Gustavo Gimeno: «La labor de un director puede parecer fácil y en ocasiones hasta irrelevante, pero no lo es»
El maestro valenciano inauguró anoche los conciertos del Kursaal y hoy vueve a dirigir a la agrupación en otro exigente programa
Gustavo Gimeno (1976) lleva nueve años al frente de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo y la temporada 2025-26 asumirá la dirección musical del Teatro ... Real de Madrid. En 2017 dirigió a su agrupación por primera vez en la Quincena Musical, y guarda un recuerdo «fantástico» de aquellos conciertos, en los que también participó el Orfeón Donostiarra. En esta ocasión, hoy dirigirá por primera vez al Coro Easo.
– En estos años ha continuado desarrollando una relevante carrera. ¿En qué medida ha cambiado como director y músico?
– He tenido muchas más experiencias a varios niveles, con más orquestas, con repertorio diverso, con culturas diferentes, junto a muchos solistas... y creo que ahora soy mejor músico y director.
– ¿Qué queda del joven Gustavo Gimeno que se fue a Amsterdam como percusionista?
– Creo que en el fondo soy básicamente la misma persona. Si miro hacia atrás, tengo la misma o incluso más ilusión, pasión, curiosidad, motivación y ganas de seguir teniendo vivencias personales y artísticas que me hagan evolucionar y mejorar.
– Se ha puesto al frente de las orquestas más importantes del mundo. ¿Qué le aporta trabajar con conjuntos distintos y prestigiosos?
– Sin duda, perspectiva. Y también añade capas a mi personalidad, a mis pensamientos y a mi capacidad reflexiva.
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– Lleva nueve años como director titular de la Filarmónica de Luxemburgo. ¿Cuáles diría que son sus principales cualidades?
– En mi opinión, la orquesta ha evolucionado y crecido en los últimos años. Las cualidades que yo aprecio y valoro son su versatilidad, su apertura mental y su capacidad de trabajo.
«No hay un solo día en este trabajo en el que no se aprenda algo o se llegue a alguna conclusión valiosa»
– Esta tarde dirige un programa en el que interviene el Coro Easo. ¿Es su primera colaboración con ellos?
– Sí. Tenía muchas ganas de conocerles y hacer juntos 'La ejecución de Stephan Razin' de Shostakovich. Es una obra fantástica, dramática e intensa que casi nunca se interpreta, ¡una rareza!. Para cualquier amante de la buena música y de la música vocal es una gran oportunidad de escucharla en directo, con el Coro Easo y un artista de la trayectoria y calidad del bajo Alexander Vinogradov.
– Usted es también responsable de la Orquesta Sinfónica de Toronto. ¿Trabaja de igual forma con la agrupación canadiense que con la de Luxemburgo?
– En general, sí, pero con matices. Son colectivos y culturas diferentes, con características de base también distintas, lo cual, consciente e inconscientemente, te invita diariamente a reflexionar e intentar encontrar la mejor manera de hacer las cosas en un sitio o en otro. Y no solamente en el escenario, sino también fuera de él, ya que son instituciones de marcada y diferente personalidad, lo que influye también en la toma de decisiones.
– En una entrevista mantenida hace siete años aseguraba que dirigir bien es muy difícil. ¿Por qué? ¿Sigue pensándolo?
– Sin duda. Es difícil hablar de la dirección de orquesta, pero soy consciente de que aparentemente, a la vista, la labor de un director puede parecer fácil y en ocasiones hasta irrelevante, pero no lo es. Aun teniendo solo en cuenta el punto de vista técnico, dirigir una orquesta supone un camino largo a recorrer. Además, se trata de traducir en gestos las ideas que alguien tiene en su mente de sonido, tempo, fraseo, intensidad, expresión, arquitectura de una composición... y un largo etcétera. Esto, a su vez, tiene que ser recogido e interpretado por los instrumentistas de la orquesta, que son quienes finalmente producen el sonido que escuchamos. Por tanto, el proceso no es directo, obvio, ni cuantificable. Es un mundo fascinante, y es por eso también que me gusta tanto esta profesión.
«Aprecio y valoro su versatilidad, la apertura mental y la capacidad de trabajo de la orquesta»
– Defiende que la dirección le aporta perspectiva, profundidad y conocimiento. ¿Diría que la madurez y la experiencia hacen de uno un mejor director y músico?
– Sí, sin duda. No creo que haya un solo día en este trabajo en el que no se aprenda algo o se llegue a alguna conclusión valiosa que te vaya a ayudar en el futuro.
– La temporada 2025/26 asumirá la dirección musical del Teatro Real de Madrid. ¿Cómo vive esta nueva etapa?
– Con gran ilusión. Por una parte, estamos celebrando mi décima y última temporada como director musical de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo, a la par que la transición hacia mi futura etapa en el Teatro Real, que considero la institución más importante, relevante e internacional de mi país. Además, se trata de un teatro de ópera, con todo lo que ello supone en términos de repertorio y de trabajo en equipo. Me siento afortunado porque pienso que me llega en el mejor momento, así que estoy muy motivado por muchas razones.
– ¿Cómo consigue compaginar su intensa vida artística con la vida personal?
– Bueno, me siento afortunado porque mi profesión es también mi hobby y mi pasión. Es una forma de vida que disfruto mucho y que me da la oportunidad de conocer a mucha gente fascinante. Y siempre que puedo disfruto de otras experiencias artísticas en museos, galerías, teatro, cine... sigo atentamente el mundo del deporte y no dejo pasar la oportunidad de disfrutar de la comida y de un buen vino, y si es en buena compañía, ¡aún mejor!
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