'Días de luz y esplendor' de Jay Mcinerney (Libros del Asteroide)

Jay McInerney culmina con enorme poderío su magnético retrato de una ciudad, Nueva York, un tiempo, el preámbulo de vino y rosas al crack de 2008, y de unas gentes, las que vivieron refociladas en una riqueza estratosférica. 'Días de luz y esplendor' cierra el tríptico iniciado con 'Al caer la luz' y 'La buena vida', en la que volvemos a encontrarnos como hilo conductor al matrimonio Calloway; Russell, editor de postín, y Corrine, ex-Merrill Lynch y ahora dedicada a una oenege que reparte comida, pareja arquetípica del matrimonio perfecto... uno de esos que se lubrica con algunos secretos entre los cónyuges.

McInerney, narrador de altura, reanuda con una prosa elegante su mirada afilada sobre unos años que representan un cambio de época respecto a los bulliciosos años 80 –«Sí, fueron... memorables. Solo que, según dicen, si puedes recordarlos, es que probablemente no estuviste ahí»–.

Russell y Corrine están ya en la cincuentena y un poco hartos de vivir alquilados en el «paisaje hobbesiano de Manhattan». Russell tutela a Jack Carson, una rutilante promesa literaria con ciertas adiciones –en su barrio la meta era como «leche materna»– mientras intenta reflotar su editorial con una arriesgada apuesta, a todo o nada. Entretanto Corrine se da de bruces con un viejo dilema –amar a dos personas– cuando reaparece un viejo amigo, Luke, jubilado inversor multimillonario. Las tensiones y sobresaltos sexuales, familiares, económicos se sucederán, también en su círculo más próximo.

McInerney engarza escenas dramáticas, hilarantes, grotescas y surrealistas para componer un retrato punzante de la gente guapa que se enseñoreó de la Gran Manzana y que deberá enfrentarse al colapso económico tras la caída de Lehman Brothers y al cambio sociológico que representará el triunfo de Obama.