Izaro: 'Limones en invierno'
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Fecha 26/10/2020
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Lugar Auditorio Kursaal (Donostia)
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Asistencia 400 personas (máximo aforo permitido)
En el tercero de sus seis conciertos consecutivos en el Kursaal, ayer Izaro dio prioridad a su tercer álbum, del que primero extrajo 'Invierno a ... la vista' y 'Hainbeste'. En 'Errefuxiatuena' la artista vizcaína pidió a la audiencia «cantar el doble de fuerte» para hacerse oír tras las mascarillas, y en 'Delirios' piropeó a Donostia, «esa ciudad vestida de azul» que la ha acogido en su seno. Entonces, y en la más intimista 'Argia', realizó exhibiciones cantoras de cortar el resuello y que explican por qué para cuidar su voz optó por autoconfinarse antes de estas funciones que finalizan mañana tras un cúmulo de aplazamientos y reajustes de aforo.
El sonido, las luces, el repertorio, la diversidad de géneros e invitados... Todo estuvo medido al detalle en una cita a la que se sumaron los instrumentos de cuerda de Alos Quartet para acompañar a la banda en el interludio 'Zure loa', la delicada nana 'Zuri begira' y el festivo vals 'Paris'. Tras cantar 'Ihintza', Izaro fue desnudándose más y más en un set acústico: primero para interpretar a trío la que quizá siga siendo su mejor canción, 'Tu escala de grises'; luego a dúo en la dramática 'Patinar sobre hielo' y finalmente sola en 'El mundo no es un buen lugar', teñida del pesimismo del confinamiento. Después ofrecería otra pieza escrita en ese periodo, 'Ventanas cerradas', pero antes se salió del redil y demostró estar al nivel de cualquier diva urbana con 'You', defendida junto a Julen Idigoras en mitad de una tempestad de bases y baterías electrónicas. En clave feminista, siguió bailando a lo Beyonce con el himno 'Libre' para virar al rock épico en 'Astelehenak' y 'Er(h)ori', con Eñaut Gaztañaga como invitado a la segunda guitarra eléctrica.
No es casual que al final elogiara a su familia musical –Iker, Txiki, Garazi y David– y dedicara 'Aquí' y 'Mi canción para Elisa' a su verdadera parentela. Fue precioso contagiarse de la luminosa energía de ese último tema compuesto tras la muerte de su abuela y que, sin embargo, es un mayúsculo canto a la vida. Lo fue toda la actuación de Izaro, que en el adiós recordó que la cultura es segura, clamó contra el analfabetismo emocional y gritó «Gora bizitza!» mientras todos bailaban 'Lemon Tree' en un modo menos triste de adentrarse en la oscuridad del toque de queda y de los meses venideros.
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