El Festival de Piano de Andoain emociona

Myriam Ulanga destacaba al término del evento la perfecta organización. «El festival ha ido fenomenal. El sábado tuvimos muchísima gente y estuvimos casi sin tiempo para comer. Estaba todo tan concentrado que había que estar al tanto del mínimo detalle. Todas las rotaciones han ido encajadas perfectamente, en los tiempos programados, y el reparto de medallas también ha ido según lo previsto. Tenemos la suerte de contar como voluntarios con ex-alumnos de la Escuela de Música de Andoain que en su día participaron en el festival. Conocen al detalle nuestro proyecto y son capaces de gestionar cualquier incidencia que surge, lo que nos da mucha tranquilidad». Ulanga indicaba que detrás del escenario hay un trabajo previo que es «bestial». Es un proyecto, decía, en el que trabajan todo el año.

«Ahora acabamos de terminar con esta edición y en los próximos días continuaremos recogiendo todo y gestionando muchos temas. Luego empezaremos a pensar en una próxima edición, que esperamos que se pueda organizar. Este año teníamos en el repertorio 572 obras y siempre nos gusta renovar, meter cosas nuevas, nuevas melodías para que no se escuche siempre lo mismo. En esta edición el referente ha sido Beethoven y el premio especial que llevaba su nombre y para la proxima edición, aunque no puedo adelantar nada, tenemos varias opciones como Béla Bartók».

Ulanga señala que este año ha sido muy especial. «Organizamos dos conciertos extras en el auditorio del centro cultural, el primero de ellos con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Francisco Escudero, de Donostia, acompañada por pianistas solistas, y el segundo con los pianistas Alaitz Artola y Asier Pagazurtundua, ganadores en la pasada edición del concurso Jóvenes Músicos de la CAPV».

En el primero de ellos, la orquesta estrenaba su repertorio con el pasodoble 'Andoain', de Luis Fraca, músico y compositor muy ligado a Andoain ya que vivió durante años en la localidad. «Yo tengo una relación muy estrecha con él porque fue mi profesor. Es un gran músico y gran compositor que ha escrito mucha música. Quise que la orquesta tocara la obra 'Andoain', una pieza que se ha escrito para banda. Se hizo un arreglo y se ha podido escuchar como primicia interpretada por primera vez por una sinfónica».

Con solo 5 años de edad el andoaindarra Gorka Sánchez Bravo y la donostiarra Jimena Samper Zunzarren fueron dos de las estrellas del certamen. Gorka no tenía muy claro cuándo había comenzado a estudiar piano, mientras que Jimena, que también toca el violín, afirmaba sin atisbo de duda que era el 14 de julio del año pasado el día en el que comenzaba a estrenarse con el instrumento. Ambos se encontraban acompoñados por su amiga Natalia Bouic Icazategi, con la que estudian en el colegio alemán y con la que comparten clases con Esther, su profesora de música.

Su principal preocupación al finalizar la entrega de premios era recibir la palmera de chocolate que repartía la organización entre los pianistas.

Para Ariane Puente Tuñón, una pequeña pianista de 9 años de Irun, la mención especial que le otorgaba el jurado llegó por sorpresa. «Estoy muy contenta porque pensaba que me iban a dar la plata. Creo que he tocado muy bien, me he oído y me ha gustado mucho como ha sonado. Estaba muy nerviosa pero cuando he llegado al escenario me he relajado». A Ariane la afición por la música le viene de familia. Su padre Luis y su madre Mª José son profesores de teclado y piano, y su hermana Laura ha pasado por el festival en anteriores ediciones y ha conseguido dos menciones, siete oros y una plata.

Otra mención especial llegaba para el dúo que formaban Irati Chinchurreta Goikoetxea y Julen Lekuona Campos, de Orio. El año pasado ganaron el oro y en esta edición, pese a estar muy nerviosos en su actuación, conseguían la distinción del jurado por la interpretación que ejecutaban de la pieza 'Cruela de Vil'. Sus compañeras Uxue Aginagalde De La Cruz y Maddi Etxeberria Ercilla, igualmente mención especial, se decantaban por la obra 'Circle of Life', de la película 'El rey León', y los hermanos Iñaki y Martín Daly Brazo, también de Orio, sonreían incrédulos al ser requeridos en el escenario para recibir otra mención de honor. Con tan solo 20 meses de diferencia, los dos hermanos recordaban que llevaban muy poco tiempo tocando el piano. Iñaki, el mayor, comenzó hace 8 meses y Martín, que toca además la acordeón, lleva algo más de año y medio.

Todos ellos son alumnos de Audra Almanaitite, profesora de Danbolin Musika Eskola, que presentaba a 19 alumnos al festival. «Estoy muy contenta por el resultado, nos ha ido muy bien, lo más importante es que se está viendo lo que hemos preparado en estos meses. El tema de las medallas nos da igual», indicaba. Audra añadía que hay mucho talento en el festival, y aseguraba que «todo se trabaja más fácilmente cuando hay entrega, no solo por parte de los niños sino también de las familias. El profesor, al final, lo único que hace es moldear lo que pone el alumno».

Para Santiago Tabata Sivoli, de Bilbao, su primera participación en el certamen no pudo ir mejor. Eligió la obra 'Nº 6 Mineur', de Chopin, un compositor que le encanta, y fue seleccionado para tocar en el concierto de clausura. Su impresión del festival fue «muy buena». Todavía asombrado por el cálido aplauso que recibía del público, se mostraba dispuesto a repetir el año que viene. «Estaba muy, muy nervioso, me temblaba el pie y no podía ni tocar el pedal, pero espero poder volver a tocar en el festival. Estoy muy contento, la verdad».

Igual de contento estaba el dúo que formaban Oier Iruretagoiena Iribar y Paul Sarasua Ijurra, también de Orio. Consiguieron hacerse con la medalla de oro, y antes de recibirla se abrazaban en el escenario satisfechos por el resultado de su primera participación conjunta en el festival. Paul confesaba que se había emocionado cuando supo que había obtenido el oro. Aunque es un apasionado de la música clásica, dice que también le gusta escuchar a Rosalía. Durante su visita a Andoain llegó acompañado por su madre Maite, su tía Beatriz y su prima Maddi. El grupo contaba como guía con la andoaindarra Garbiñe Amochategi, compañera de trabajo de la madre de Paul.

El mensaje que desde DEIadar se trasladaba a los participantes es que, independientemente del color de la medalla conseguida, tienen que continuar estudiando y tocando el piano para volver el año que viene a motrar sus progresos ante el público de Bastero.