
Ganador del Premio Euskadi de Ensayo en Castellano
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Ganador del Premio Euskadi de Ensayo en Castellano
Ander Izagirre: «Gastaré el dinero en un mueble-librería y en comprar tiempo para escribir otros trabajos»Seis años después de llevarse el Premio Euskadi al Mejor Ensayo en Castellano por 'Potosí', el periodista y columnista de DV Ander Izagirre (Donostia, 1976) ... repite galardón con su desmitificadora crónica de la historia de Euskadi, 'Vuelta al país de Elkano'. Quien se haya acercado al libro ya sabe lo que va a encontrar: historias grandes contadas en voz baja, desacralización de creencias sin fundamento, fino humor, erudición a raudales y una forma de narrar que ya es marca de la casa y en la que acaba por asomar el humor. La noticia del Premio le cogió de escapada en París, lo que precipitó su regreso.
– Otra vez finalista y otra vez ganador.
– Me hace ilusión porque 'Potosí' era una crónica hecha fuera de casa, en otro continente y durante muchos años y esto no podía ser más próximo. Puedes hacer el mismo trabajo fuera de aquí o aquí mismo y que la gente lo aprecie igual. Sí que me hace ilusión que sean dos libros tan diversos, aunque con una misma forma de trabajar.
– Los premios son el sino del 'freelance', lo que les permite invertir en nuevos viajes que a su vez alumbrarán nuevos libros.
– Es que esa parte es innegable. Todos hablamos del reconocimiento y de lo bueno que es que el premio le abra camino al libro y por supuesto que es verdad. El de 'Potosí' supuso nueva edición, pero estos empujones económicos te permiten respirar y el año que viene puedo estar tranquilo, con algún proyecto que me apetezca, en lugar de escribiendo guías turísticas, que es un trabajo bien digno, pero que igual no es el que más me apetece.
– Hay muchos libros sobre la historia y las historias de Euskadi. ¿Qué tiene 'Vuelta al país de Elkano' para que haya llegado a tanta gente?
– Yo creo que a los lectores les habrá pasado lo que a mí: el descubrimiento de historias muy sorprendentes, llamativas y algunas chocantes que no conocemos bien. El único mérito es acercarse a la gente que sabe, que conoce buenas historias y que sabe contarlas, que es lo que suelo hacer cuando viajo.
– Y además, hay una habilidad narrativa.
– Hay que hilar todo eso. Esto es como el juego de unir puntos para que te salga una figura. Eso es lo que puedo aportar yo. Cuando empecé el libro, no sabía muy bien qué iba a contar de mi propio país, pero enseguida vi que los puntos dibujaban una sociedad viajera, conectada con los demás desde hace mucho... La idea central del libro se me fue apareciendo con bastante claridad.
– Una idea que ha generado alguna hostilidad entre lectores abonados al mito del vasco resistente a todo lo extranjero y a todos los invasores.
– Las hostilidades que yo he visto han sido por parte de gente que no ha leído el libro, sino alguna entrevista, algún titular o que ha visto 'Elkano' con 'k' y eso ya la he revuelto sus furias. Cuando alguien tiene alguna crítica, me interesa si ha leído el libro. En las redes sociales he visto barbaridades, pero no me interesan nada porque si no, no podemos discutir. En ese fango vivimos hoy en día, me parece.
– En este caso, pisaba terreno delicado porque basta que algún lector detecte un error para que descalifique el conjunto del libro. Aquí es crucial la precisión.
– Eso lo tengo muy claro. Siempre me siento inseguro cuando escribo. Es un libro con mucha interpretación, pero no puedo hacerla a la ligera porque me pueden dar leña bien dada. Es un libro periodístico, se trata de estar seguro al máximo posible de lo que dices. Por eso hablan los expertos y luego tú lo interpretas, alguna vez sin estar seguro al 100%. Pero hemos venido a jugar.
– ¿Se ha leído el libro igual fuera de Euskadi que dentro?
– Puede ser. Yo sospechaba que era un libro que iba a costar más moverlo fuera, pero luego es verdad que me han llamado para hacer presentaciones de sitios como Salamanca, Madrid, Galicia... pero no tengo muy claro este aspecto. Sí es verdad que estas presentaciones fuera de aquí han sido más relajadas y más amables. En las de aquí siempre hay alguien que te propone que mires de otra manera, cosa que me parece bien. Lo que nadie ha hecho es desmentirme rotundamente nada de lo que aparece en el libro. Sí ha habido quien me ha dicho que no hay vascos que tengan una idea de Euskadi fortificada y resistente a los romanos, cuando hay murales callejeros en Donostia con el vasco resistiendo no sólo a los romanos, sino a los godos, a los castellanos y a todas las civilizaciones. La idea de Euskadi como 'aldea de Astérix' va caducando en la sociedad vasca, pero todavía algunos se la creen. Y tiene cierta lógica porque es una explicación resultona, aunque a mí me parezca falsa.
– Acaba de viajar por Albania. ¿Qué esperaba encontrar y qué encontró?
– Fui buscando paz y rutas en bicicleta. No iba pensando en escribir nada, pero acabé encontrando un país que sale de una historia tremenda y que está en plena transformación. Puedes ir como turista a un país con playas y ciudades otomanas, pero si prestas una mínima atención está lleno de huellas de una historia terrible, con los búnkeres y la paranoia de Enver Hoxa.
– Siempre viaja con cuaderno y bolígrafo.
– Es que disfruto más. Me gusta tumbarme en la playa, pero dos horas. Entonces, si voy veinte días a un sitio, me apetece conocerlo. Saciar la curiosidad y encontrarte sorpresas son placeres y de ahí surgen historias buenas para contar. Además, viajando en bici siempre es más fácil que te salgan encuentros fuera de los circuitos. Si tienes la actitud un poco abierta en el viaje y no vas sólo a tachar monumentos, con que charles con la gente van saltando historias por todas partes.
– Hace veintidós años ganó el Premio Sagitario por 'Palestina, ombligo del mundo', un lugar que vuelve a ser noticia.
– No tengo ningún conocimiento especial. Mi idea es que Hamás es uno de los grandes enemigos de los propios palestinos y que el Gobierno de Israel es una especie de pirómano estos últimos años.
– ¿Qué hará con los 18.000 euros del Premio?
– Ahora que me he mudado, tengo ganas de comprar un buen mueble-librería. Vi que Txani Rodríguez tenía uno maravilloso y le pregunté dónde lo había comprado. Me contó que era un poco caro, pero que lo pagó con la dotación económica de su Premio Euskadi. Y me acaba de escribir diciéndome que ya tengo para el mío. Quiero comprar uno elegante y grande para el salón de la nueva casa. El resto, no lo sé. Sólo gasto en viajes, libros y poco más. Y en comprar tiempo que me permita evitar encargos que no me apetecen y escribir tranquilo los siguientes trabajos.
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