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urante la proyección una abrumadora carga de emotividad dominaba la sala; cuando terminó, un largo aplauso sirvió para liberar la tensión. El estreno en el ... Príncipe de 'Gregorio Ordóñez, el asesinato que despertó la rebelión contra ETA' fue una catarsis. El documental realizado por El Diario Vasco en el 30 aniversario del asesinato por ETA del político-que-fue-más-que-un-político es un excelente testimonio (como soy ya un señor mayor puedo elogiar a mis compañeros del periódico sin complejos) pero sobre todo un ejercicio entre la sociología y la psicología: así vivíamos.
«Han pasado treinta años pero todo lo siento en presente», me decía a la salida Ana Iríbar, viuda de Ordóñez. Supongo que no es fácil una vida con esa etiqueta, 'viuda de símbolo', y repetir en cada aniversario los mismos recuerdos. Pero a la vez reconforta ver que la huella de su marido no se olvida. «Yo no quiero recordar cómo murió Goyo, prefiero recordar cómo vivió», dice en el documental. Su testimonio y el de su hijo Javier es sin duda lo más poderoso del reportaje: los dos se muestran serenos, condundentes, certeros. Ana se llevó a Madrid a su hijo un año después del atentado porque quería que creciera precisamente como un chaval normal, no como un símbolo.
Lo decía Javier Cercas en 'Soldados de Salamina': héroe es el que está a la altura de las circunstancias cuando el destino se quiebra. Ana Iríbar solo quería ser «una mujer normal», pero el asesinato de su marido la obligó a convertirse en madre coraje y albacea de una leyenda a la vez. Y ahí sigue, sobreviviendo como una extraordinaria mujer normal.
El documental puede verse en la web de DV, pero la proyección en el Príncipe tuvo una carga especial, en un ambiente de emoción compartida. Todas las víctimas merecen un recuerdo, pero también sabemos que el asesinato de Ordóñez fue distinto: ETAmató a la persona que había sido más votada en esta ciudad. «Fue un magnicidio a la donostiarra», digo en mi pequeña aportación al reportaje. Hace falta mantener la memoria. Ordóñez era ese político al que votaban los que decían que nunca votarían al PP.
Tras la proyección mis compañeros más jóvenes me preguntaban por Gregorio. Lo he escrito muchas veces pero hay que repetirlo a petición de quienes nacieron después. Del día que con 19 años llegué al Ayuntamiento en mi primera jornada de informador municipal y Ordóñez se apiadó de aquel pardillo y le movió por pasillos y expedientes a aquel 23 de enero de 1995 en que compartimos tertulia en la radio sin saber que solo unas horas después iba a ser asesinado. Era un ciclón y en su política hubo también claroscuros, pequeños ante la injusticia de su prematura muerte.
A la salida saludé a Odón Elorza, alcalde que sufrió la oposición de Ordóñez y a quien recuerdo absolutamente desolado en la multitudinaria capilla ardiente. Odón quizás no cuente nunca cuántas veces estuvo en el punto de mira. Él, como tantos, sobrevivió a aquel terror absurdo del que parece que han pasado 30 siglos, o 30 minutos, según los días. Su abrazo con Ana Iribar fue emocionante.
Más aniversarios simbólicos: en este 2025 se cumplen mil años de la primera aparición escrita del término 'Ipuscua' para designar esta parte del mapa en la que vivimos. Las instituciones han organizado diversos actos y en el museo de San Telmo hay una interesante exposición que documenta momentos de esos mil años (aprovechen la visita porque mañana se terminan también otras interesantes muestras en el museo: la de fotografías históricas del Fondo Galarza, la de Luis Martín-Santos y la de 'conexiones' de Basterretxea con la exposición permanente). Bien está mirar al pasado, pero que sea para tomar impulso. En el suplemento que publicamos en noviembre con motivo del 90 aniversario de El Diario Vasco me tocó hablar sobre el futuro con Daniel Innerarity, nuestro filósofo de guardia. Y ahí este observador de la realidad recordaba que esta 'Ipuscua' de hoy está cerca de convertirse, según los medidores, en uno de los territorios más igualitarios de Europa. Hay muchísimos problemas en este esquina, desde la falta de vivienda para los jóvenes hasta las heridas sin cerrar de nuestra guerra y paz. Pero Innerarity dice que el titular 'Gipuzkoa, territorio más igualitario de Europa' no está lejos. Sin triunfalismos, pero como un txikito chute de autoestima en plena cuesta de enero...
mezquiaga@diariovasco.com
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