«La mujer es la gran ausente en los relatos de la Guerra Civil»
Periodista de larga trayectoria, publica una 'novela de emociones' sobre 1936 y la postguerra que transcurre entre Donostia, Bera y Castilla, y se presenta este miércoles
Lleva toda una vida dedicada al periodismo y ahora, como regalo que se hace al cumplir los 60 años, Rosa Díez-Urrestarazu (Donostia, 1963) publica ... su primera novela, 'Deja escribir al tiempo'. «Siempre me ha gustado escribir, he tenido un pequeño problema de salud y aproveché ese parón para contar esa historia», dice. Es un relato que arranca en la actualidad y retrocede hasta la Guerra Civil «con el protagonismo de las mujeres, muchas veces las grandes ausentes cuando se habla de ese tiempo y de la postguerra», explica.
Redactora de ETB, profesora muchos años en la Universidad de Deusto, exdirectora de Euskadi Irratia y colaboradora en las páginas de Opinión de El Diario Vasco, Díez-Urrestarazu se declara «extraña» al pasar de entrevistadora a entrevistada. Presenta su libro este miércoles («es el día de mi cumpleaños, además»), a las 18.30, de la mano de Africa Baeta, en Elkar de la Parte Vieja donostiarra.
– Tras una vida en el periodismo publica su primera novela a los 60 años. ¿Por qué ahora?
– Siempre he escrito para mí, pero hasta el momento me daba pudor publicar más allá de mi trabajo periodístico. Ahora supongo que la experiencia y la edad me animan a dar el paso. No es lo mismo publicar a los 30 años, cuando aún crees que vas a comerte el mundo, que a los 60, con la tranquilidad de los años. Tuve además un pequeño problema de salud y me hizo reflexionar: había que hacerlo ahora, sin pensar en que ya habrá momento más adelante. No hay que dejar los planes para después... por si el después no llega.
«No hablo de vencedores o vencidos: la guerra es un desastre para todos. Pero está claro que sufrieron más quienes perdieron»
– La novela se publica además por 'La Esfera de los Libros', una gran editorial.
– Sí, puedo decir que ha tocado la lotería. Mandé el manuscrito sin padrinos y a los dos meses me dijeron que les interesaba y que querían firmar un contrato. He tenido una gran sintonía con las dos editoras, Ymelda Navajo y Berenice Galaz, que es con la que he trabajado codo con codo.
– ¿Por qué esta historia de mujeres y la Guerra Civil?
– Yo he conocido de cerca, incluso en mi familia, muchas historias de la Guerra Civil, algunas de las cuales se cuentan en la novela. En los relatos sobre ese tiempo siempre he echado en falta una perspectiva femenina y del papel de las mujeres: se ha escrito mucho de los batallones y del frente, pero poco de las mujeres que perdieron a sus maridos o a sus hijos. O que lo perdieron directamente todo. Yo escribo en la novela sobre la lucha de la mujer por sobrevivir en una situación donde la vida te cambia por completo de un día para otro. Hubo mujeres que pasaron de ser ricas a casi mendigar, por ejemplo: de tener un aya a arar la tierra con las manos. Yo no hablo de vencedores o vencidos, sino del dolor y de la crueldad de una guerra que siega tantas vidas, aunque está claro que en Euskadi el dolor fue mayor en el bando de los derrotados. No es lo mismo ser ganador de una guerra que perdedor, expoliar una casa que te lo expolien. Ahí está el caso de la familia Sota, que aún reclama las pinturas que les quitaron en la guerra.
«Cuento cómo una mujer de hoy descubre de pronto su verdadero origen y el dolor de su abuela en los años de aquel conflicto»
– Cuente lo que pueda desvelarse del argumento.
– La novela arranca en el tiempo actual, con una nieta, cuarentona, empresaria de éxito, que de pronto descubre el origen de su familia, incluso el origen biológico, que siempre se le ocultó como protección, para no abrir heridas. Y así saldrá la historia de su verdadera abuela, una mujer fuerte, luchadora, que supo salir adelante ante la adversidad y pasar de una vida acomodada en una villa de Ondarreta a una larga odisea.
– ¿No teme que estas historias suenen lejanas a un lector joven?
– Yo he intentado no hacer una suma de batallitas, sino una historia de emociones. La Guerra Civil es la excusa para hablar de la fortaleza de las mujeres en aquel momento, mujeres que estaban educadas para cuidar a sus hijos y a sus maridos y tuvieron que hacer frente a los imprevisto. Aunque en los 30 sí que había muchas mujeres empoderadas: el 'empoderamiento' no lo ha inventado el feminismo de hoy.
– Muchos de los sucesos de la novela tienen base real.
– Casi todas las historias que se cuentan son reales y han ocurrido, aunque cambio personajes y situaciones. Yo conozco, como anécdota, a una persona que fue invitada a cenar en un domicilio particular y se encontró con la vajilla que habían incautado a su familia décadas atrás.
«El periodismo es mi vida, pero siempre he querido escribir una novela. A los 60 aprendí que no hay que aplazar los sueños»
– La elección de los escenarios tampoco es casual.
– San Sebastián es una ciudad muy literaria e inspiradora que también sufrió mucho en la guerra. Una villa de Ondarreta es uno de los ejes del relato, y también Bera, el pueblo de Navarra con mayor número de fusilamientos en la guerra, muchos procedentes de la cárcel de Ondarreta. Un pueblo de Castilla completa los escenarios clave: su nombre lo he inventado pero tiene mucho que ver con un pueblo de Soria que conozco bien. Es el contraste: hay zonas castellanas donde casi ni se enteraron de la guerra.
– Después de la primera novela ya trabaja en las siguientes.
– Sí, tengo varias ideas en marcha. La vida es un continuo aprendizaje y es en las malas experiencias donde más se aprende. Pero sigo siendo sobre todo periodista, oficio que está cambiando a toda velocidad y donde la inmediatez, a veces, trae graves problemas como la falta de contraste de las noticias.
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