Iñigo Argomaniz | Promotor musical

«Este premio me llega en un momento personal muy delicado»

– ¿En qué momento profesional le llega este reconocimiento?

– Estoy en un momento muy fuerte y alto de trabajo. Podría decir lo contrario, pero es un momento de buen rendimiento.

– ¿Y en lo personal?

– Pues en un momento muy delicado. No es lo mismo lo profesional que lo personal. Han sido dos meses muy duros en los que todas las cosas que ocurrían eran muy serias, y de las que importan en la vida. Luego, te das cuenta de que la vida continúa. Este reconocimiento llega en un momento difícil en lo personal. En poco tiempo se ha juntado la pérdida de dos personas tan cercanas y queridas (su madre y un hermano) con un susto de salud de otro hermano. El acto de mañana va a ser emotivo en este sentido.

– El premio es por su labor como programador, más vistosa que la de manager...

– No puedo separar la una de la otra. He nacido y crecido como promotor, y me he curtido en el manegement. Hoy en día van las dos unidas y llevamos a muchos artistas con los que también hacemos de promotor y viceversa. En este caso las hemos unido y, siendo muy diferentes las dos facetas, estoy muy contento en ambas.

– ¿Palidece este premio al lado de otros que ya le han concedido, como el Tambor de Oro?

– No, vamos, el Tambor es único como también lo será este premio. Al final, es un reconocimiento a todo el equipo, no sólo al de Get In, sino al de toda la gente que participa en las carreras de música tanto enlatada como en vivo. Hay muchos técnicos, ingenieros, profesores, managers, roadmanagers y profesionales de marketing que participan del proceso que permite a la gente ir a un concierto o escuchar canciones. Es un reconocimiento a esa gente que no es creadora, ni intérprete, pero participa en ese recorrido.

– Habrá quien diga: «Qué suerte, le dan un premio por hacer su trabajo».

– Y además es verdad. Y gustosamente porque no sólo es trabajar, sino también en lo que te gusta. Pero también es verdad que es un premio a una trayectoria de 43 años. Ahora te das cuenta de que seguir ahí después de ese tiempo es a cambio de muchas privaciones. Pero sí es verdad que te reconocen por hacer algo que te gusta.

– Como promotor, el público ve sus éxitos, pero no sus sinsabores y reveses...

– Sí los hay y muchos. Ha cambiado mucho el negocio y sigue haciéndolo cada año. Los managers y los grupos son nuevos. Estamos notando que a veces el éxito les llega muy rápido y la bajada también suele serlo. Casi diría que ahora existen más posibilidades de equivocarse. Además, la percepción de la gente no es la real porque ve un recinto muy lleno, pero la diferencia entre el éxito y el fracaso radica en un pequeño 5% de público.

– Usted recalca que algunos de sus compañeros se han estrellado por olvidar que el importante siempre es el artista.

– Sí. Todo nace en las canciones y luego el artista se va haciendo grande. Las cosas no se resuelven subiendo el precio de una entrada, hay que acertar en el precio justo que haga viable el proyecto y ahí reside la dificultad. Se está poniendo complicado el tema.

– ¿Ha cambiado el comportamiento del público tras la pandemia?

– Sí, yo creo que desde la pandemia el público quiere participar más que observar. Están funcionando mejor los conciertos que son participativos que los que son más para verlos.

– ¿Y qué valoración hace usted?

– Que la gente quiere celebrar, no sé muy bien el qué. Quizás la nueva situación después de lo que hemos pasado. Quiere olvidar y disfrutar, y compartirlo con el artista y con el resto de la gente. El público va muy fuerte en los conciertos, muy arriba y entregado desde las primeras canciones.

– Usted ha ejercido de asesor en materia de acústica en el proyecto Anoeta Berri para reconvertir el recinto de Illunbe.

– Hemos podido hablar con todas las formaciones y me alegra que ahora se admita de forma unánime la necesidad que tenemos en San Sebastián. Esperemos que no se quede sólo en un tema electoral y que salga adelante porque en materia de recintos debemos estar preparados para las próximas décadas y ahora no lo estamos. Se hace ya un poco cansino hablar de este tema después de seis o siete años.

– ¿Hay peligro de que la ciudad deje de ser una plaza de referencia si no lo ha dejado de ser ya?

– Yo creo que sí. Estamos perdiendo peso porque incluso los conciertos nacionales ya no están viniendo a San Sebastián. Al no haber un recinto adecuado, es lógico que la gente se incline por otros lugares. Desgraciadamente, el público de San Sebastián se está acostumbrando a viajar a Pamplona, Bilbao, Madrid o Barcelona, y vamos a ver si se le puede dar la vuelta a eso porque antes era justo al revés.