Hay tantas Donostias como donostiarras, o así

Martes: vivan los tasqueros. Gala del Pintxo en el Victoria Eugenia: el Instituto del Pintxo reúne en el templo del glamour a los clásicos y modernos de la hostelería (esa hostelería de bares enraizados que sigue haciendo las cosas a la mejor usanza, lejos de la 'hostelería industrial') y también a las fuerzas de la cultura, de Patrick Alfaya a Mikel Chillida. Se distingue con las barandillas a los mejores bares de pintxos y se rinde merecido homenaje al enorme y eterno Bernardo Beltrán, a los históricos del Tamboril y del Oliyos del Antiguo, a la dinastía Humada. Flota en el ambiente la reivindicación del espíritu de las tascas en el mejor sentido de la palabra. Me sumo. Nos invaden los turistas y las cadenas, pero si uno busca bien perviven los bares donde podemos ser felices,

Miércoles: el txotx de Zelaia. Otro rito feliz: nos juntamos en Zelaia para abrir la temporada de sidra. Este año, por cierto, las hermanas Gaincerain, siempre tan acogedoras, prolongan la apertura hasta mayo. Qué bien: sienta estupendamente ese txotx de primavera, sin frío. Esta noche de miércoles en Zelaia podríamos decir que hay tantas Euskadis como asistentes. Andoni Ortuzar disfruta mientras todo el mundo le pregunta por su futuro: ahí está, sin esconderse y sin soltar prenda. Entre las kupelas, de Javier Clemente y Juan Luis Larrea a mis amigos Martín Berasategui e Hilario Arbelaitz, de Edurne Ormazabal a las gentes de la productora Pausoka. «Esta mezcla parece de uno de vuestros programas», le digo a Javier García Vicuña, director de 'Vaya semanita'.

Jueves: David Lynch no cenó aquí. Justo cuando la sidrería Saizar monta su propio txoxt, esa madre de todas las fiestas que organiza cada año Napo Lertxundi con su equipo, llega la noticia de la muerte de David Lynch, el moderno que marcó a varias generaciones de cineastas. Durante muchos años la presencia de Lynch en Donostia fue el sueño de sucesivos directores del Zinemaldia, pero «Lynch nunca cenó aquí», podríamos decir en homenaje a Diego Galán, el Tambor de Oro que trajo tantas estrellas al Festival pero tituló irónicamente sus memorias 'Jack Lemmon nunca ceno aquí', la ausencia que siempre le quedó clavada.

Viernes: Tambores de Oro. Será difícil que el lunes la ceremonia de entrega del gran premio donostiarra a los Moriarti sea tan emocionante como la reunión que vivimos a mediodía en el Tenis convocados por este periódico. Rendimos homenaje a los cinco componentes de la productora donostiarras en una fiesta marcada por las sorpresas y coronada por la aparición de sorpresas con especial relevancia de 'chicas Moriarti' como Belén Cuesta, Nagore Aranburu, Aia Kruse e Itziar Aizpuru, además de Rebordinos y tantos otros. El Tambor a Moriarti es un 'tambor en cuadrilla', muy a la donostiarra, y lo celebramos ayer con muchos que ya lo tienen, como el gran Iñaki Gabilondo o el no menos grande Marino Lejarreta, entre otros. Qué buen adelanto a la fiesta.

mezquiaga@diariovasco.com