobre la grabación del álbum. «Pero es cierto que la esencia de Kilimak son los directos. Nosotros somos directo y trasladar esas 'vibras' a una grabación es complicado, pero creo que, a diferencia de nuestro primer trabajo, en este sí hemos logrado que aunque sean reproducciones, se nos oiga tal cual somos», añade Zozaya.
Ione Zozaya
Voz de Kilimak
Este segundo disco, aclaran, «no es tan rumbero. De hecho, de los ocho temas, solo hay dos que miran a la rumba. Las canciones mezclan el merengue de la República Dominicana con ciertos toques electrónicos acoplados a un pop bailable», explican los intérpretes y músicos que alaban ser «un proyecto colaborativo y muy grupal».
La formación sigue creciendo y evolucionando desde sus comienzos en 2018, pero «hay cosas que no deben cambiar» y una de ellas es su sede. «Seguimos en Hernani, es nuestro nido». Más o menos, una vez a la semana los miembros de Kilimak se reúnen para ensayar, aunque solo si sus profesiones paralelas se lo permiten. «Trabajos que compaginamos con nuestra dedicación a la música, porque vivir de esto ahora es prácticamente imposible. Es una meta a corto plazo, pero de momento no podemos permitirnos dejarlo todo para vivir de la música», coinciden los integrantes de la agrupación rumbera.
Emprenderán en abril su gira de presentación para la que, adelantan, ya están preparando un «espectáculo en el que vamos a dar muchísima importancia a la puesta en escena y a la estética. Precisamente, porque es nuestro distintivo y nos define mucho en nuestros conciertos en vivo», aseguran. «Disfrutamos tocando y creo que lo transmitimos cuando la gente nos escucha. No queremos llegar a un pueblo y que el público esté sentado. Buscamos que bailen y que todo el mundo, cuando nos vea, se levante de la silla. Pero eso lo tenemos que demostrar nosotros», concluye Garmendia que, haciendo honor al título de su segundo trabajo, ya está 'deseoso' de volver a los escenarios y con el 'cosquilleo' de revivir en directo la esencia fiestera que define a Kilimak como artistas.
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