Las librerías apuestan por pasar página
Libreros y clientes encaran con ilusión la nueva etapa y se conjuran para que los dos últimos meses queden reducidos a un mal recuerdo
Un hermoso ramo de flores frescas daba ayer la bienvenida a los clientes que entraban a la librería Donosti. «Lo de traer flores a ... la librería es una tradición que introdujo nuestra madre y en un día tan especial como hoy no podía faltar», sonreían los hermanos Andoni y Santi Azurmendi detrás de sus mascarillas. «Lo primero que ha dicho una clienta cuando ha pasado a primera hora a saludarnos es 'vuelve a haber flores en la librería Donosti' y escucharle ha sido como una inyección de moral, de alguna forma nos hemos venido arriba después de estos dos meses de tanta tristeza», coincidían los dos hermanos.
En el primer día de 'normalidad' de las librerías guipuzcoanas se percibía mucha ilusión por la nueva etapa que se abre después de dos meses de forzosa inactividad y, sobre todo, unas enormes ganas de pasar página. «Es el momento de mirar hacia delante, esperamos que todas estas semanas de confinamiento pasen a ser dentro de poco un mal recuerdo y que retomemos con la mayor rapidez posible nuestra vida de antes», apuntaba Ana Tápiz, en la librería Elkar (antigua librería Ramos) de la calle Bergara. Las sensaciones en las primeras horas de la reapertura no eran malas. «Al abrir teníamos incluso a un grupito de clientes esperando, nos ha hecho mucha ilusión, confiamos en que a medida que pasen los días esto se vaya normalizando», insistía la librera sin abandonar la sonrisa que se adivinaba detrás de la mascarilla.
Como es lógico después de un parón semejante, las librerías irán poniendo poco a poco a punto su maquinaria. «Estamos aún con las mismas existencias que teníamos cuando tuvimos que cerrar la tienda», indicaba Elena Latierro en Lagun. En la emblemática librería donostiarra se respiraba un ambiente de cautela ante el nuevo escenario que se abre tras el confinamiento. «Habrá que ir viendo cómo van las cosas, de momento la respuesta de los clientes ha sido muy buena y hemos tenido una mañana prometedora en lo que se refiere a las ventas». Como en el resto de las librerías, en Lagun se prevén jornadas de zafarrancho por la llegada de las novedades editoriales que se han acumulado a lo largo de los dos meses de cierre. «Hay que hacer sitio para acoger las cajas con los pedidos y luego ordenarlo todo», se despedía la librera con un indisimulado gesto de satisfacción por recuperar las rutinas tanto tiempo abandonadas.
Como tantos otros comerciantes que volvieron ayer a sus negocios, los libreros intentaban familiarizarse con la logística asociada a la prevención de la enfermedad: mascarillas, guantes, botellas de hidrogel desinfectante, mamparas de metacrilato... «La mascarilla es una dificultad añadida porque el rostro pierde expresividad y es más complicado interpretar lo que quiere el cliente», reflexionaba Esther Moyua, acostumbrada a intuir a golpe de vista las preferencias literarias de los lectores desde el mostrador de Hontza. En algunas librerías como Lagun se aconsejaba a los clientes que no tocasen los libros por razones de seguridad. «Preferimos que nos digan el libro que les pueda interesar y nosotras se lo acercamos después para que lo vea», contaba Elena Latierro.
El rito de tocar
En otras, sin embargo, se podía ojear los ejemplares siempre que el cliente se hubiese desinfectado antes las manos con un chorro de hidrogel y se hubiese colocado unos guantes. «Es que lo de tocar los libros y ojearlos antes de pasar por caja es casi un rito para muchos aficionados a la literatura», justificaba Ana Tápiz. Las pautas tampoco son las mismas en lo que se refiere a los horarios. En Donosti y Elkar, por ejemplo, abren casi como cualquier jornada normal mientras que Idatz y Hontza solo lo hacen por las mañanas. «Es que por las tardes no se ve un alma en las calles, sobre todo en un día como el que nos ha tocado hoy», decía María Pagalday, de la librería Idatz, dirigiendo la vista a la lluvia que empapaba en ese momento el pavimento de la plaza del Buen Pastor.
La encargada de la librería reconocía que carecía de elementos suficientes de juicio para ilustrar sobre las preferencias literarias de sus clientes a lo largo de la cuarentena. «Durante el confinamiento hemos trabajado atendiendo algunos encargos puntuales pero nuestro volumen de ventas no es bastante para sacar una conclusión. Trabajamos con libros relacionados con la Iglesia y la mayoría de los pedidos que hemos recibido en ese tiempo tienen que ver con ese campo, son muy especializados».
Una jornada tan atípica como la de ayer no es suficiente para detectar tendencias, pero la experiencia de la semana anterior puede arrojar algo de luz al respecto. En la librería Donosti, que empezó a trabajar el día 4 con cita previa, constatan que la mayor disponibilidad de tiempo asociada al parón laboral que se ha registrado en muchos hogares ha traído consigo una recuperación de los clásicos. «Ha habido clientes que han aprovechado el parón de novedades editoriales para echar la vista atrás y recuperar lecturas que tenían pendientes, fuesen los clásicos rusos o el 'Madame Bovary' de Flaubert», cuenta Andoni Azurmendi.
También ha habido mucha demanda de literatura de entretenimiento con el propósito de evadirse de la incertidumbre y la tristeza que han planeado durante los dos últimos meses por todos los hogares. «Lo que sí ha quedado claro es que el libro se ha revelado un soporte fundamental durante el confinamiento para muchísima gente», reflexionaba Azurmendi, crítico con la decisión de los dirigentes políticos de no considerar la cultura algo esencial. El librero, no obstante, se mostraba partidario de echar la vista al frente sin remover el barro del pasado. «Siempre he sido optimista y quiero pensar que todo esto va a ser muy pronto solo un mal recuerdo».
Bibliotecas, museos y locales culturales deben seguir cerrados en Euskadi
El Gobierno Vasco mantiene la prohibición de abrir museos, bibliotecas y locales y establecimientos que organicen actividades culturales, pese a que en la fase 1 sí está contemplada su apertura en el resto de comunidades.
El Ejecutivo vasco ha restringido la apertura en estos equipamientos y locales que sí autoriza el Ejecutivo central, conforme a su protocolo para la desescalada. De hecho, en el resto de las comunidades que se encuentran en la fase uno, la reapertura es factible bajo algunas condiciones. Los museos y bibliotecas pueden abrir con la única limitación de su a un tercio de su capacidad.
Asimismo, también se autorizan los actos y espectáculos culturales de menos de 30 personas en lugares cerrados, donde el aforo también se acota a un tercio. En el caso de actos y espectáculos organizados al aire libre con menos de 200 personas, estas deberán estar sentadas y mantener la distancia de seguridad. Además la fase 1 también autoriza en el resto de comunidades que se puedan reanudar los rodajes de películas y series televisivas que se interrumpieron con la declaración del estado de alarma.
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