Contrarios y solidarios: artistas alemanes y franceses en el Guggenheim
El museo acoge la colección de la Kunsthalle de Bremen, con obras desde el siglo XIX, que revela la lucha las visiones nacional y universal del arte
IÑAKI ESTEBAN
Jueves, 24 de octubre 2019, 17:02
A los pintores alemanes del siglo XIX, les encantaban las elevaciones rocosas y los cielos encapotados; a los franceses, la luz de los ... campos y los mares tranquilos. Eran vecinos, pero los germanos ponían su alma al borde del abismo y los otros, por atormentados que estuvieran, siempre le hacían un hueco a la 'joie de vivre', a la alegría de vivir.
Los caracteres nacionales siempre son una simplificación por lo general engañosa, pero en el caso del arte del siglo XIX funciona hasta cierto punto, como lo demuestra el Guggenheim en su exposición con 160 obras de la Kunsthalle de Bremen, de los 1.500 que posee su colección, sin contar las 200.000 en papel. Nació en 1849 por la iniciativa de aficionados y artistas y su primer director, Gustav Pauli, intentó mostrar el arte de ambos lados de la frontera, para mostrar sus vínculos pero también la competencia entre identidades que existió entre ellos.
Así consiguió sentar las bases de una colección en la que figura el estremecedor Caspar David Friedrich y el luminoso Camille Pissarro. En el conjunto de la muestra también se revela los momentos en que cada país fue más fuerte, caso de los franceses en el impresionismo con Monet y Cézanne y del expresionismo alemán de Max Beckmann y Otto Dix.
La muestra está comisariada por Petra Joos y el director de la Kunsthalle de Bremen, Christoph Grunenberg, que explicó los orígenes de esta institución en los deseos de ilustración de los comerciantes y dueños de los astilleros de la ciudad alemana.
Desde entonces sigue su tradición de independencia respecto a financiación de sus actividades sigue intacta, y ahora ha organizado esta exposición con el Guggenheim porque está en obras.
La pugna entre las visiones nacionalista, que rechazaban a los pintores de otras nacionalidades a pesar de que casi todos ellos se habían formado en Roma, y aperturista se concretó en la compra de 'Campo de amapolas' de Van Gogh en 1911. Unos lo consideraron una frente al arte alemán y otros la prueba de que la creación artística no tiene fronteras. Costó 30.000 marcos, reunidos de fuentes privadas, «una cantidad considerable entonces con la que se podía comprar una bonita casa en Bremen», destacó Grunenberg.
El pintor había terminado la obra en 1889, un año antes de su muerte. Estaba encerrado en un psiquiátrico, en el que le consideraban un sujeto peligroso. Pidió unos lienzos a su hermano Theo y pintó un paisaje en el que los verdes y los rojos componen un festín cromático, y en el que le dio la vuelta al punto de vista. En vez de pintar el paisaje y su montículo hacia arriba, se puso imaginariamente en la cumbre y pintó la perspectiva cuesta abajo.
Entrada gratuita este fin de semana
El Museo Guggenheim Bilbao celebrará su 22 aniversario con un fin de semana de apertura gratuita este sábado 26 y el domingo 27. Por otra parte, el domingo acogerá la tercera edición del encuentro internacional de dibujo, en el que los participantes dibujarán la parte de la arquitectura del Museo que más les guste
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