«Fue el Duque de Alba quien aconsejó a Franco decir que los 'rojos' quemaron Gernika»
El libro en el que el historiador Xabier Irujo desmontó 30 de las mentiras franquistas del bombardeo, con alguna novedad interesante, ha sido traducido al inglés
Francó se tomó muchas molestias para ocultar y, cuando eso ya no fue posible, desvirtuar por medio de la mentira la atrocidad que había ... perpetrado en Gernika. El historiador Xabier Irujo Amezaga (Caracas, 1979), director del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada-Reno, ha dedicado gran parte de su tarea investigadora justamente a lo contrario: a desmontar las mentiras urdidas por la dictadura -muchas de las cuales se han perpetuado con éxito y todavía perduran-, y a restablecer la verdad de lo que ocurrió el 26 de abril de 1937.
Tras quince años de investigación en más de 45 archivos de Europa y Estados Unidos, en 2017 publicó 'La verdad alternativa. 30 mentiras sobre el bombardeo de Gernika'. En el libro, editado por Txertoa, desmontaba documentalmente 30 de las muchas falsedades y falacias difundidas por el régimen franquista que, en muchos casos, terminaron convirtiéndose en «verdades históricas». Porque, como dice Irujo, «la mentira tiene vida propia», y una enorme capacidad de persistencia cuando se consolida en forma de «mentira historiográfica».
El trabajo realizado por Irujo ha adquirido una nueva dimensión con el libro 'Gernika. Genealogy of a Lie', publicado por la editorial académica británica Sussex Academic Press. La obra, dirigida al mercado anglosajón, donde «algunas mentiras difundidas por el régimen franquista siguen siendo consideradas verdades históricas inamovibles», no se limita a ser la traducción al inglés de 'La verdad alternativa', ya que el tiempo transcurrido entre ambos libros ha permitido a Irujo acceder a nuevos documentos.
«Todavía hay autores que defienden que no fue un bombardeo de terror y que su objetivo fue destruir un puente»
Por ejemplo, al escrito en el que Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, Duque de Alba, que Franco convirtió en plena guerra en una especie de embajador oficioso en Londres, recomendaba al caudillo «encargar un informe de apariencia científica» para difundir en el mundo anglosajón, horrorizado por el relato de los hechos que hicieron periodistas como George L. Steer, una versión más 'conveniente' de lo que había sucedido en Gernika.
El Informe Herrán
El relato franquista acerca de lo que sucedió en Gernika evolucionó «del negacionismo al reduccionismo». La primera reacción de Franco, tal como recordó ayer en San Sebastián Xabier Irujo, fue negar la existencia misma del bombardeo. Después de borrar Gernika, ordenó borrar el bombardeo a través de un telegrama fechado en la madrugada del día 27.
Queipo de Llano -cuya fotografía ante un micrófono comparte la portada de libro con una imagen de las ruinas de Gernika- acató inmediatamente la orden, y en las arengas que transmitía a través de Radio Sevilla negó con la vehemencia que le caracterizaba que Gernika hubiera sido bombardeada. Sin embargo, las crónicas y las fotografías que enviaban a los principales periódicos europeos y estadounidenses los reporteros que fueron testigos de las consecuencias del bombardeo contradecían clamorosamente al caudillo y a su servicio de propaganda.
Era necesario algo más sutil, como la propuesta «reduccionista» que realizó el duque cuando le pidieron ayuda, que consistía básicamente en demostrar, mediante un informe 'ad hoc', «que Gernika la habían quemado los rojos». Irujo lo ha podido probar gracias a una carta hallada en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares.
Ese es el origen, según Irujo, del Informe Herrán, que toma su nombre del presidente de una comisión de investigación 'científica' que emitió la primavera de 1938 un informe que sólo se difundió en inglés y que «todavía muchos dan por bueno». En el mismo «se aceptaba que había habido un bombardeo, pero mínimo, y que luego la villa fue arrasada por los 'rojos' con gasolina».
Las mentiras más dolorosas
Entre 30, hay mentiras de todo tipo y calado, pero hay dos que, a juicio de Xabier Irujo, resultan particularmente dolorosas: las relativas al número de víctimas y las que minimizan la voluntad destructora del bombardeo, calificándolo de «estratégico».
El Informe Herrán estableció el número de muertos en torno a 100. «Es la línea que se sigue desde entonces. Se repite el número de 126, o se habla de un máximo de 300 o 350 muertos, cuando hay documentación que demuestra que tan solo el Gobierno Vasco registró en los hospitales 1.645 víctimas. Sabemos también que solo en el refugio de Andra Mari murieron entre 400 y 450 personas, por lo que el número de muertos superaría los 2.000», recordó Irujo.
Respecto al objetivo del bombardeo, que anticipó lo que vendría en una guerra de mayor alcance que ya se barruntaba, destaca que «todavía hay autores que mantienen que el objetivo del bombardeo era el puente de Errenteria; que fue un bombardeo estratégico cuyo objetivo era impedir el repliegue del ejército vasco, lo que es totalmente absurdo y está fuera de lugar».
Ninguna de esas afirmaciones se sustenta documentalmente. Sí lo hacen, por el contrario, las que sostienen que fue un bombardeo de terror, «una más de las 1.200 acciones de bombardeo sobre suelo vasco que tuvo como objetivo, mediante las bombas y el ametrallamiento desde el aire de la población civil, causar el mayor daño posible -por eso se eligió un día de mercado- y lograr la rendición del Gobierno Vasco».
'GERNIKA. GENEALOGY OF A LIE'
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