La mirada poética de Nisa Goiburu, 'hermana pequeña' del grupo Gaur, vuelve a su parque
La artista de Ordizia, que se considera silenciada durante años «como tantas otras mujeres», repasa su trayectoria con exposiciones en Cristina Enea y Sakana Gallery
Cuando era una chica que venía de Ordizia a Donostia para estudiar dibujo se 'colaba' entre zarzas en el parque Cristina Enea para pintar sus ... paisajes. Ahora, sesenta años después, su obra ilumina las salas del 'palacio' de la Fundación Cristina Enea en medio del parque. «Podría pensarse que es cerrar un círculo, pero yo no cierro círculos: mi carrera sigue siempre hacia adelante», dice Nisa Goiburu (Ordizia, 1946), mujer amable y delicada en sus formas pero vigorosa y rotunda en su trabajo.
«Estoy feliz con esta doble exposición porque permite visibilizar mi obra. Considero, como tantas otras mujeres, que nuestra labor ha sido silenciada en un mundo que daba prioridad a los hombres. Recuerdo el día que el pintor José Antonio Sistiaga visitó mi estudio en Tolosa y alucinaba. '¿Cómo yo no conocía este trabajo de tantos años?', repetía. Luchamos ahora para ganar visibilidad».
Porque el regreso al primer plano llega con una doble exposición. La muestra de Cristina Enea, denominada 'Latires', se inaugura mañana, con una 'performance' de la propia artista a las 18.00 horas en el palacio, y también mañana se abre la exposición 'Génesis' en la vecina Sakana Gallery, en Egia, en las propias puertas del parque, en una propuesta que supone otro ilustrado recorrido por la trayectoria de una artista que algunos denominan «la hermana pequeña» del icónico grupo Gaur de Chillida y Oteiza, entre otros.
«¿Trabajo silenciado? Recuerdo el día que Sistiaga visitó mi estudio. ¿Cómo he estado tantos años sin conocer tu obra?»
«Cuando terminé el colegio a los 17 años las monjas le dijeron a mis padres que no servía para estudiar, pero que se me daba bien dibujar», rememora ahora con un punto de humor. «A los días ya me habían apuntado en la academia de José Camps en San Sebastián, de la que pasé luego a la escuela de Julián Ugarte». Nisa y una joven compañera se acercaban a las charlas y encuentros del grupo Gaur en la Galería Barandiarán. «Recuerdo cómo nos impresionaban las conferencias de su director, Julio Campal. Ahí estaban todos los grandes nombres. Algunos nos ayudaron desde el principio, como Jorge Oteiza. Era una fuerza de la naturaleza. Me decía que yo estaba influida por Nora Borges, la hermana de Jorge Luis Borges, pero ni conocía su existencia. Años después, en un viaje a Argentina, la conocí en Buenos Aires, cuando ya era muy mayor».
La primera exposición de Goiburu, dentro de una colectiva, con tan solo 20 años, fue en 1966, precisamente en torno al histórico grupo Gaur. Nisa Goiburu creció en Ordizia, vivió luego largos años en Tolosa, «desde que me casé», con presencia siempre en Donostia. En su obra hay varias constantes: la naturaleza, el color, la poesía, la geometría y el uso de todo tipo de materiales. En las salas del 'palacio' del parque hay obras creadas a lo largo de muchos años, pero también dos recientes que acaban de salir del estudio: unas rosas inspiradas en las flores de verdad que Nisa cuida y que fotografió con la luz del amanecer, y un peculiar 'vestido con paisaje' que usará en su performance de mañana, aunque prefiere mantener el secreto. La comisaria de la muestra es Helena Elbusto con la complicidad de Eneko Calvo Etxarte, responsable expositivo de la Fundación Cristina Enea.
«De joven nos colábamos en el parque entre zarzas para dibujar. Ahora estoy feliz de ver mi trabajo en este formidable espacio»
La experiencia artística comienza desde que el espectador entra al parque: el lugar está apartado del centro urbano pero a cambio es una isla de naturaleza que tan bien casa con la propuesta de Goiburu. Al salir uno puede completar el recorrido en Sakana, la galería que lleva un año abierta en Egia, a pocos metros del acceso principal del parque, gestionada por Paul Bihr, el galerista de Iparralde que apostó por abrir en San Sebastián.
«Paul vino también a mi estudio y se enamoró de varias piezas de los años 70 y 80, y otras de diferentes etapas, reunidas aquí». Según Bihr, «es el momento de recuperar la figura de Goiburu, tras décadas olvidada o esquinada debido a un mercado que en el siglo XX dejó de lado a muchas mujeres como ella».
Nisa Goiburu vuelve al parque donde se colaba tras muchos años de carrera. No le entusiasma decir su edad, «pero ya que ha salido el dato con la documentación de las dos muestras, no voy a ocultarla», bromea. El año que viene cumple 80, pero quien visite su doble exposición comprobará su vigor juvenil.
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