«Cada día con mi hermana es un regalo, con música o sin ella»

– ¿Qué alicientes tiene para el público?

– Cada uno lo recibe de forma diferente, pero creo que es muy interesante descubrir nuevo repertorio y hacerlo con la Orquesta Checa, porque es increíble cómo lo bailan. Es una música que baila, como una danza. Es muy diferente cuando lo tocamos con orquestas alemanas o francesas.

– ¿Por qué Martinu no es un compositor muy conocido?

– La gente que lo conoce lo valora muchísimo, pero quizá ha quedado eclipsado por otros compositores, como Dvorák.

– Hoy su hermana y usted tocan con orquesta, pero les hemos escuchado a las dos solas en muchas ocasiones. ¿Qué prefieren?

– A mí me gusta todo, depende del repertorio y también de la orquesta. Lo divertido es hacer cosas diferentes y eso es lo que hemos hecho las dos desde que empezamos: música americana, contemporánea... nos gusta descubrir repertorios distintos. Es mucho trabajo aprender constantemene nueva música, pero nos encanta.

– Los pianistas no pueden llevar su instrumento a los conciertos y en su caso, que necesitan dos, supongo que es más complicado.

– Así es. Estamos acostumbradas a tocar siempre instrumentos diferentes, por lo que no podemos llegar dos horas antes del concierto ni estudiar en el hotel. No es fácil, la verdad. Cuando estamos en América solemos alquilar dos pequeños pianos para poder ensayar en el hotel. Tenemos que organizarnos bien, porque tocar a dos pianos requiere mucha logística. Hay salas que están muy ocupadas y tienen otro concierto por la mañana, por lo que siempre vamos contra reloj.

– En el concierto de hoy les dirige su marido, Semyon Bychkov. ¿Eso lo hace más sencillo o más complicado?

– Ayuda, sin duda. Es hacer música en familia y no nos genera ningún conflicto. Yo a veces tengo miedo de que me diga luego en casa si no he tocado muy bien, pero la verdad es que nos gusta. Es algo fantástico. Y permite la conciliación tan complicada en los músicos, porque él pasa mucho tiempo con la orquesta y nos conocemos todos, somos como una gran familia. Y poder estar con mi hermana después de tantos años. Hemos trabajado mucho, pero tenemos suerte de poder seguir compartiendo escenarios.

– ¿Se imagina tocando con otra pianista que no sea su hermana Katia?

– Sería imposible. Compartimos tantas cosas... el escenario, pero también la vida, todo lo que hemos hecho desde niñas. Al principio quizá era más difícil, pero con los años me he dado cuenta de la suerte que tenemos. Cada día con ella es un regalo, con música o sin ella.