«Concebí esta novela como la tragedia doméstica que vivimos aquí hasta hace una década»
Escritor ·
'Matar, amar' es una trágica historia de amor imposible entre un terrorista arrepentido y la mujer a la que convirtió en viudaEl escritor y periodista Emilio Alfaro (Mendigorria, 1955) debuta en la literatura con la novela 'Matar, amar' (Editorial Alberdania), una ficción «pura» en la ... que desarrolla una trágica historia de amor imposible entre un exterrorista de la 'Organización' y una mujer a la que él convirtió en viuda.
- El argumento de 'Matar, amar' propone la historia de la relación que entabla un exterrorista, Luke Belandia, con Marisol, a la que oculta que fue él quien la convirtió en viuda de un guardia civil. Como planteamiento se las trae. En este caso, sí parece que la ficción supera a la realidad.
– No he querido apoyarme en hechos reales, ni escribir un reportaje novelado. Quería hacer ficción pura. Tenía una vieja intuición literaria desde finales de los años 80, la de qué pasaría si una víctima del terrorismo se enamorase de la persona que mató a su marido, desconociendo ella esa circunstancia; o, al revés, un exterrorista arrepentido se enamorase de la viuda de su víctima.
– 'Matar, amar' desarrolla una trama de profundas implicaciones morales a partir de estos dos personajes, el exterrorista y la viuda, muy verosímiles, como victimario y víctima.
– Los conflictos morales que me proponía plantear me llevaron a concebir el relato como una especie de tragedia clásica trasplantada en una tragedia doméstica, la que hemos sufrido aquí hasta hace una década. En ese contexto conflictivo, las vidas de Marisol y Luke se ven zarandeadas por fuerzas que no terminan de controlar, que superan su voluntad, hasta confluir, primero, en el atentado que acaba con la vida del marido de ella y, años más tarde, en el encuentro propiciado por él en busca de redención. En el caso de Marisol es el amor, pese a que el 'coro' le advierte que es una locura enrollarse con un 'enemigo del pueblo'; y en el de Luke, de otra forma, primero por inercia y luego por amor.
«Nos afectó a todos emocionalmente, pero muchos no se vieron concernidos, solo los amenazados»
– Luke atraviesa varias etapas: el arrepentimiento una vez encarcelado por otros atentados, la determinación de confesar su crimen a la víctima, la creencia de que el amor le redimirá, el encuentro restaurativo y la carcoma íntima de lo que oculta.
– El personaje de Luke no está predeterminado para la violencia, sino como alguien que se ve arrastrado por la cuadrilla, la educación, el ambiente... Es una persona que tiene criterio, dudas, quiere ser parte de la comunidad, de la tribu, pero por otro lado, no tiene una entrega fanática. Inicialmente está dispuesto a asumir el riesgo de la confesión, pero en el encuentro con la viuda de su víctima surge el amor y se echa atrás. Piensa que el amor le puede redimir de esa culpa.
– Una idea que atraviesa la novela es que «no hay arrepentimiento honesto cuando se asume la culpa, pero se sofoca el reconocimiento del delito, la confesión». El perdón solo te lo da la víctima.
– Existe arrepentimiento por lo que hizo pero no lo lleva hasta las últimas consecuencias, que es asumir el coste de lo que hizo. Ahí es un poco cobarde, pero le falta valor porque no quiere perder las dos cosas que más desea en ese momento, la libertad y el amor de ella.
– La trayectoria de Luke evoca los más de 300 asesinatos impunes que perduran en el País Vasco. Cuántos Lukes no habrá entre nosotros, quizás también atormentados por el dilema entre lo que les dicta la conciencia y el instinto de supervivencia (eludir la cárcel).
– Puede haberlos. Sería un buen debate literario saber qué sienten esas personas, si son conscientes de lo que hicieron, si lo han archivado por 'la causa' o les reconcome. Lo cierto es que no ha habido nadie que haya dado el paso de confesar.
– 'Matar, amar' es también el retrato de unos años, de la segunda mitad de los noventa a la primera década, en los que el terrorismo encenagó a la sociedad vasca, dominada, escribe usted, por una «atmósfera turbia, donde la amenaza y la muerte de unos apenas rozaba el hedonismo satisfecho de la mayoría».
– Nos afectó a todos emocionalmente, pero muchos no se vieron concernidos por la violencia, sólo aquellos que fueron amenazados. Uno de los grandes enigmas cuando ha desaparecido la violencia es cómo fue posible que ese clima y atmósfera fueran impuestos por una minoría a una sociedad desarrollada, satisfecha. La violencia da miedo y cuando se ejerce de forma tan sistemática cada uno busca salvar su confort. Lo que más desazonaba es que había una parte de la sociedad que se decía solidaria y dispuesta a ir de escudo humano a Gaza para evitar bombardeos israelíes y, sin embargo, tenían vecinos que no podían salir de casa a comprar el pan porque les podían meter un tiro.
– Su novela contribuirá al debate que hay sobre el relato de lo que ha sucedido en este país en las últimas décadas.
– No la he escrito con la finalidad de intervenir en ese debate, que existe, la he escrito como novela. Pensé que a partir de 'Patria' sobre todo, si deja pasar el tiempo, no tendría nada que aportar.
– La narración está impregnada de un profundo sentido moral.
– La escritura no tiene esa motivación, pero sí desde una convicción literaria y moral, porque de ponerme de algún lado me pongo con las víctimas.
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